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19 de septiembre de 2024

La rendición de Granada (1882) de Francisco Pradilla

La rendición de Granada (1882) de Francisco Pradilla

La izquierda que apunta a la Hispanidad la toma ahora contra la Reconquista como «bandera de la derecha»

También se refiere a ella como «hito fundacional del nacionalismo español», el revisionismo que no cesa justificado en un puñado de ensayos que hablan en términos tan manidos y políticos como «repensar»

No hay nada mejor para echar abajo la Historia, en este caso la de España, que volar sus cimientos más sólidos. Es esta una tarea en la que parece que van colocándose ciertos sectores de la izquierda actual, tan revisionista, mayormente procedente sus anhelos de los separatismos y sus nuevos y flamantes poderes logrados gracias a los pactos de Gobierno. Una amalgama ahistórica empieza a formarse de modo propio y también como respuesta a la profusión de libros históricos que cuentan la Historia y no la ideología.

Contaminar la Historia

Precisamente así empieza un artículo en Babelia, cuando expone una serie de hechos y períodos incontrovertibles que califica como «Historia», hasta que llega a otro período incontrovertible, la Reconquista, que califica como «ideología». La cosa es un poco silogismo, pero en vez de solo dos premisas añade varias más (por hacer peso, se supone) para llegar a la conclusión que se propone, la cual, en realidad, no es ninguna conclusión sino el mismísimo y larguísimo titular: La Reconquista y Covadonga, cuando los mitos contaminan la historia. Los expertos debaten en varios ensayos sobre los hitos fundacionales del nacionalismo español, bandera tradicional de la derecha, en torno a la presencia musulmana en la Península.

La cuestión no es sencilla, pero tampoco tan difícil como para dejar abierto el debate, y mucho menos por ideología. En el mundo se sabe mucho del almirante Nelson y poco de Blas de Lezo: la leyenda negra haciendo su agosto durante siglos (y lo que queda), pero es una cuestión que, paralela y popularmente queda más cercana: si a un héroe moderno como Rafael Nadal se le intenta menospreciar, derribar, desde amplios sectores de la nueva izquierda y desde la superficie «popular», ¿acaso extraña que se haga también, profundizando, con la Reconquista, la misma que, por cierto, ya no se estudia en el currículo escolar?

La izquierda «sanchista» o «urtasuniana», ignorante y falaz, quiere derribar los símbolos (reales, convirtiéndolos en mitos), los pilares, para que nadie tenga donde asirse. Ni siquiera a Rafael Nadal, que pasaba por aquí circunstancialmente con su raqueta. Igual que el mundo se divide en taurinos y no taurinos, como decía Aute, el mundo también podría dividirse entre los que creen en la Reconquista y los que no, eso es lo que quieren, pero no es lo mismo. Según el revisionismo, quienes creen en ella son de derechas (a buen seguro extrema) y lo que no creen son de izquierdas (ni mucho menos extrema, sino de la buena: de la única opción válida) en una división groseramente ideológica.

Hispanidad y Reconquista

Esa izquierda habla de «contaminación» cuando se habla de Reconquista, los mismos términos que algunos representantes de esa izquierda han utilizado para referirse a Nadal como «tóxico». Curiosas coincidencias de principio ideológico y toxicológico. Pero dejemos a un lado a Nadal, que no a la «toxicidad» de los «hitos fundacionales del nacionalismo español», que casi suena como una traca valenciana. No se han leído los sesudos ensayos que promueven la idea de la Reconquista como mito, del mismo modo que los autores de los sesudos ensayos que promueven la Reconquista como mito no han debido de leer las crónicas de siglos tales como el IX, donde se puede leer que esa Reconquista mítica no era mítica, sino verídica e innegable, confesada por sus protagonistas musulmanes.

Hablan de ideología quienes la crean. La Reconquista no es ideológica, como pretenden hacer ver, sino Historia. Apuntan que Ortega y Gasset dijo en España invertebrada: «Cómo puede llamarse Reconquista a una cosa que duró ocho siglos». Esta es precisamente la premisa principal que utilizan para ideologizar sin que se note una idea como no se hace con otras, aunque tiempo al tiempo. Si ya han empezado con la Reconquista, todo período histórico que sea un obstáculo para los intereses revisionistas de izquierdas está en el punto de mira. Ya antes lo estuvo, y lo está, vaya si lo está, de forma insistente y permanente, la Hispanidad. Reconquista, Hispanidad, don Pelayo, el Cid, Hernán Cortés y hasta Nadal en el punto de mira de quienes apuestan por «abandonar términos y conceptos».

El contexto (como la Historia) es lo de menos

Sin complejos, historiadores hablan de «abandonar términos y conceptos» o «repensarlos cuando la carga que llevan consigo no permite una comprensión adecuada de las realidades a las que pretenden referirse». Esto lo dice, con ese lenguaje tan característico, la investigadora Maribel Fierro, del Centro de Ciencias Sociales y Humanas, en un libro titulado Al-Andalus. Quien tampoco ha debido de leer las crónicas del IX y de siglos posteriores (o seguramente sí, lo que es peor) cuando la idea de la Reconquista ya era una idea y ya no podía ser un mito. El mismo Ortega podría haber dicho, como dijo de la República, que sus ideas sobre la Reconquista «no eran esto», pero ya se sabe que el contexto (como la Historia) es lo de menos para quienes todo lo que no les conviene (por verdadero que sea) «contamina», o de quien habla de «repensar», por ejemplo, como tantos vulgares políticos, y no de contar la verdad.

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