Fundado en 1910

20 de septiembre de 2024

Un momento de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París

Un momento de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de ParísEFE

La izquierda trata de identificar el malestar por la ceremonia de los Juegos con la «extrema derecha»

Cada vez más personas de toda ideología y religión están manifestando su rechazo al espectáculo de Thomas Jolly

Un ejemplo de que la maquinaria «woke» no se detiene son las reacciones de la izquierda y de los medios de izquierda a las críticas y denuncias por faltar al respeto a los cristianos en la ceremonia de inauguración de los Juegos. Ninguno de ellos se hace eco de la ofensa a millones de cristianos ni, por supuesto, al rechazo de los no cristianos, lo cual es aún más notable.

El abanico de los que no les han gustado determinados momentos del espectáculo se abre cada vez más. Mientras la izquierda magnifica la grandiosidad de la idea de Jolly, van apareciendo voces discordantes con esa impresión que se pretende generalizar, ocultando el impacto de la polémica: para algunos blasfemia, para otros ofensa, para otros falta de respeto, para otros inoportunidad y para otros lo innecesario: las distintas gradaciones del rechazo que echan abajo la identificación del mismo con la «extrema derecha».

Siempre la misma táctica «woke». Como le decía Vito Corleone a su hijo Michael en El Padrino: «Quién te hable de tener una reunión, ese es el traidor», podría decirse aquí: «Quien hable de 'extrema derecha', ese es el 'woke'». La «extrema derecha» como comodín y consigna de la izquierda para todo, también para pasar el escollo de una ceremonia impropia del evento que representa.

Que Matteo Salvini dijera: «Inaugurar los Juegos Olímpicos insultando a miles de millones de cristianos en el mundo fue verdaderamente un mal comienzo, queridos franceses», está siendo utilizado por la izquierda y sus medios para clasificar la denuncia como propia de reductos ajenos a una «sociedad válida» de la que no forma parte, según el «progresismo», la «extrema derecha».

Tampoco políticos del partido de Giorgia Meloni, también sacados por estos medios, como Tommaso Foti, líder del partido de la presidenta italiana en el Senado, quien afirmó que la representación «es el crepúsculo de Occidente. No se sabía si era necesario poner esas escenas blasfemas en vez de atletas en el centro del evento», compartió en sus redes sociales.

En un mensaje en X, Foti escribió: Más que celebrar un atardecer parisino, la inauguración de los Juegos Olímpicos ofreció, entre imágenes kitsch y actuaciones inaceptables, el atardecer de Occidente. Lo cierto es que no recordamos una inauguración tan poco atractiva y tan miserablemente relegada a un vodevil blasfemo".

Estas y otras declaraciones de líderes políticos de derecha, considerados de «extrema derecha» por una izquierda que, según ella, nunca es extrema, son las excusas que están apareciendo para intentar, una vez más, darle la vuelta al relato para justificar lo que se necesite, en este caso la ofensa a los cristianos, a la Historia y a los valores tradicionales de Occidente.

Las críticas de Mélenchon

Unos valores que no solo defienden los políticos calificados por la izquierda como de «extrema derecha», sino por millones de personas en el mundo, cristianas y no cristianas, que con su postura rebaten el sectarismo de quienes necesitan encasillar para establecer sus teorías. Una teoría, la de la reducción de la polémica a las quejas de la «extrema derecha», que ha hecho saltar por los aires el líder de la izquierda radical francesa, Jean-Lúc Mélenchon, quien se preguntaba en X:

«¿Por qué arriesgarse a herir a los creyentes? ¡Incluso cuando seamos anticlericales! Esa noche estábamos hablando con el mundo. Entre los mil millones de cristianos que hay en el mundo, ¿cuántas personas valientes y honestas a quienes la fe les ayuda a vivir y saben participar en la vida de todos, sin molestar a nadie?». Duro escollo esta vez para extender la confusión «woke».

Comentarios
tracking