El director de la ceremonia de los Juegos de París afirma que denunció las críticas por «discriminación»

Thomas Jolly, director de la ceremonia inaugural (y de clausura) de los Juegos Olímpicos de París, ha dicho en una entrevista a AFP que después de todo se siente con la sensación del deber cumplido. Afirma Jolly que cuando recibía clases de teatro siempre tuvo la sensación de que la escena era política.

«Aquí, con una audiencia de 25 millones de personas (solo en Francia) que siguieron la primera ceremonia, dar a cada uno su visibilidad, reconocimiento y representación fue extremadamente político. Hay también un sentimiento de unidad, de orgullo, un sentimiento de formar parte de un gran nosotros. Recibo muchos mensajes para expresar el orgullo de que algo pasó», reconoció.

Jolly habló de la potencia unificadora de su espectáculo «que Francia necesita», sacando pecho no solo de sus intenciones, sino del resultado que significó que los cristianos (y también los no cristianos) se sintieran ofendidos por su grotesca representación de La Última Cena de Leonardo da Vinci, con drag queens incluidas:

¿Cómo pueden creer que en mi espíritu había una voluntad de reírme de la religión católica sabiendo que en la ceremonia había una escena entera consagrada a Notre Dame?, adujo sorprendentemente a pesar de los hechos, volviendo a la idea de la unidad que supuestamente pretendía con su exhibición (dos años trabajó en ella), para contraatacar acto seguido con la noticia de que denunció el «ciberacoso» recibido, asegurando (el discriminador y ofensor mundial y público de los cristianos) que «la discriminación es delito».