¿Qué dice realmente el primer texto de la historia escrito en español?
La primera expresión escrita del español es una oración cristiana escrita al margen del Códice 60 del Monasterio de San Millán
En muchos países, las primeras expresiones escritas de sus respectivos idiomas son textos ampliamente conocidos por sus ciudadanos y memorizados por sus estudiantes.
No sucede así en España. Poca gente conoce el contenido de los primeros escritos en lengua castellana plasmados en los márgenes de los Códices Emilianenses compuestos y copiados en el Monasterio de San Millán de la Cogolla, en La Rioja, entre los siglos X y XI.
Es cierto que no se puede dar una fecha concreta del nacimiento de una lengua, menos del español. Se trata de un proceso lento y complejo, y no hay un momento claro en el que el latín deja de ser latín y pasa a ser español.
Por ello, suele fijarse como momento fundacional de una lengua sus primeras expresiones escritas. En el caso del español, ese momento se produjo en el scriptorum del Monasterio de San Millán de la Cogolla cuando un monje escribió al margen de un devocionario una oración en una lengua vernácula que ya se puede considerar castellano.
Son las llamadas Glosas Emilianenses, escritas en el Códice 60, custodiado en la Real Academia de la Historia de Madrid.
Lo curioso del tema es que el mismo monje escribió en el mismo códice en el mismo momento una serie de aclaraciones en lengua vascuence.
Por ello, y por mucho que les pese a los nacionalistas vascos, y atendiendo al principio de marcar el momento fundacional de una lengua es su primera expresión escrita conservada, el vascuence y el castellano habrían nacido al mismo tiempo.
Desde el independentismo se ha tratado de adelantar la primera expresión escrita del vascuence al siglo I después de Cristo. Sostienen esa teoría en los caracteres presuntamente vascónicos hallados en la llamada «mano de Irulegui», una pieza en bronce encontrada en junio de 2021 en Navarra.
Sin embargo, esa teoría tiene series objeciones que la desmontan. La primera, no está claro de que dichos caracteres pertenezcan a una lengua vascónica, podría ser alguna otra lengua preindoeuropea presente en la península ibérica antes de la llegada de los romanos como, por ejemplo, alguna de las lenguas íberas.
En segundo lugar, en caso de ser vascónico, no se puede demostrar que dicha lengua esté emparentada de un modo u otro con el vascuence actual.
Y en tercer lugar, incluso aunque hubiera un vínculo evolutivo entre el vascónico de la mano de Irulegui y el vascuence actual, su relación sería la misma que el existente entre el español de hoy y el latín del siglo I, por lo que, con ese mismo razonamiento, también se podría argumentar que hasta la Eneida de Virgilio estaría escrita en español. Simplemente, demencial.
Por lo tanto, el castellano y el vascuence escritos nacen en el mismo lugar en la misma época: en las Glosas del Monasterio de San Millán de la Cogolla entre los siglos X y XI.
¿Y qué es lo que dice el primer texto en español? Lo más llamativo es que se trata de una oración cristiana, lo cual es muy elocuente.
La lengua hablada hoy por cerca de 600 millones de habitantes en el mundo —la segunda lengua materna más hablada después del chino mandarín— empezó su recorrido histórico con un texto escrito para rezar a Dios.
Dice así: «Cono aiutorio de nuestro dueno dueno Christo, dueno Salbatore; qual duenno get ena honore et qual duenno tienet ela mandatione cono Patre cono Spiritu Sancto enos sieculos delo sieculos, facanos Deus Omnipotes tal serbitio fere ke denante ela sua face gaudioso segamus. Amen».
Que, según el sitio web del mismo Monasterio de San Millán, se podría traducir al español actual de la siguiente manera: «Con la mediación de nuestro Señor, don Cristo, don Salvador, que comparte el honor y la jerarquía con el Padre y con el Espíritu Santo por los siglos de los siglos, Dios omnipotente nos haga servir de tal manera que nos encontremos felices en su presencia. Amén».
Un códice anterior, el 46, un glosario de términos latinos, contiene también la transcripción a lengua romance de varias palabras en latín. Esos escritos remontarían la primera expresión escrita en español varias décadas, situándola claramente en el siglo X.
El problema es que son palabras sueltas o frases demasiado cortas, y no está claro de que esa lengua vernácula pueda considerarse como castellano.