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Turistas en la plaza de San MarcosGTRES

Venecia culmina su metamorfosis en museo al aire libre y duplica su impuesto turístico

La ciudad italiana busca fórmulas para revertir la masificación turística

La idea resultaba lógica para muchos (sobre todo políticos y sus comités de expertos) para paliar los efectos perjudiciales de la industrialización del turismo promovida, precisamente, por esas mismas instituciones que la impulsaron como modo de explotar la gallina de los huevos de oro.

Venecia se hunde, y no solo en sentido literal (las amenazas de las mareas sobre la bella y renacentista ciudad del Véneto por sus fangosos pilares sobre la laguna veneciana son ya crónicas), sino también en el abstracto. La ciudad ya no cumple su función como urbe, hogar administrativo de un conjunto de ciudadanos que busca vivir en comunidad en un entramado urbano concreto.

La ciudad ha visto como ha muerto de éxito por su modelo turístico. Venecia se ha convertido en una suerte de parque de atracciones donde las masas de turistas se dan de tortas por una foto torcida y desenfocada con el Puente de Rialto, la Plaza de San Marcos o en cualquier otro bello lugar de la Serenissima.

La otrora potencia comercial y marítima, capaz de construir todo un imperio naval desde su pequeño rincón del Mediterráneo, escenario de grandes novelas (La Muerte en Venecia, El Mercader de Venecia…), de películas blockbuster (Indiana Jones, James Bond…), de Venecia decía el filibustero Corto Maltés (personaje inmortal Hugo Pratt) que era el Jardín del Edén de los gatos donde tenían prohibido comer «la espina de pescado prohibida».

Hoy, Venecia es el Jardín del Edén del turismo y sus autoridades locales quieren revertir lo que durante tanto tiempo y convencimiento promovieron.

A medida que el turismo se generalizó como principal fuente de ingresos de Venecia, los venecianos fueron abandonando poco a poco la Venecia isleña para refugiarse en la continental.

Los venecianos, y eso lo sabe el Ayuntamiento, ya no van a volver a Venecia, así que para salvar el honor de la ciudad, que no hacerla más habitable, han decidido impulsar la transformación de la Venecia «parque de atracciones» en la Venecia «museo de calidad».

Para ello se impulsó un impuesto turístico en 2024 de 5 euros que, a modo de entrada, todos los turistas que no pernoctaran debían pagar para acceder a la ciudad.

Como es evidente, la medida no tuvo efecto alguno. De hecho, no solo no se redujo la cifra de turistas, sino que aumentó, en una tendencia imparable desde el fin de la pandemia.

Ahora, el ayuntamiento anunció que duplicará en 2025 la tasa, que pasará a 10 euros. Según la revista especializada ARTnews, la Venecia marítima, con 50.000 habitantes, atrae 40.000 turistas al día.

Con todo, la tasa no se aplicará todos los días, sino en 54 días seleccionados de 2025. Esos días incluyen todos los fines de semana, festivos, y varios días de temporada alta. Tampoco se aplicará al 100 % de los turistas, sino solo aquellos que reserven su viaje a la ciudad con menos de cuatro días de antelación y que accedan entre las 8:30 de la mañana y las 16:00 de la tarde.

Quedarán exentos de pagar el impuesto aquellos turistas que se alojen en un hotel, estudiantes, trabajadores y, obviamente, vecinos.

Con todo, las críticas no se han hecho esperar y es que, lo venecianos, se muestran convencidos de que se trata de una medida recaudatoria: los turistas seguirán aumentando y, ahora, el ayuntamiento sacará mayor tajada de la industria.