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Miguel Ángel Perera, a hombros por la Puerta del príncipe de Sevilla

Miguel Ángel Perera, a hombros por la Puerta del príncipe de SevillaEFE

Perera, Puerta del Príncipe

Buena corrida del Parralejo, premiada con una vuelta al ruedo

Otra tarde feliz, en la Maestranza: Miguel Ángel Perera corta tres orejas y abre la Puerta del Príncipe. También corta un trofeo Borja Jiménez, en una noble corrida del Parralejo. Se premia con la vuelta al ruedo al cuarto toro.

Cada mañana, al pasar por delante, Juncal (Paco Rabal) saludaba a su templo, quitándose el sombrero: «Buenos días, mi reina. ¿Has descansao bien? Y yo me alegro». Jaime de Armiñán era escritor de teatro, guionista y director de cine, hombre inteligente y bondadoso; y, quizá por encima de todo, bienvenidista. Lo había heredado de su padre, Luis, que escribió la Vida y muerte de un matador de toros. El Papa Negro. De él recoge muchas anécdotas increíbles y frases ingeniosas Juncal, el protagonista de la mejor serie taurina nunca filmada. También colaboró en el guion de dos excelentes películas de toros, dirigidas por José María Forqué, La becerrada y Yo he visto la muerte. Para él, ser bienvenidista sobrepasaba la afición taurina: era una filosofía, una escuela de vida.

Paco Ureña, con el primero de su lote

Paco Ureña, con el primero de su loteEFE

Con el recuerdo de mi amigo Jaime de Armiñán acudo a la Maestranza. También, con la alegría de haber visto, el martes, los toros de Santiago Domecq: ¡qué belleza la de un toro bravo, ese hermosísimo animal que los antitaurinos desearían que desapareciera de la faz de la tierra! Sin llegar a esa cumbre, difícil de igualar, las reses del Parralejo propician una muy agradable tarde.

Miguel Ángel Perera cumple ahora su vigésima temporada como matador de toros. No ha disminuido su entrega ni su ilusión. Ha incorporado ahora a su equipo al prestigioso Diego Robles. Es diestro poderoso, mandón, más valorado quizá por los profesionales que por el gran público. Ha abierto seis veces la Puerta Grande de Las Ventas: ahora mismo, es el diestro en activo que más veces lo ha logrado. El primer toro da pobre juego en los primeros tercios pero Miguel Ángel se dobla bien, lo mete en la muleta. El toro saca casta, va a más, y el diestro, muy poderoso, hace una faena de mérito. Mi única pega: prolonga, como suele, con un arrimón. Una vez que había dominado al toro, la faena estaba hecha. Mata con decisión: oreja.

En el cuarto, noble, justo de fuerzas, sale a por todas, se le ve sobrado. Enlaza ocho muletazos de rodillas en el centro del ruedo. Dando mucha distancia, torea a placer, muy lento, se enrosca el toro a la cintura, en el mismo platillo. Baja un poco la faena por la izquierda, porque el toro saca genio, pero remonta de nuevo en los derechazos a cámara lenta. Las ajustadas bernadinas y una estocada de rápido efecto ponen en sus manos las dos orejas y la salida a hombros por la Puerta del Príncipe.

Dentro de las dificultades que han acompañado a toda su carrera, Paco Ureña vive ahora un momento feliz, por un doble motivo: salió bien su apuesta de matar seis toros en la reapertura de la Plaza de Lorca, su pueblo, y realizó la mejor faena, sin duda, en la Feria de Fallas. Esta tarde, no tiene tanta fortuna. El segundo tiene casta y movilidad; acude galopando, en cuanto ve al caballo. La faena, brindada a Álvaro Domecq, alcanza su cumbre en unos naturales de categoría, citando de frente, dando el pecho, pero el toro tarda en cuadrar . Mata con decisión pero todo queda en petición de oreja: hace años, hubiera dado la vuelta al ruedo, ese premio que, por desgracia, casi está desapareciendo.

Borja Jiménez, con la muleta

Borja Jiménez, con el capoteEFE

En el quinto, saluda en banderillas Agustín de Espartinas. El toro embiste un poco rebrincadito, tropieza la muleta y el trasteo no acaba de remontar.

La tarde memorable de los Victorinos, en la pasada Feria de Otoño, le abrió la puerta de las grandes Ferias a Borja Jiménez. En los carteles de Sevilla, este año, se le ha dado trato de primera figura. Esta tarde no regatea entrega, interviene en todos los quites y se gana al público. Cuando va a brindar el tercero, el toro se arranca y, sin inmutarse, enlaza tres naturales. Logra muletazos mandones, aunque le falta toro para redondear la faena. Una estocada de rápido efecto le permite cortar un trofeo.

Sale a por todas en el sexto: va a porta gayola, enlaza verónicas vibrantes y chicuelinas. Apenas ve al caballo, el toro se arranca hacia él, se luce Alberto Sandoval. La res es incierta: el comienzo de faena, haciendo el poste, por alto, es vistoso pero no me parece lo más adecuado. Mejores son los ayudados por bajo. Con habilidad, le va sacando muletazos; lo mejor, los naturales de frente, uno a uno, pero no tiene toro para redondear la faena. La afición sevillana le espera.

Miguel Ángel Perera, triunfador en Sevilla

Miguel Ángel Perera, triunfador en SevillaEFE

Sale a hombros por la Puerta del Príncipe Miguel Ángel Perera: un justo premio a su dorada madurez. ¡Enhorabuena!

El toro premiado con la vuelta al ruedo se llamaba «Oloroso»: su embestida era tan suave y sabrosa como los vinos olorosos de Jerez, que ya encantaban a Shakespeare. Lo proclama Falstaff: «Si mil hijos tuviera, el primer principio que le enseñaría sería abjurar de toda bebida insípida y dedicarse al vino de Jerez». Debemos hacer caso a Shakespeare.

Después de una extraordinaria corrida de Santiago Domecq, hemos visto una Puerta del Príncipe y la vuelta al ruedo a un toro: ¿se puede pedir más? Juncal –y Jaime de Armiñán– hubieran disfrutado, sin duda. Con guasa, me dice un vecino: «Urtasun, ese Ministro que nos llama torturadores , nos está trayendo suerte». La sabiduría sevillana.

FICHA

  • SEVILLA, miércoles 10 de abril. Dos tercios de entrada. Toros del Parralejo, nobles, en general; alguno, justo de fuerzas. Se premia con la vuelta al ruedo al cuarto.
  • MIGUEL ÁNGEL PERERA, de verde y azabache, buena estocada (oreja). En el cuarto, estocada (dos orejas. Sale a hombros por la Puerta del Príncipe).
  • PACO UREÑA, de grana y oro, buena estocada (petición y saludos). En el quinto, estocada (silencio).
  • BORJA JIMÉNEZ, de gris perla y oro, estocada desprendida (oreja). En el sexto, estocada (ovación de despedida).
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