¿Quiénes son los seis españoles que han ganado el Nobel de literatura?
Ciento seis años pasaron desde el primero hasta el último, desde 1904 hasta 2010
Ciento diecisiete ganadores del Nobel y «solo» seis españoles. No son pocos para muchos países. La palma se la lleva Francia y sus 14 ganadores. Estados Unidos y Reino Unido completan el podio, con 10 y 8 medallas, respectivamente.
Echegaray, el primero
España ocupa la quinta posición empatada con Alemania, Italia y Polonia con seis galardonados. El primero de todos, el más imprevisto y quizá el menos prestigioso, es José de Echegaray, quien recibió el premio de la Academia sueca en 1904 junto al francés Frédéric Mistral.
Echegaray ganó a principios del XX por sus comedias de gran éxito «en reconocimiento a las numerosas y brillantes composiciones que, en una manera individual y original, han revivido las grandiosas tradiciones del drama español».
Todo ello ante el pasmo y, sobre todo, el enfado y la burla de toda la vanguardia española de la época, desde Valle-Inclán, el más corrosivo en la crítica, hasta Unamuno, Baroja o Azorín, quienes llegaron a firmar una carta contra la «España decrépita» que creían que representaba el «pobre» Echegaray.
Jacinto Benavente lo ganó dieciocho años después, en 1922, del escándalo «echegarayesco» «por la feliz manera en que ha continuado las ilustres tradiciones del drama español». La sátira y el humor fueron las características principales de su obra dramatúrgica reveladora de lo real.
Pasaron más de tres décadas hasta que en 1956 Juan Ramón Jiménez recibió el galardón «por su poesía lírica, que en lengua española constituye un ejemplo de elevado espíritu y pureza artística». Como su paisano antecesor, el autor de Platero y yo no concluyó sus estudios de Derecho para dedicarse a la literatura, a la poesía y la prosa poética, amenazado siempre por la depresión y protegido por su amor, Zenobia Camprubí, que renunció a su propia carrera para dedicarse a él.
Vicente Aleixandre, de plena actualidad a cuenta de la conservación de su casa en Madrid, fue el siguiente Nobel de literatura patrio en 1977 «por una escritura poética creativa que ilumina la condición del hombre en el cosmos y en la sociedad actual, al tiempo que representa la gran renovación de las tradiciones de la poesía española de entreguerras».
En 1989 fue Camilo José Cela quien culminó una carrera llena de premios a la que le faltaba el Cervantes, que finalmente recibió seis años después. El Nobel le fue concedido «por una prosa rica e intensa, que con compasión contenida forma una visión desafiante de la vulnerabilidad del hombre».
Pasaron más de dos décadas hasta que Mario Vargas Llosa, en 2010, peruano de nacimiento y español por nacionalización (también dominicano) consiguió al fin el último gran premio que se le resistía y para el que estaba destinado a pesar del paso de los años sin lograrlo. Al final lo hizo «por su cartografía de las estructuras del poder y sus mordaces imágenes sobre la resistencia, la revuelta y la derrota individual».