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John Singer Sargent en ocho cuadros, el enamorado de España al que homenajea la Galería Nacional de Washington

El artista estadounidense se enamoró del arte de nuestro país. Amigo del pintor valenciano, con quien intercambió obras, y admirador de Velázquez y de Andalucía, fue pintor vanguardista y al mismo tiempo afamado retratista

Adrián González Sebastián

Actualizada 04:25

Barcos blancos

Barcos blancos - Museo de Brooklyn

El autor estadounidense se enamoró profundamente de España, de su arte, de sus paisajes y costumbres. Viajó para aprender de los «Maestros Pintores»: Velázquez, Goya, El Greco... con ellos comenzó, y con ellos también, nunca acabó. Dedicó una especial atención a las costas de Mallorca como se puede ver en esta acuarela realizada durante sus viajes por la península, a la que llegó a viajar hasta siete veces. En sus obras se pueden ver ciertos paralelismos con Sorolla, pintor contemporáneo con quién intercambió varios cuadros. John Singer se centra en esta obra en intentar recrear los reflejos del mar mediante el uso de cera transparente.

Las hijas de Edward Darley Boit

Las hijas de Edward Darley Boit - El Museo de Bellas Artes de Boston

Sargent realizó este retrato a las hijas de Edward Darley teniendo una fuente directa a las Meninas de Velázquez, de quien admiraba su obra. En sus viajes a España estudió los cuadros del pintor y realizó copias para tratar de recrearlos. El retrato de las hijas demuestra que supo captar la esencia de las Meninas, su composición, su gama cromática y su iluminación fueron plasmados magistralmente en esta pieza.

El jaleo

El jaleo - Museo Isabella Stewart Gardner

Una pintura que puedes escuchar tanto como ver, basado en su experiencia en el sur de España. Los bailes andaluces cautivaron al autor que captan un momento de puro arte en Andalucía, en la que se puede observar a una «bailaora» acompañada de guitarras y «cantaores». El artista pintó el cuadro en uno de sus viajes por España.

Claude Monet pintando

Claude Monet pintando - Museo Nacional Británico de Arte Moderno

Le conoció en persona en 1876 pero se hicieron amigos cercanos diez años después. Sargent admiraba al autor francés por sus métodos de trabajo al aire libre que más tarde el mismo imitaría. Siempre se preocupó de darle una visión humana de Monet; en este óleo se le pinta acompañado por su esposa quien poseía una paciencia inagotable.

Clavel, lirio, lirio, rosa

Clavel, lirio, lirio, rosa - El Museo Nacional Británico de Arte Moderno

La inspiración de este óleo viene de una travesía por el Támesis donde Sargent vio linternas chinas colgadas entre árboles y lirios. El autor se dispuso a crear esta obra en el jardín de la casa que se hospedaba con dos niñas como modelo. Tardó varios meses en finalizar la obra debido a que buscaba siempre la hora mágica y solo disponía de unos pocos minutos para trabajar en ella. Es una de las pocas obras de línea impresionista que hizo al aire libre, al igual que su colega Monet.

El jaleo

Gaseados - Museo Imperial de la Guerra

Esta pieza se le encargó desde el Comité Británico de la Memoria de la Guerra, con el objetivo de mostrar los efectos del gas mostaza entre las unidades. La escena recrea a una fila de soldados heridos caminando hacia un hospital de campaña; parecen desfilar como si fuera procesión religiosa con los ojos vendados por el efecto cegador del gas. El autor visitó el frente para recrear estas escenas tan crudas que supo captar a la perfección.

El jaleo

Las calles de Venecia - Galería Nacional de Arte de Washington

Sargent recrea las escenas de Venecia en la que estuvo y donde aprendió mucho sobre la obra de Tintoretto. Realizó cientos de acuarelas sobre la ciudad de los canales. En esta pieza plasma a una mujer que porta un chal negro junto a dos hombres que permanecen uno en la sombra y el otro parcialmente visible.

Madame X

Madame X - Museo Metropolitano de Arte de Nueva York

A pesar de ser pintor de vanguardias a Sargent también se le reconocía como uno de los mejores retratistas de su época. Esta obra no fue bien recibida por el público parisino de la época, que la ridiculizó, esto causó que el autor quisiera abandonar París yéndose a Londres de forma permanente hasta su fallecimiento.

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