Reconstruyen la colosal estatua del emperador Constantino en Italia
La empresa española Factum Foundation ha sido la encargada de reconstruir la famosa estatua del emperador Constantino
A partir de hoy, el público romano y turistas de todo el mundo podrán admirar la estatua colosal de Constantino, primer emperador cristiano, reconstruida por una empresa española, líder en tecnología digital para la preservación y duplicación de obras de arte, la Factum Foundation creada hace exactamente 15 años por el inglés Adam Lowe.
El coloso que mide 13 metros de altura y se encuentra en lo que es hoy el Palacio Cafarelli, que fuera la embajada alemana en Roma hasta la primera guerra mundial y que se levanta sobre los cimientos del templo de Júpiter Capitolino, protector, desde su fundación, de la ciudad de Roma y del Imperio, es un falso declarado como lo fueron en su momento la cuadriga de caballos de la Basílica de San Marcos en Venecia o la estatua ecuestre de Marco Aurelio. aquí mismo en el Capitolio para resguardar los originales, amenazados por la intemperie.
La misma Factum Foundation había recreado el lienzo de las Bodas de Canaan de Pablo Veronés para reponerla en el Refectorio de la Iglesia de San Jorge el Mayor en Venecia, robada por los franceses para instalarla frente a la Gioconda, en el Museo del Louvre en París. En este coloso, vemos al emperador Constantino sentado a torso desnudo con un manto de bronce o de mármol preciado que la cae de los hombros y le cubre las piernas dejando al descubierto solo la rodilla derecha, en una posición clásica, llamada homérica, con la que se solía presentar a las divinidades o personajes imperiales (la misma por ejemplo que tiene el Moisés de Miguel Angel).
Realizado en el siglo IV de la era cristiana, en el apogeo del poderío de Constantino, el 28 de octubre del 312, tras su triunfo sobre su rival Maxencio que le dio el dominio sobre el imperio romano de Occidente y por la época del supuesto edicto de Milán que consagraba al cristianismo como religión oficial del imperio romano, el coloso se inspiró a la misma estatua de Júpiter Capitolino. Investigando sobre los fragmentos encontrados fortuitamente en 1486, entre los restos de lo que en esa época se creía que era el Templo de la Paz, mandado construir por el emperador Vespasiano entre el 71 y 75, los arqueólogos encontraron restos de barba, como correspondía a Júpiter, y que le fuera «afeitada» porque Constantino siempre fue lampiño.
El coloso fue presentado a la prensa internacional por el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, por el asesor a la cultura de la ciudad, Miguel Gotor, por el director del Museo Capitolino, Claudio Parisi Presicce, por el arqueólogo Salvatore Setttis, quien fue el que tuvo la idea de reproducirlo a medida original, apoyada por la Fundación de la estilista de moda Miuccia Prada. En efecto, el coloso fue presentado por primera vez en una exposición en Milán dedicada a «Reciclar le belleza» entre noviembre de 2022 y febrero de 2023 pero esta es la primera vez que se exhibe gratuitamente al aire libre en el sitio que originalmente se hallaba la estatua inspiradora.
Los avances tecnológicos al servicio de la historia
Cada fragmento fue escaneado con la técnica de la fotogrametría, luego modelado en 3D y colocado sobre el cuerpo digital de la estatua, creada a partir de modelos del período como el de Júpiter del Ermitage inspirado en el Zeus de Fidias que estaba en el Olimpo de Atenas, y en la de yeso del emperador Claudio que hoy ésta en el Ara Pacis de Roma. Para la reconstrucción material del coloso, se utilizó una armazón de aluminio revestida de resina y poliuretano, junto a polvo de mármol, pétalos d oro y de yeso para simular la textura del mármol y del bronce.
La idea es que la estatua permanezca en este sitio hasta por lo menos el final del Jubileo del Año Santo, enero del 2026, y tal vez pueda luego visitar otras ciudades, tanto en esta versión como en posibles múltiples copias, como ocurrirá en el 2025 cuando se instale una en Inglaterra por el sitio donde corría la muralla de Adriano, que limitaba el confín del imperio romano y que Constantino vigilaba al lado de su padre, Costancio Cloro, antes de ser proclamado emperador por sus soldados, como era muy común en las postrimerías del imperio romano.