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Ricardo de la Serna, Alicia Delibes, Víctor Lenore y Juan Carlos GirautaEl Debate

Girauta, sobre Almodóvar: «La maldad del artista es muy retorcida»

Un informe detalla la agonía del modelo cultural del PSOE

El modelo cultural del PSOE «ha perdido casi toda su eficacia». Una hegemonía que «comenzó a cocinarse a finales de los años setenta» y que conoció su principal empuje con la victoria del PSOE de Felipe González en las elecciones de 1982.

Esa es la hipótesis principal del Informe XXVII de la Fundación Disenso «La agonía del modelo cultural del PSOE», elaborado por el periodista Víctor Lenore, y presentado en una mesa redonda en la que participó, además del autor, tomaron la palabra el eurodiputado de VOX Juan Carlos Girauta y Alicia Delibes, Expresidente del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid, moderados por Ricardo de la Serna, jefe de estudios y de formación de la Fundación Disenso.

Para Lenore, el dominio cultural del PSOE «empieza 1979 cuando ganan las primeras elecciones municipales y el PSOE gana en 9 de las 10 ciudades más grandes de España. Entonces empiezan a manejar presupuesto cultural y a hacerse con las instituciones. Y una vez que ya las han copado, porque entre el 82 y el 92 las copan de forma muy intensa, pues hacen estos códigos de buenas prácticas para asegurarse de que nadie les va a quitar este espacio».

«La agonía del modelo cultural del PSOE no es un mérito de la derecha, que ha dimitido muchas veces de la batalla cultural», advirtió, «sino que es un mérito popular, de los consumidores de la gente común, que ha visto que todos estos paradigmas que nos han traído el progresismo no han tenido ningún valor para ellos, no han tenido ningún valor para sus vidas y han ido tomando distancias».

«Este modelo que ha sido tan exitoso entre el 82 y el 92, en el 92 empieza a declinar y en nuestra época es cuando empieza a agonizar», aseguró.

En su intervención, Alicia Delibes recordó que «cuando hablamos de batalla cultural es un término excesivamente amplio. La misma palabra cultura tiene dos grandes acepciones: la cultura viene de cultivado, una persona culta, que sabe muchas cosas, que se interesa por el pensamiento. Esto era así hasta que los antropólogos decidieron que cultura era todo el conjunto de religión, moral, manera de ser y todo lo que caracteriza a un pueblo».

Sin embargo, en el contexto actual, «cuando hablamos de cultura estamos hablando de entretenimiento. Porque cuando el PSOE se ocupa de la cultura lo convierten en entretenimiento, festejos y entretenimiento de la población, y en so son unos artistas, y eso se utiliza para ideologizar, porque su misión, como Sánchez sabe muy bien, no es que la gente se entretenga, sino que a través del entretenimiento lleguen las ideas a quien él le interesa que lleguen».

Juan Carlos Girauta comenzó su intervención reflexionando sobre el cartel de la presentación del informe, un montaje donde figura Pedro Sánchez, Zapatero y Almodóvar.

Dice Girauta de esas tres imágenes que «son tres formas de maldad. Una maldad que no es muy profunda, es reactiva». Señalando la fotografía de Sánchez, dice que es «alguien que quiere poder, que quiere robar y no le dejan».

«El otro», sigue señalando la fotografía de Zapatero, «el otro es Mr. Bean, que es la maldad del idiota, que es muy peligrosa». Por último, indicando a la fotografía de Almodóvar: «Y luego tenemos la maldad pura del artista. La maldad del artista es muy retorcida».

Juan Carlos Girauta apuntó a que la batalla cultural «es una cosa del postmarxismos. Es una cosa de los ‘Errejones’». Y es que cuando el PSOE gana las elecciones en el 82 la guerra cultural entonces no estaba presente como idea en el Partido Socialista.

El origen de esa izquierda que empieza a asumir elementos ideológicos ajenos a su tradición marxista, que hoy englobamos en la agenda woke (como el feminismo, el género, el medioambientalismo o el racismo) se encuentra en la caída del muro de Berlín.

