Samuel Navalón ve claro el toreo
Pierde la oreja por la espada pero deja una excelente impresión
Interesarse por las novilladas es señal clara de ser buen aficionado; acudir a la Plaza sólo cuando torean los diestros populares –sobre todo, si han aparecido en televisión, por la razón que sea– es propio del gran público. Por eso, recibo con interés este cartel, con tres novilleros que debutan en Las Ventas. Celebro que la entrada sea buena, en una tarde plomiza, con mucho viento (el habitual visitante) y, al final, el agua.
La ganadería madrileña de Montealto, de encaste Domecq, se ha especializado en las novilladas, en las que ha obtenido notables éxitos. Los de esta tarde, muy en el tipo del Ventorrillo, han dado juego variado: destacan claramente 3º y 5º. Con estilos diferentes, los tres novilleros muestran ganas de agradar; para mi gusto, destaca claramente el tercero, Samuel Navalón.
Diego Bastos, de Constantina (Sevilla), tiene 21 años y ha logrado ya algunos triunfos. El mes pasado, lidió en su pueblo natal seis novillos e indultó uno, de Guadaira. (No debe confundírsele con el portugués Tomás Bastos, al que apodera Cristina Sánchez). Le aconseja el matador utrerano Luis Vilches.
El primer novillo sólo cumple en el caballo. Embiste con sosería. Luce Diego buenas maneras clásicas pero le falta el mando y surge el desarme final. Mata a la segunda: aplauden al toro porque cae yendo hacia los medios, un indicio de bravura.
El cuarto embiste irregular, casi arrolla al diestro. El trasteo es correcto pero tiene escaso eco. Mata con decisión. Apunta Diego Bastos buen estilo pero, para triunfar en Las Ventas, hace falta más.
La misma edad que él tiene Nek Romero, de nombre insólito, para un torero, que se apellida en realidad Pérez García. Ha triunfado en Valencia, muy apoyado por sus paisanos de Algemesí, una tierra de gran tradición taurina. Tomará la alternativa en Valencia el 9 de octubre, en la corrida en la que se despedirá Enrique Ponce: un ejemplo claro de que la cultura –incluida la taurina– supone la entrega de la antorcha, como se ve en el monumento situado delante de la Facultad de Medicina, en la Ciudad Universitaria madrileña. Lo apodera Santiago López, un reconocido maestro.
El segundo protesta en el caballo, espera en banderillas. A pesar del viento, el joven valenciano se entrega, con decisión, bajando mucho la mano. El desarme final desluce el trasteo. Mata sin cruzar, quedándose en la cara.
Recibe con dos verónicas de rodillas al quinto, astifino: tiene mérito, sin duda, pero conviene lidiar, antes de esos alardes. Lo pican trasero, se luce en banderillas del Pozo, el novillo va a mejor. Comienza Nek con muletazos a pies juntos, por alto, y dos cambiados por la espalda, en tablas: algo que me parece temerario. Está ligando muletazos de mano baja por la derecha cuando se desata la anunciada tormenta. Mata con salto, volcándose, recibiendo un pitonazo. Su entrega es innegable pero ha de atender más a la lidia.
Un año menos que sus compañeros tiene Samuel Navalón pero ya ha triunfado en el Bolsín Taurino de Ciudad Rodrigo y en el Certamen Km.0 de Vista Alegre. Aunque nació en Ayora, un pueblo valenciano, creo que pertenece a la escuela manchega, con Dámaso González como gran referente.
Recibe con buenas verónicas al tercero, noble y bravo; se muestra muy suelto con el capote. Con la muleta, muy fácil, un poco acelerado (pecado lógico de juventud). Dándole distancia, corre la mano con mando y temple. El novillo ha ido a más. Logra naturales largos; liga también en corto. La gente entra más en la faena con las bernadinas finales (lo que a mí menos me gusta). La estocada queda trasera y desprendida: hay fuerte petición, no atendida por el Presidente, que escucha una bronca, y da la vuelta al ruedo. Para mí, la faena sí merecía el trofeo; la estocada, no.
Acude a porta gayola en el sexto, que sale suelto, se va del caballo. Para banderillearlo, se suceden demasiados lances y pasadas: una mala lidia. Brinda al ganadero Nazario Ibáñez. Samuel manda mucho, aguanta arreones, traga, en una faena imperfecta pero que demuestra su notable capacidad. De nuevo valoran más el arrimón final, lo más vistoso. Mata muy mal.
Mi impresión es evidente: Samuel Navalón ve claro al toro y maneja con facilidad y soltura los trastos. Habiendo toreado tan poco, tener ya esas cualidades parece garantía de su futuro, como torero.
Al final, bajo el agua, he recordado la preciosa canción de Burt Bacharach, en Dos hombres y un destino: «Gotas de lluvia continúan cayendo sobre mi cabeza». Y una de sus frases, que puede repetir Samuel Navalón, si sigue por este camino: «No pasará mucho tiempo sin que la felicidad venga a saludarme». Pero tiene que pulir su estilo y mejorar mucho en la suerte suprema.
POSTDATA. La Agrupación Nacional de Empresarios Taurinos acaba de publicar un informe, referido a la última temporada, 2023 (no a la de 2021, como los datos que torticeramente daba el ministro Urtasun, recogidos en un período en el que, por el Covid, se habían suprimido todas las grandes Ferias). El número total de festejos taurinos fue 20.821; es decir, 5,48 % más que en 2019. De ellos, fueron festejos populares 19.254. Se celebraron en 2.034 municipios (el 77 % de ellos, de menos de 5.000 habitantes). Conclusión: más de 22 millones de personas han podido tener contacto directo con la Tauromaquia, en una temporada, en los lugares donde viven. Eso demuestra inequívocamente la vitalidad y el arraigo popular de una Fiesta que Urtasun, su gran conocedor, considera en declive y el sutil Óscar Puente, irrelevante.
FICHA
- Madrid. Feria de San Isidro. Martes 14 de mayo. Novillada con picadores. Tres cuartos de entrada. Novillos de Montealto, de juego variado; destacan 3º y 5º.
- DIEGO BASTOS, de azul y azabache, pinchazo y estocada (silencio). En el cuarto, buena estocada (silencio).
- NEK ROMERO, de negro y oro, pinchazo, pinchazo hondo y dos descabellos (aviso, silencio). En el quinto, estocada (saludos).
- SAMUEL NAVALÓN, de corinto y oro, estocada trasera, desprendida (fuerte petición, bronca al Presidente y vuelta al ruedo). En el sexto, tres pinchazos, estocada trasera y tres descabellos (dos avisos, silencio).