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El escritor Andrés Trapiello durante las Jornadas por el 150 aniversario de Chesterton en el CEU

El escritor Andrés Trapiello durante las Jornadas por el 150 aniversario de Chesterton en el CEU

Encuentro «150 años de Chesterton: su legado en el mundo hispánico»

Trapiello: «Me gusta como usa Chesterton el catolicismo para explicar la felicidad de la vida»

El escritor, editor, poeta y diarista habló de la importancia de la figura del Quijote en el escritor británico

García- Máiquez agradeció a Andrés Trapiello su presencia en las jornadas chestertonianas. El poeta original, como Chesterton, en la obra y en la vida. El novelista y el diarista que definió como «la versión actual de los Episodios Nacionales».

«Un gigante que recibe a otro» con muchas similitudes entre ambos como la prolijidad y la variedad de géneros cultivados con brillantez. También el quijotismo de las causas nobles y el interés por los oficios. Precisamente el Quijote, por la novela del protagonista El retorno de don Quijote, fue el tema elegido por Trapiello para hablar de Chesterton.

«Un hombre simpático»

Dejó claro Trapiello que lo que iba a decir era la aproximación de un lector y no de un experto. Un hombre simpático el protagonista, incluso cuando se leen ideas que no gustan. Citó la frase «He tenido siempre la debilidad d discutir con cualquiera» por su generosidad, por no plantearse si esa persona es buena o mala para discutir.

«Siempre he sufrido la desventaja de no cambiar mis opiniones con demasiada rapidez. No entiendo como debo cambiar las opiniones si no cambian las razones», aludió Trapiello. Chesterton fue para él un escritor para empezar de joven, «como Baroja». «Es fácil descubrir en Chesterton a Dickens», a quien admiraba enormemente.

El Padre Brown es el único investigador a quien le preocupa el muerto

El padre Brown como único investigador a quien le preocupa el muerto. La compasión cristiana hacia el muerto: el lado luminoso del crimen que tiene un correlato con la alegría propia de Chesterton, cuya ideología al completo iba en contra, sobre todo, de la modernización del hombre.

Trapiello leyó una líneas de Chesterton en las que pedía perdón irónicamente por haber tenido unos orígenes felices en contra del tremendismo y del pesimismo del hombre moderno que siempre le hecha la culpa de todo a los demás y a sus circunstancias.

Por mucho que jueguen los niños a ladrones, nunca pensarán que ser ladrón está bien

Dice Trapiello que todas las cosas de la infancia son felices en Chesterton porque son ficción, pero el niño auténtico no confunde la realidad con la ficción, sin permitir que se nuble su equilibrio moral. «Para el niño no existen cosas más contrarias que jugar a los ladrones, por mucho que jueguen a ellos, nunca pensará que eso está bien».

Estableció el invitado las conexiones con Unamuno. Ambos murieron en el 36. La vida eterna de Unamuno se parece a la de Chesterton, aunque Unamuno no tenía humor. «Cuando la gente me pregunta por qué ha ingresado usted en la iglesia católica, la primera respuesta es para desembarazarme de mis pecados. Para Trapiello los pecados permanecen. Se perdonan, pero existen y dejan una huella. Cicatrices que se acumulan a lo largo de la vida.

La vida eterna de Unamuno era la carretera vieja de Zamora con sus amigos y sus conversaciones

Le gusta como usa el catolicismo para explicar la felicidad de su vida: «Si todas las ilusiones son ilusiones perdidas, la única ilusión neta es la de la vida eterna, porque nadie te la puede quitar, nadie puede contradecirla: La vida eterna de Unamuno era la carretera vieja de Zamora con sus amigos y sus conversaciones. Chesterton piensa lo mismo, la vida eterna es poética vida feliz e ininterrumpida».

«El retorno de don Quijote es una obra de madurez y una obra difícil, pero es más bien la resurrección de don Quijote. Y no hay uno solo sino varios. Cada persona vive su quijotismo o sus sanchismo a su manera. Cervantes quiso que El Quijote tuviera sanchismo y Sancho quijotismo. Es una obra paradójica, porque sin la paradoja Chesterton no existiría. Y es la paradoja que te lleva siempre »como el caballo de ajedrez", nunca en línea recta. La primera paradoja del Quijote es un hombre que combate el presente con armas del pasado», dijo.

Chesterton siempre encontró la manera de estar solo

Y continuó: "Quiere poner de moda una literatura pasada de moda. En Chesterton es lo mismo: una crítica de la modernización del hombre. La novela dialogada en la que uno de los quijotes hace la primera crítica de la modernización: nadie sabe de donde viene nada: llegará un momento en que la modernidad acabará destruyendo la condición humana. El arte como objeto de venta, Chesterton decía: 'Mi padre vendía casas para ganar dinero, pero usaba la suya para vivir'».

El liberal socialista que está contra los liberales y contra los socialistas. En el caso de Dreyfuss estaba con Dreyfuss, pero contra sus partidarios. «Siempre encontró la manera de estar solo». Recordó a un zapatero que siempre preguntaba: «¿Quiere usted conversación o lectura». Cuando decía lectura te daba un periódico y cuando decía conversación añadía: ¿A favor o en contra? «Siempre quiso ser Chesterton el abogado del diablo que tiene su esencia en la paradoja: el lado oscuro de las cosas, el arma para irse de los lugares comunes».

Casar a Don Quijote con Dulcinea

Chesterton creía que el humor de El Quijote era muy inglés. «El humor sin el que no sería soportable la vida. La idea que queda es que si don Quijote no existiera habría que inventarlo porque piensa por nosotros donde no nos atrevemos». Y también que la paradoja no se puede llevar al absurdo, donde nos inmovilice y nos haga más tontos cuando sirve para hacernos más inteligentes. «La risa es la pirueta final. No hay argumento en el Quijote ni en el de Chesterton, pero la paradoja final es la de casar a Dulcinea con don Quijote. «En el Quijote de Chesterton se casan felizmente todos sus Quijotes».

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