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El Palacio de Cristal de El Retiro con la lona que lo cubre

El Palacio de Cristal de El Retiro con la lona que lo cubreMuseo Reina Sofía

La última «gran idea» del Reina Sofía es una lona «artística» para tapar el Palacio de Cristal de El Retiro

Las obras de restauración del edificio situado en el Parque del Retiro de Madrid han detenido las exposiciones, por lo que desde el museo han decidido no detener su «programa de apoyo a la exhibición pública de arte actual»

Después de vender un plátano pegado a la pared por un millón de euros cualquier cosa es posible en el arte. El arte del timo, cabría decir en muchas aspectos, sin querer menospreciar con esta expresión el arte que pretende ser, pero quizá no lo sea. O quizá sí.

Desde el Museo Reina Sofía intentan convencernos de que lo que no parece arte lo es. A veces (incluso muchas veces) más de uno puede creer que el cometido de la importante pinacoteca pública madrileña, referente en el mundo a pesar o a propósito de todo, es tomarnos el pelo.

El Palacio de Cristal de El Retiro con la lona que lo cubre

El Palacio de Cristal de El Retiro con la lona que lo cubre

El arte moderno es muy susceptible de ser tomado como una tomadura de pelo. Pero, por supuesto, hay que saber medir las cosas (las obras en este caso) en su justa, nunca mejor dicho, medida. Las lonas se han usado mayormente para cubrir objetos. Bien para protegerlos, o bien, como es el caso, para proceder a su reparación sin que esta se vea.

Las lonas son obreras y también artísticas. Esto es lo que han decidido en el Museo Reina Sofía para no detener su «programa de apoyo a la exhibición pública de arte actual» en el Palacio de Cristal del Parque del Buen Retiro, mientras este se encuentra en obras. ¿Pero qué arte es el de la lona que además va a ser un ciclo?

Gran friso en el Palacio de Cristal

Gran friso en el Palacio de CristalMuseo Reina Sofía

El primer artista seleccionado es Miguel Ángel Tornero (Baeza, 1978), con Gran friso. Según explica el Museo, «Tornero parte de fotografías que toma en su vida cotidiana, que tienen como escenario el paisaje inmediato del Madrid donde reside, y que retratan desde lo pequeño y nimio de las interacciones sociales en la ciudad hasta la monumental arquitectura del poder que caracteriza a la capital»

Detalla también que esas fotografías «las recorta, las superpone a otras imágenes e intercambia escalas y motivos para dar lugar a collages de gran complejidad donde se insertan los restos de una multiplicidad de representaciones posibles de la ciudad». ¿Nos están tomando el pelo con una suerte de pretecnología hecha gigante?

Gran Friso

Gran FrisoMuseo Reina Sofía

La explicación en el lenguaje característico del Museo lleva a pensar que nos encontramos ante uno más de los galimatías conceptuales del director Manuel Segade para colocar el necesario pie de foto, pero la obra de Tornero es mucho más que la explicación y, si no más, al menos sí es lo que se dice y además se refleja al verla, casi un hito, desde luego bienvenido, en estos predios.

El Gran friso de Tornero son fotografías, y efectivamente en distintas escalas, donde el collage resulta diferente e imponente, desde luego observable y se podría decir que con latente curiosidad artística, carente este friso de connotaciones ideológicas y lleno de superposiciones. Un lienzo gigante a modo de zócalo de imprenta compuesto de realidades sin dirección sectaria (si se exceptúa la inevitable mención a la impresión «sostenible» de la pieza), otro (o en realidad el mismo) aspecto bienvenido.

Gran Friso

Gran FrisoMuseo Reina Sofía

Madrid en una visión particular y humana, no política, en esta representación heterogénea. Todo un logro y una esperanza para una exposición del Reina Sofía. En cuanto al arte, vayan al Retiro, observen la lona in situ y decidan si lo es o no, teniendo en cuenta que toda su grandeza literal se debe a un trabajo de 15 centímetros convertido por arte de la tecnología (y no por el del artista) en uno de 6 metros.

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