¿Se suicidó realmente Van Gogh o podría ser la mejor historia para terminar de crear un mito universal?
El pintor holandés se quitó oficialmente la vida disparándose en el pecho con un revólver, a pesar de las distintas hipótesis no descabelladas que permanecen en el anonimato
La vida de Vincent Van Gogh es un ejemplo recurrente de infortunio. El hombre atormentado que tras casi tres décadas de vida encuentra en el arte una salvación que no es suficiente, pues el fracaso como pintor le devolvió el tormento que acabó con su pronta muerte por suicidio un día como hoy de 1890. Tenía 37 años.
El revólver utilizado, un Lefacheaux que un campesino encontró en 1960 en el lugar donde Vincent se disparó, se subastó en 2019 por 162.000 euros. El responsable de aquella puja dijo que los sie mm de su calibre se correspondían con el de la bala encontrada en el cuerpo de Van Gogh.
Hay quien dice que la oreja en realidad se la cortó Paul Gauguin tras una fuerte disputa
El mal estado del arma, que parece un objeto rescatado del Titanic, lo atribuyó a que permaneció bajo tierra más de 60 años hasta, según se dijo, 1890, el año de su muerte. La vida de uno de los artistas más importantes de la historia fue un lento hundimiento, en el constante intento desesperado por salvarse, cuya muerte podría haber sido un episodio tan complejo como aquella.
El mismo Museo Van Gogh cree en la hipótesis oficial del suicidio. También se cree oficialmente que fue el propio autor quien se cortó una oreja, pero hay quien dice que en realidad se la cortó Paul Gauguin tras una fuerte disputa. ¿Podrían ser los mitos de Van Gogh recreaciones de la realidad que ayudaron, entre otras cosas, a aumentar el valor de sus obras?
Si lo que conocemos fuese una película con las habituales licencias (como las que se tomó Vincente Minnelli en El Loco del Pelo Rojo), quizá la verdad entonces podría ser mucho menos noticiosa. Esta película (no la de Minnelli) nos cuenta que el pintor, en la cumbre de su inspiración, se hospedaba en un albergue en Auvers, cerca de París. Había salido de un psiquiátrico y pintaba un cuadro por día.
El 27 de julio de 1890 pidió prestado un revólver para ahuyentar a los cuervos y, atrapado en una nueva crisis, se disparó en el pecho en un campo próximo. La herida de muerte le hizo primero desmayarse. Luego se despertó por la noche y volvió al albergue donde murió dos días después. Esto fue lo que pasó. Pero los autores del libro Van Gogh: la vida, Steven Naifeh y Gregory White Smith, escribieron que le mató un adolescente al que conocía al dispararle por error.
El doctor Irving Kaufman Arenberg asegura que en realidad Van Gogh fue asesinado por el doctor Gachet
Vincent dijo que había intentado suicidarse para salvar al joven de la cárcel. Pero también cuenta el doctor Irving Kaufman Arenberg, quien durante décadas investigó la muerte del artista, que en realidad fue asesinado por el doctor Gachet, un médico que le trató (y a quien retrató apenas un mes antes de su muerte) y que también le hizo de marchante.
«Los registros de su muerte no tienen ninguna descripción de una quemadura de pólvora. Nadie lo vio ni oyó el disparo, no escribió ninguna nota de suicidio y no hubo autopsia. Para que se hubiera disparado a sí mismo la bala habría tenido que hacer un giro significativo dentro de su propio cuerpo, pero no hay ningún informe de que alguna vez se encontrase una bala», afirmó Arenberg.
¿Se suicidó realmente Van Gogh o podría ser esta la mejor historia para terminar de crear un mito universal? Nadie parece realmente interesado en darle pábulo y publicidad a las presunciones paralelas sobre la vida y la muerte del genio de Zundert.
Quién sabe si porque todo deba seguir el cauce de un río interminable de millones que ni siquiera una metáfora del doctor Gachet, el supuesto asesino vendido dentro de su cuadro en 1990 a un empresario japonés por 82 millones, a quien nadie ha vuelto a ver (ni) en pintura, pudiera hacer algo por desviarlo.