Un día en una Roma caótica
Dimitri Tilloi-d´Ambrosi se ha arriesgado a explicar cómo era la vida cotidiana en la capital del Imperio romano desde una perspectiva poco convencional: narrar Roma a partir de una jornada de veinte y cuatro horas siguiendo los pasos de una persona por una ciudad caótica e inabarcable. 24 horas en la Roma de Nerón se lee del tirón y puede ser útil tanto para el interesado como para el lector especializado
La historia de la vida cotidiana ha buscado siempre ofrecer una lectura historiográfica diferente, que eluda las grandes narraciones para sumergirse en el día a día de las personas anónimas que han poblado el pasado. Antes de que la historia de la vida cotidiana se popularizase en los contornos de la Escuela francesa de Annales a través de una obra enciclopédica coordinada por Philippe Ariès y Georges Duby, hubo algunos cultivadores que aún no han recibido la debida atención. Probablemente el principal de estos precursores, aunque en gran medida desconocido para el público general, fue Jérôme Carcopino. En un temprano 1939 ya había dado a la imprenta su La vie quotidienne à Rome à l’apogée de l’Empire. Su participación en el gobierno de Vichy le llevó a ser investigado y solamente pudo ser reintegrado en sus puestos académicos en 1951. En cualquier caso, esta obra abrió un nuevo campo en el estudio de la Roma antigua que no se debe olvidar.
Ahora Dimitri Tilloi-d´Ambrosi se ha arriesgado a explicar cómo era la vida cotidiana en la capital del Imperio romano desde una perspectiva poco convencional: narrar Roma a partir de una jornada de veinte y cuatro horas siguiendo los pasos de uno de sus habitantes por una ciudad inabarcable y caótica. La tarea no era sencilla, pero las fuentes escritas, la arqueología, la numismática y la epigrafía ofrecen la posibilidad de presentar este mundo tan cercano como lejano. Porque Roma se ha convertido en un lugar común que nos resulta familiar pese a la distancia temporal. Tilloi-d´Ambrosi elige para este caminar a un personaje histórico, el liberto imperial Aniceto, y un año, el 62 después de Cristo. El protagonista fue una persona muy cercana a Nerón. Es más, jugó un papel esencial en la eliminación física de la madre del emperador, Agripina, o en el falso testimonio que ayudó a desterrar a su mujer, Octavia, para darle vía libre en su relación con Popea Sabina. Rico y poderoso, Aniceto se movió entre mundos por lo que es un guía perfecto para conocer la vida en la corte o en los barrios más populares.
Crítica Barcelona, 2024, 192 págs.
24 horas en la Roma de Nerón
Tilloi-d´Ambrosi nos muestra los entresijos del palacio imperial, que todavía no era un edificio monumental ni se diferenciaba demasiado de las otras residencias de la aristocracia. Son nuevos tiempos y Nerón se protege de sus enemigos con una cohorte pretoriana que le protege. Son años también de intensa represión política. Seguimos a Aniceto por unas calles repletas de personas y de carros comerciales que traen alimentos a la ciudad. Roma se ha convertido en un inmenso mercado. No son pocos los que critican esta omnipresencia de puestos por casi cualquier lugar de la capital. El ambiente es ruidoso y los malos olores de las letrinas públicas y de la suciedad lo invaden todo.
Las desigualdades sociales y económicas son evidentes para cualquier observador. Aniceto nos acompaña a Subura, el barrio de la prostitución, un fenómeno que es aceptado como un mal menor para regular la vida sexual de los romanos. Estas páginas, además, nos aproximan a la pluralidad de opciones religiosas y mágicas de las que hacían uso los romanos. Los rituales eran tan variopintos como habituales. Los emperadores instrumentalizaban el universo de la religión para defender sus intereses. Nerón no fue una excepción. Y es que, poco a poco, este emperador se convierte en el otro gran protagonista de la narración.
24 horas en la Roma de Nerón se lee del tirón y puede ser útil tanto para el interesado como para el lector especializado. En el fondo, estas veinticuatro horas no dejan de ser una radiografía de un emperador que se ha convertido en un mito. Tilloi-d´Ambrosi desecha aquellas imágenes nacidas de la propaganda antineroniana que han llegado hasta nosotros por su capacidad para generar guiones cinematográficos. El autor exculpa al emperador de la quema de Roma o constata su amplia cultura y su papel en la construcción de una Roma que pretendía ser eterna. Como se subraya al final de esta obra, Nerón es mucho más que sus excentricidades (que tampoco pueden ser negadas u ocultadas). Su proyecto fracasó, pero no se puede evaluar con brochazos y estereotipos.