La maravillosa y pequeña gran historia del anciano pescador sin suerte. El anciano hombre sin suerte que se lanza al mar en un simbolismo estruendoso, sencillo y profundo: el mismísimo iceberg del autor. La lucha contra la naturaleza, la emoción, la desdicha, el paso del tiempo. La pregunta de la vida misma y un curioso atisbo de esperanza en Manolín, el niño que al día siguiente del regreso terrible, esta vez sí le acompañará es una historia de otro tiempo por los valores tradicionales profundos como el océano, en absoluto superficial.