Así logró mantener España la unidad lingüística con América a lo largo de los siglos
La gran difusión territorial de la lengua española y la fragmentación política podría poner en riesgo la unidad del español, sin embargo, la colaboración de las academias de la lengua logra mantener la buena salud del idioma común
Hace unos días saltaba una noticia que causó espanto e indignación entre nuestros vecinos lusos y entre no pocos brasileños.
La noticia se refería a un estudio del lingüista portugués Fernando Venâncio, publicado en Executive Digest, según el cual, en unas pocas décadas el portugués de Brasil se convertiría en una lengua independiente del portugués de Portugal.
Más allá de cuestiones políticas y nacionalistas, lo cierto es que las lenguas nace, evolucionan, se dividen y, finalmente mueren después de haber dado lugar a otras lenguas.
Es lo que sucedió con el latín, por ejemplo, transformado a lo largo de los siglos en español, portugués, francés, italiano y las demás lenguas romances.
Sin embargo, tal vez sea demasiado aventurado decir que en 20 años los brasileños que hoy hablan portugués hablarán otra cosa, y es que los procesos de evolución lingüística son mucho más lentos.
Además de la cuestión de establecer una fecha concreta al momento en que una lengua deja de existir para transformarse en otra. ¿En qué momento exacto el latín pasa a ser castellano?
Suele citarse las glosas emilianenses, a finales del siglo X, como el momento fundacional de nuestra historia, pero es evidente que el proceso fue largo y no hay un interruptor que, una vez pulsado, una lengua se transforme en otra.
Política panhispánica
Siendo todo lo dicho cierto, cabe preguntarse cómo es posible que un idioma como el español, con más de 500 millones de hablantes en todo el mundo y siendo el idioma oficial en 21 países y el segundo idioma de a democracia más poderosa del mundo, Estados Unidos, haya logrado mantener la unidad de la lengua.
Porque más allá de particularismos regionales, rasgos dialectales y localismos, el español es un idioma global con una capacidad de comunicación entre hablantes no conectados geográfica, política y socialmente asombrosa.
El mérito, en definitiva, es de la Real Academia Española y de las demás academias de la lengua de todos los países hispanohablantes conectados por medio de la Asociación de Academias de la Lengua Española.
El momento crítico para el español se produjo con la independencia de las provincias americanas.
Algunas de las nuevas repúblicas, presas del afán nacionalista, independentista y del furor antiespañol, trataron incluso de cortar todo vínculo con España y establecer sus propias reglas ortográficas para el español de su país.
Aquellas demenciales propuestos no prosperaron, y al final la lengua quedó fuera del debate político.
España y las nuevas repúblicas hispanoamericanas comienzan a colaborar en materia de unidad lingüística a mediados del siglo XIX, informa la Real Academia Española.
Comienza así la política panhispánica convertida en el principal nexo de unión cultural entre los hispanohablantes «de ambos hemisferios», tomando prestada la expresión empleada en la Constitución de Cádiz.
Sin embargo, habrá que esperar hasta 1999 a que se publique por primera vez una Ortografía revisada de forma conjunta por todas las academias de la lengua española, a partir de la cual surgirán otros documentos, como el Diccionario panhispánico de Dudas, el Diccionario de americanismos o El buen uso del español que garantizan que la lengua española se mantenga unida.