¿Por qué el 'break dance' es un deporte olímpico y no la jota o el tango?
La dudosa actuación de la representante australiana en París descubrió la nueva y además sectaria modalidad que pasa por encima de otros bailes reglamentados y como tal considerados deportes
Si el John Travolta de Grease hubiera sabido que sus bailes en la película hubieran podido ser deporte olímpico no hubiera hecho el ridículo intentando practicar algún deporte «tradicional» para impresionar a Sandy. El afán de una nueva modernidad lleva a los hombres por caminos procelosos como el de considerar el break dance (breaking lo llaman en su nueva concepción deportiva) como deporte nada menos que olímpico.
La broma la contó (o la «bailó») la representante australiana en los Juegos con una dudosa actuación que sirvió para que el gran público supiera de la existencia de este nuevo deporte olímpico aún más dudoso, que además es sectario: ¿por qué el break dance es un deporte y no la jota o el tango? E igual que se mencionan la jota y el tango, se podrían mencionar también otros bailes aún más físicos e incluso técnicamente más complicados como el chachachá o el foxtrot.
Desde luego el break dance no es más duro, en el sentido deportivo, que el tango. Tampoco es más corporal que la jota o que la sardana. Otra cosa es el chotis, por ejemplo. El chotis no podría ser nunca disciplina olímpica, aunque, en realidad, ya puesto el mundo a considerar las cosas como lo que no son, también el chotis podría considerarse deporte olímpico. Si suena esperpéntico decir, por ejemplo, «ganó una medalla de oro en chotis», ¿no es tan esperpéntico decir «ganó una medalla de oro en break dance»?
Dicen que lo de incluir el break dance en los Juegos es para darle modernidad al evento y atraer al público al que no le interesan los deportes, debe de ser. Claro que el chotis o la jota no es modernidad (tampoco lo es el atletismo o la natación), pero es un baile más deporte que el breaking. Además, ya existe el baile deportivo, así llamado porque se dan competiciones, caso que se han saltado sin ninguna explicación para introducir el break dance.
Diez bailes deportivos reglamentados
No se sabe si la World Dance Sport Federation (WDSF) tiene algo que decir al respecto de este ninguneo del comité olímpico o simplemente no tiene nada que decir, mayormente por el absurdo. De hecho hay diez modalidades de baile deportivo perfectamente reglamentadas como actividades deportivas por su actividad y por la competición. El chachachá es una de ellas. También la rumba, la samba, el paso doble y el «jive». Del mismo modo que el tango, el vals (inglés y vienés), el quickstep y el foxtrot.
Ninguno de ellos es deporte olímpico, pero sí, en cambio, el break dance. ¿Tendrá algo que ver que este baile (no deporte) provenga de las comunidades negras estadounidenses en la época y en los Juegos de la diversidad, de la inclusividad, de la integración y de la apertura? La misma Raygun, la representante australiana que ha hecho conocido mundialmente el breaking olímpico, habla de su «arte» para definirlo, habla de expresarse y no de competir.
En cualquier caso el asunto resulta inevitablemente risible (por eso el breaking seguirá existiendo, pero no en Los Angeles 2028), además de por la ya dicho, precisamente por la falta de diversidad, inclusividad, integración y apertura en la extraña elección del break dance como deporte, dejando fuera a tantos otros bailes. Para ponerse a contar y no parar, además de los ya mencionados: las sevillanas, la polca, el merengue, el flamenco, la danza en cuclillas rusa... muchos de ellos, por si faltaba algo, Patrimonio Cultural de la Humanidad.