La mexicana Amanda de la Garza, la elegida por el Reina Sofía para codirigir la descolonización del Museo
El director de la pinacoteca madrileña, Manuel Segade, anunció su nombramiento el pasado miércoles, durante la presentación de la programación de 2024
La comisaria e historiadora del arte mexicana Amanda de la Garza ha sido la elegida como lugarteniente casi plenipotenciaria de Manuel Segade, responsable máximo del Reina Sofía. El mismo director anunció su nombramiento durante la presentación del programa para 2024 de la pinacoteca madrileña. De la Garza, escogida entre 52 aspirantes en un proceso de selección que comenzó el 28 de noviembre, era directora general de Artes Visuales y del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) de la UNAM, en el México descolonizador de López Obrador.
Antes, ya había sido comisaria, desde 2012, de la misma institución. Experta en arte moderno y contemporáneo, apoderada de más de 30 exposiciones, según indica la breve semblanza difundida por su nuevo empleador. Ser miembro de la junta directiva de CIMAM (el Comité Internacional de Museos y Colecciones de Arte Moderno, organización Afiliada al ICOM, el Consejo Internacional de Museos, donde también figura como directiva), cuya misión es reconocer y respetar «la contribución de los museos, colecciones y archivos de arte moderno y contemporáneo al bienestar cultural, social y económico de la sociedad», quizá haya tenido algo que ver en su designación como valor añadido.
Política e ideología
Una plaza convocada sin apenas requisitos, salvo una titulación universitaria y una experiencia mínima de ocho años en instituciones relacionadas. El perfil de De la Garza parece el complemento perfecto para las intenciones de Segade, quien en la presentación de la nueva temporada aludió a la descolonización en el arte como algo «ineludible», un proyecto ya comenzado en el período del anterior director de la institución, Manuel Borja-Villel, quién seguirá siendo protagonista en la programación como comisario, todo un adalid, casi furibundo de esa descolonización misteriosa e insistente que en España no existió pues nunca tuvo colonias.
El ministro de Cultura se ha hecho notable eco de esta moda contemporánea museística, que tiene mucho de política e ideología y no mucho del arte que siempre epató, pero no de este modo, digamos vulgar. Unos cayucos fabricados por los terroristas del Ejército Zapatista de Liberación, próximo a ETA, resultan sangrantes respecto al epatar de los rechazados impresionistas en el XIX. Parece que la descolonización falsa es la colonización verdadera del indigenismo, una suerte de (o sin suerte) de restitución social que traspasa las fronteras del arte para que no vuelva a ser lo que fue.
«Estándares éticos apropiados»
Las colecciones permanentes de los grandes museos parecen dinosaurios casi extinguidos con estas nuevas conquistas de la «performance» y otras expresiones alejadas de la pintura, de la escultura, de la arquitectura o de la tauromaquia o incluso frontalmente enfrentadas a ellas, en una ruptura esencial. De la Garza, por supuesto, apuntala esa idea. El CIMAM, del que es directiva, «fomenta la investigación científica relacionada con el campo de los museos de arte moderno y contemporáneo para inspirar a los profesionales con las mejores prácticas en el campo y garantizar que se establezcan y cumplan estándares éticos y profesionales apropiados».
¿Es esto arte, política artística o adoctrinamiento desde el arte? En el MUAC De la Garza ya apuntaba a objetivos como incluir entre los centros culturales de referencia en Ciudad de México a aquellos a los que el «canon patriarcal» había «dejado fuera». La nueva subdirectora artística del Reina Sofía dice ser ex socióloga, pero no lo parece a decir de estas pretensiones y de otras en su anterior puesto, como pensar desde el MUAC en «la sostenibilidad ligada al medioambiente, a la lucha en contra de la desigualdad y a la justicia social».
Indigenismo por doquier
No la práctica del óleo sino la práctica del bordado como modernidad. Los museos no como lugares para contemplar obras de arte sino como «lugares donde se piensa el arte en sus propios términos y más allá de sus fronteras», por ejemplo desterrando «las violencias contra las mujeres». Proyectos como la «digitalidad» y «procesos de ciudadanización», exposiciones como Desaprender lo moderno. Arte e indigeneidad en América Latina, el mundo indígena por doquier y el mismo y nuevo lenguaje del arte que se usa en el Reina Sofía.