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El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, el pasado miércoles en CórdobaEFE

Urtasun anuncia la creación de una oficina contra la violencia machista en el ministerio de Cultura

Con esta iniciativa, de la que aún espera «perfilar los detalles», dice el ministro que va a «afrontar el problema de manera transversal», dentro de su consigna de «que la cultura sea un espacio seguro para todas las mujeres»

La nueva oficina de Urtasun, solo una idea (de «idea» viene «ideología»), como todo lo que ha anunciado hasta el momento tendrá como objetivo «el acompañamiento a las víctimas de violencia machista y, en segundo lugar, la realización de estudios específicos para la elaboración de protocolos y recomendaciones que den respuesta a las necesidades específicas de cada sector y organismo vinculado a la cultura», con la intención de que «la cultura sea un espacio seguro para todas las mujeres».

¿Habrá una oficina de esta clase en todos los ministerios? «Aún esperamos perfilar los detalles, pero está claro que debemos afrontar el problema de manera transversal, que no haya requisitos, que sepan que el Ministerio tiene las puertas abiertas para quienes hayan sufrido todo tipo de experiencias», dicen en el ministerio. Pero, ¿y la cultura para cuando? Parece que para nunca. La línea de «trabajo» del ministro solo parece contemplar la ideología: la ideología en el arte, en la cultura, en los museos...

Pero no se sabe nada, en realidad. Solo palabras. Otro globo sonda. Y palabras ininteligibles en el lenguaje ininteligible de la nueva «cultura»: «Esta unidad pretende responder a la necesidad de combatir las violencias machistas desde las especificidades concretas del sector cultural y sus distintos ámbitos», donde «trabajar con un enfoque multidisciplinar, en acuerdo con las profesionales de la cultura y contando, también, con las asociaciones feministas integrantes del Observatorio de Igualdad de Género en el ámbito de la Cultura, personas expertas en materia de prevención de dichas violencias, y con la asesoría de otras experiencias de éxito ya implementadas», según informa El País.

No hay cultura sino política, activismo. Lo de siempre, lo previsto, el sectarismo que tendrá su hueco en la gala de los Goya, preparada por el Gobierno con el encuentro de Sánchez y miembros de la Academia del cine, quien ya dijo que en el evento se hará denuncia del machismo. Ni una gala cultural sin su motivación ideológica. También resulta sintomático que esta idea del ministerio provenga de la oficina de la Academia del cine catalán, que cuenta con el apoyo del Área de Derechos Sociales, Justicia Global, Feminismo y LGTBI del Ayuntamiento de Barcelona y del Área de Igualdad y Sostenibilidad Social de la Diputación de Barcelona, como el ministerio pretende contar con el apoyo del ministerio de Igualdad.