Todas las muertes de Federico García Lorca

Decía Gerardo Diego que la Generación del 27 era poco más que «un grupo de amigos» que se reunía a menudo. Sin embargo, la amistad no estuvo siempre en el centro de la unión entre Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Emilio Prados, Dámaso Alonso, Rafael Alberti, Luis Cernuda y Manuel Altolaguirre. Así lo cree Manuel Bernal, que en 2011 publicó La invención de la Generación del 27. La verdadera historia del nacimiento del grupo literario de 1927.

Entonces, Bernal defendía las diferencias dentro de la generación y la romantización e idealización de la amistad entre sus componentes. «Dentro de la Generación del 27 había celos y muchas voces distintas, y ellos eran también muy distintos entre sí. Había mucha distancia entre Dámaso Alonso y Cernuda, por ejemplo, o entre Salinas y Rafael Alberti», explica en su libro.

Nunca es fácil buscar los puntos en común de un grupo de escritores, pero para Bernal el concepto de amistad fue simplemente una estrategia de marketing, pero sí que coincide en su búsqueda de la modernidad: «Cuando años después aparecen el surrealismo y las corrientes europeas como punto innegable de modernidad, todos se adhieren a ello, aunque hubieran partido de un punto aparentemente clásico».

Ahora, el profesor, periodista y escritor (tanto de ensayos como de narrativa y poesía) publica Las muertes de Federico, donde ofrece a los lectores una serie de relatos que abarcan desde la muerte oficialmente aceptada, que lleva al poeta a una fosa común, hasta otras versiones más controvertidas.

Entre ellas, se destaca la propuesta por Manuel de Falla, que sugiere que Lorca no murió en Víznar, sino durante su cautiverio en el Gobierno Civil, tras ser maltratado. Incluso se atreve con la idea de que el poeta podría no estar muerto, sino resguardado, una teoría que vivió entre sus amigos por un tiempo.

Bernal advierte desde el inicio que la realidad y la ficción se entrelazan en este relato. En sus propias palabras: «Todo lo que se cuenta aquí tiene algo de verdad. Pero quizás todo también tenga algo de mentira». El autor reconoce la naturaleza subjetiva de la recreación histórica y la capacidad del escritor para tejer su propia versión de los hechos.

Hipótesis sobre su muerte y su presidio

«Las muertes de Federico presenta la oportunidad de adentrarse de lleno en todas las hipótesis que se han barajado sobre el presidio y la muerte de Federico García Lorca, desde la más oficial, de que fue fusilado en agosto de 1936, a aquella que cuenta que murió mientras era torturado, o esa más aventurada de que sobrevivió a todo esto y murió lejos de España», explica el autor.

El libro también aborda la desazón y la frustración de la última persona con la que Lorca mantuvo una relación amorosa, desafiando la noticia de su muerte. Además, como un conmovedor homenaje, se incluyen los textos dedicados a Lorca por sus amigos, desde Rafael Alberti hasta María Zambrano, pasando por Pedro Salinas, quien escribió: «Lo mataron; pero Federico salió vivo del crimen y ellos han salido irremisiblemente muertos. Ellos, que quisieron librarse de él, por el crimen, no se librarán jamás de su más terrible venganza, de la perduración de su sonrisa ancha campesina, de la perduración de su poesía».

Pero Las muertes de Federico no es un relato al uso, sino que –sin olvidar los hechos, los testimonios y toda la información existente sobre ellos– Manuel Bernal pone en pie, y desde diferentes puntos de vista, los momentos que pudo vivir el poeta, adentrándose en su personalidad, en sus sensaciones y en su risa, pero también en la desesperación y el dolor.

Manuel Bernal Romero, natural de Los Palacios y Villafranca, profesor, investigador y escritor, ha dedicado su carrera a explorar la Generación del 27. Entre sus publicaciones más recientes se encuentran los ensayos sobre Federico García Lorca y la concepción moderna del flamenco.