María Saavedra, historiadora
«La censura comenzó con la ley de Memoria Histórica y continúa con los proyectos descolonizadores de Urtasun»
La historiadora y profesora de la Universidad CEU San Pablo advierte de los peligros para la libertad de pensamiento por culpa de leyes ideológicas como la de Memoria Histórica o del proyecto descolonizador del Ministro de Cultura
El Gobierno de España, de la mano del ministro de Cultura, el catalanista e izquierdista Ernest Urtasun, parece empeñado en enmendar la totalidad de la historia de España, sustituirla por una visión negrolegendaria e ideologizada del pasado global español y embarcar al país en un proceso cultual descolonizador.
Rafael de Ory, hispanista y experto en leyenda negra
«Utilizar los museos nacionales para imponer un discurso político es una pésima idea»
Para aclarar las consecuencias de dicho despropósito, El Debate ha conversado con una de las personas que más saben de la historia de la América Española.
María Saavedra es historiadora, profesora de la Universidad CEU San Pablo y autora de obras de referencia como El indígena americano, sujeto y proyección de la modernidad castellana, De indio a peruano. El indígena andino entre las Cortes de Cádiz y el primer Congreso Constituyente del Perú, o La forja del Nuevo Mundo. Huellas de la Iglesia Católica en América.
–Lo primero de todo: ¿Es realista hablar de colonias españolas cuando hablamos de la presencia de España en América? En definitiva: ¿ha tenido España colonias?
–España, durante la Edad Moderna, incorporó a la Corona los territorios de América y de Oceanía que iba conquistando, a la vez que introducía una nueva forma de vida, inspirada por los valores de la Europa Cristiana.
Los habitantes de aquellas tierras fueron considerados como súbditos libres de la Corona. ¿Se cometieron abusos o injusticias? Obviamente sí, como en cualquier sociedad. Pero existía una legislación (las Leyes de Indias) absolutamente garantista de los derechos de los pueblos indígenas. Por otra parte, el mestizaje (que es la cara actual de la América española) es la prueba más fidedigna de que no hubo exclusión social.
Nadie contempla la posibilidad de eliminar o «reinterpretar» el legado que dejó Roma en España
Podemos hablar de colonias si queremos asimilarlo a lo que los romanos hicieron en el Mediterráneo y sur de Europa. Roma incorporó todos aquellos territorios, que acabaron siendo provincias, de la República primero y del Imperio después. Construyó una civilización a imagen y semejanza de la «divina» ciudad de Roma: urbanismo, derecho, lengua, alfabeto… Nadie contempla la posibilidad de eliminar o «reinterpretar» el legado que dejó Roma en España.
Pero la realidad es que cuando habitualmente se habla de colonias, se piensa más en la expansión colonial europea del siglo XIX, centrada en crear nuevos mercados y proveerse de materias primas. Este proceso, que no otorga consideración jurídica a las poblaciones autóctonas, nada tiene que ver con la América Virreinal de los siglos XVI, XVII, XVIII.
–Hablemos ahora de la leyenda negra: ¿Qué razón subsiste detrás del hecho de que el Gobierno socialista la haya asumido sin objetar nada?
–El actual Gobierno de España (el sanchista, que no el socialista), pretende, por una parte, renegar de un pasado español indisolublemente unido a la religión católica. Todo lo que hiciera esa España Católica debería ser borrado de la historia.
Cuanto menos se conozca, mejor (no hay más que echar un vistazo a los libros de texto de Secundaria y Bachillerato); y, además, quiere reescribir nuestra historia, construyendo un relato completamente sesgado, ideologizado. La censura comenzó con las leyes de memoria Histórica y Memoria Democrática, y continúa con los proyectos 'descolonizadores' del ministro Urtasun.
Como historiadora, veo en serio peligro mi derecho y el de tantos colegas a la libertad de pensamiento
Como historiadora, veo en serio peligro mi derecho y el de tantos colegas a la libertad de pensamiento, a buscar planteamientos novedosos sobre los sucesos de esta nación milenaria que se llama España, a poner por escrito mi reflexión acerca de tiempos pasados, puesto que las leyes son tan incoherentes, que hasta sin querer podría estar violándolas.
Sinceramente, nunca pensé que en mi profesión pudiera llegar a tener límites ideológicos que coartaran mi actividad; pero la realidad es que es lo que pretende este tipo de leyes. Otra cosa es que por honestidad conmigo misma y con la sociedad, seguiré buscando por encima de todo la verdad, y así lo transmitiré.
–De hecho, ahora el ministro Urtasun ha puesto de moda la descolonización en los museos nacionales. ¿En qué consiste?
–Realmente nadie sabe en qué consiste ese proyecto. El ministro, allá por enero de este año, anunció unas medidas, que se concretarían en órdenes dadas a todos los museos estatales, para que revisaran exhaustivamente cada una de sus colecciones y adaptaran sus programaciones temporales de tal forma que permitieran «superar un marco colonial o anclado en las inercias de género o etnocéntricas que han lastrado la visión del patrimonio, de la historia y del legado artístico».
¿Qué significa esto ¿Cómo se concreta? Nadie lo tiene claro, ni siquiera los profesionales de los museos.
Museos como el de América o el de Antropología muestran piezas que reflejan formas de vida extraeuropeas, y son la mejor manera de explicar culturas prehispánicas, o ajenas a nuestro entorno
Precisamente, museos como el de América o el de Antropología muestran piezas que reflejan formas de vida extraeuropeas, y son la mejor manera de explicar culturas prehispánicas, o ajenas a nuestro entorno.