Con la caída del muro de Berlín «hay un derrumbamiento moral de la izquierda a nivel mundial. Moral porque incluso los socialdemócratas, que decían respetar el juego democrático, tenían interés en que existiera el bloque soviético. La izquierda queda noqueada y se busca una alternativa». Es ahí cuando el wokismo toma el relevo y sustituye en las izquierdas al marxismo.

Los ponentes dedicaron un último bloque a reflexionar del papel jugado por Zapatero durante su etapa en la Moncloa en la construcción de la hegemonía cultural de la izquierda mediante la colonización de instituciones.

Alicia Delibes argumentó que «a la mayoría de la gente de derechas Zapatero les parecía sin más un tonto, y sin embargo fue él el que organizó todo esto. Todo el populismo que llega de Venezuela, la imagen de Chávez, de Maduro, llega con Zapatero».

Víctor Lenore, en su turno, destacó que «culturalmente lo más emblemático del período de Zapatero es ese spot de los de la ceja, que salían todos haciendo ese gesto para apoyar a Zapatero. Es spot se hace con un trato muy concreto, que no fue público, y es que los superventas progresistas apoyaban la campaña de Zapatero con esto de la ceja a cambio de que él, cuando fuese presidente, apoyase el canon de copia privada de la SGAE».

«Es cuando se da cuenta la derecha de que el PSOE, que para esto es muy inteligente, surfeó la ola de la movida cuando realmente no tenía nada que ver con los valores del socialismo. Es cuando queda más claro el intercambio de favores y las luchas de poder culturales que es el socialismo hacer un bloque que a ellos les venga bien para agarrarse todo lo que puedan al poder».

Juan Carlos Girauta respaldó el argumento de que el PSOE instrumentalizó el auge de la movida, pero que, en realidad, no tienen valores comunes: «Estos años, por circunstancias que no vienen al caso, he conocido a un montón de personajes de la movida, que fueron artistas muy importantes de la época de la movida y algunos sigue siendo gente importante, y debo decir que la mitad vota a VOX, y otros votan al PP. Yo no me he encontrado a ninguno que sea de izquierdas».

Un modelo en punto muerto

El informe defiende que el modelo cultural socialista conoce su «etapa de esplendor deslumbrante» entre la victoria del PSOE en 1982 con una «mayoría absoluta de diez millones de votos», hasta «los fastos del Quinto Centenario del descubrimiento de América en 1992, que también incluyeron la Expo 92 de Sevilla y la capitalidad Europea de la Cultura de Madrid».

Durante esos diez años, apunta el informe, «el PSOE desplegó un amplio dominio del panorama mediático público y privado».

Sin embargo, tras hacerse con el control de la cultura mediante la colonización de las instituciones, «el paradigma muere de éxito y se amuerma en quince años de desorientación con la inestimable ayuda de la pasividad o complicidad de la derecha».

En este momento, concluye el informe, «el modelo está en punto muerto, ya que se basa en lógicas de un período de expansión económica y dominio socialdemócrata que ha dejado de existir».

Esa desorientación ha llevado a la izquierda a apostar por ideologías que no surgen en su ámbito, pero al que se agarran como a un clavo ardiendo, como es la ideología woke.

La izquierda, apunta el informe, «se ha enganchado de manera artificial a esquemas del progresismo estadounidense y la militancia woke, ajenas por completo a la cultura popular española».

El informe apunta como «un factor crucial para el auge del PSOE» el hecho de que «la derecha española ha vivido inhibida durante décadas ante el poderío del modelo cultural del PSOE».

«La derecha se instala en la pasividad durante los años ochenta y la abierta complicidad a partir de los noventa y dosmiles, con figuras elocuentes de esta inercia como Alberto Ruiz Gallardón, Andrea Levy y José María Lasalle, tres ejemplos palmarios de rendición a las políticas culturales progresistas para ‘hacerse perdonar’ la adscripción a un partido de derechas».