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'La negación de San Pedro', una de las obras de Ribera que podrá verse en la exposición

'La negación de San Pedro', una de las obras de Ribera que podrá verse en la exposiciónPetit Palais

París redescubre al «terrible Españoleto» José de Ribera y lo encumbra con una gran exposición

El Petit Palais acoge una exposición del maestro del barroco, al que sitúa como el más aventajado de los seguidores de caravaggio

De los grandes maestros del barroco español, José de Ribera, conocido en Italia, donde desarrolló casi toda su trayectoria, como «lo Spagnoletto», el Españoleto, es, quizás, el más dramático, agresivo y teatral. En definitiva, el más barroco de entre los barrocos.

Pese a ser un maestro de referencia en España, en Italia o, incluso, en el mundo anglosajón (en Estados Unidos las exposiciones de su obra causan auténtico furor), no lo es tanto en otros países.

Francia es uno de esos países donde la obra de Ribera ha pasado más desapercibida, quizás por la pasión que en el país galo causa otro maestro del claroscuro, Caravaggio, o Velázquez.

Sin embargo, Francia ha decidido saldar la deuda pendiente con José de Ribera y le ha dedicado una gran exposición en el Petit Palais de París en la que sitúa al maestro español del barroco en donde le corresponde.

El Petit Palis presenta a partir de mañana martes 5 de noviembre la exposición Ribera, sombras y luz, en la que define al Españoleto como «el terrible heredero de Caravaggio» al que sus mismos contemporáneos «consideraban más oscuro y feroz que el gran maestro italiano».

París se rinde así al fiero barroco de Ribera, al sereno y teatral empleo de la luz, a la plasticidad de sus telas, al realismo desmitificador de los cuerpos humanos, con las carnes fofas de Sileno Ebrio, las pieles colgantes de un atormentado San Jerónimo, o la grotesca sonrisa desdentada del Patizambo.

Dice el Petit Palais que los gestos plasmados por Ribera «son teatrales, los colores negros o extravagantes, el realismo crudo y el claroscuro dramático. Con la misma agudeza traduce la dignidad de la vida cotidiana, así como las escenas estremecedoras de tortura. Ese tenebrismo extremo le valió una inmensa reputación en el siglo XIX, desde Baudelaire hasta Manet».

Concluyen los promotores de la muestra que «Ribera destaca como uno de los primeros y más audaces intérpretes de la revolución caravaggista y, más allá de eso, como uno de los artistas más destacados de la época barroca».

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