De hecho, cuando yo tengo que explicar culturas de la América precolombina, obviamente cuento con el espacio privilegiado del Museo de América, donde se pueden contemplar centenares de piezas realizadas por el genio creativo de los antiguos habitantes de los territorios de Hispanoamérica.
Además, hay también muestras del arte contemporáneo que, por su estética, demuestran una continuidad con aquellas expresiones artísticas ancestrales.
–¿Qué daños puede provocar ese proyecto de descolonización?
–Insisto en que no sabemos exactamente a qué se refiere el ministro. Supongo –y confío– en que no piensa eliminar piezas de museos y exposiciones. ¿Escribir un nuevo relato descriptivo de cada pieza de los museos? Esto es peligroso, pues haría caer en una subjetividad absoluta a la hora de narrar la historia.
Desde el punto de vista didáctico sería un error garrafal, pues privaría a las siguientes generaciones del conocimiento del pensamiento de otras épocas. ¿No me gusta que existan las series de castas –por cierto, una de las colecciones más valiosas del Museo de América– y entonces las elimino, o necesariamente cambio su descripción para reforzar mi propia visión de épocas pasadas?
¿No sería mejor dejarlas como están para que se conozca (lo compartamos o no) una forma de vida y unas expresiones culturales que forman parte de la historia tanto de España como del Nuevo Mundo?
La Historia no se cambia, simplemente se estudia y se narra. Y los museos son posiblemente el ámbito más popular de acercamiento a la cultura o a la historia
La Historia no se cambia, simplemente se estudia y se narra. Y los museos son posiblemente el ámbito más popular de acercamiento a la cultura o a la historia. ¿Vamos a compartir conocimientos históricos, o más bien haremos un relato teñido de rosa que busque restañar supuestas heridas de no se sabe qué sensibilidades?
La mirada al otro ha ido cambiando a través de los siglos, lógicamente. Pero eliminar esa mirada de otras épocas nos llevaría a un conocimiento incompleto o erróneo de aquellas sociedades.
–¿Qué argumentos se pueden esgrimir para responder al ministro Urtasun y desmontar su proyecto de descolonización?
–En primer lugar, le animaría a conocer mejor nuestra historia, contextualizándola en las diferentes épocas, y evitar hacer juicios éticos de comportamientos de épocas pasadas, que tenían otros valores o categorías morales.
De paso, le exigiría que conociera también otros modelos de colonización y que tenga valor y honestidad para hacer una reflexión acerca de cómo en las mismas épocas, países europeos llevaron a cabo auténticos exterminios de las poblaciones primitivas, mientras que España fomentó el mestizaje en los territorios de la Monarquía.
Comportamientos indignos hay en todas partes y en todas las épocas; pero ningún otro país realizó una empresa de Estado en la que la legislación tendiera a proteger a las poblaciones más vulnerables, como era el caso de los pueblos indígenas de Hispanoamérica.
Por otra parte, ya por puro sentido común: ¿Qué hacemos con todo lo que nos dejaron los colonizadores romanos en España? ¿Bombardeamos el Acueducto de Segovia? Y qué decir de la invasión islámica: podríamos trasformar –o resignificar– la Alhambra despojándola de su identidad (obra hecha por y para una élite de conquistadores mayoritariamente varones) para que nadie pueda sentirse victimizado por una obra realizada hace más de cinco siglos. En definitiva…, es una lógica que se pierde en el absurdo.
El ministro se escuda en una supuesta tendencia internacional impulsada desde la UNESCO. Pues bien, yo he leído el texto y no encuentro ninguna base para sostener el proyecto de Urtasun
El ministro se escuda en una supuesta tendencia internacional, impulsada desde la Unesco. Pues bien, yo he leído detenidamente el texto de Conferencia Mundial de la Unesco sobre las Políticas Culturales y el Desarrollo Sostenible (Mondiacult 2022) firmada en Ciudad de México en 2022, y no encuentro ninguna base para sostener el proyecto de Urtasun.
De hecho, todo lo que allí se propone son medidas a tomar en consideración a partir de ahora: impulsar la creación artística de colectivos que hasta ahora se han podido ver marginados, y favorecer el acceso a la cultura de personas que tradicionalmente han sido excluidas de esta.
Es decir: se busca ser propositivo. Se trata de acometer reformas para mejorar el desarrollo cultural y la atención a aquellos que no han tenido las oportunidades de acceder a una formación.
Hay una propuesta del documento de Unesco que me resulta muy interesante, y que el señor Urtasun parece no haber comprendido: «Aplicando marcos jurídicos y de políticas públicas que defiendan los derechos de los pueblos y comunidades a su identidad y su patrimonio culturales, incluidas las expresiones de las culturas de los pueblos indígenas» (art. 9).
Es decir, se busca fomentar la creación de artistas noveles, o que proceden de ubicaciones o situaciones marginadas de una u otra manera. Es estupendo apoyar cualquier iniciativa en este sentido, potenciando la creatividad en espacios nuevos; lo que no tiene lógica es contar una historia falseada en nombre de algún supuesto beneficio para esos colectivos que este ministro considera como víctimas de una cultura colonial…, doscientos años después.
Dejemos de reinventar el pasado. Utilicemos los recursos del ministerio para actuaciones que son mucho más necesarias para nuestra sociedad: museos accesibles, digitalización de fondos, creación de recorridos en 3D.
Y, por supuesto, fomentar una creatividad de artistas jóvenes, mujeres, poblaciones indígenas, y todos aquellos que quieran plasmar en las distintas artes su propia identidad, para que todos podamos acceder al conocimiento de las distintas culturas en un mundo globalizado.