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La Virgen del pez de Raffaello Sanzio

La Virgen del pez, de Raffaello SanzioEFE

La exposición que recoge el legado y las raíces españolas de Nápoles

De la exposición de 'Los españoles en Nápoles-El Renacimiento meridional' destaca la pintura de La Virgen del pez, que vuelve al Museo Capodimonte 400 años después

De la ciudad de la luz decía el poeta alemán Goethe que era un himno a la belleza: la frase de «Ver Napolés y después morir» la escribió y popularizó el autor de Fausto al quedar prendado de la urbe italiana. A inicios del siglo XVI, la bella Nápoles, anteriormente perteneciente a la Corona de Aragón y mucho antes capital de su propio reino, perdió su independencia frente a la Corona Española. Durante el reinado español muchos fueron los artistas españoles que acudieron allí con la intención de absorber el Renacimiento en su pincel y educar su mirada artística.

El pasado español del sur de Italia renace 400 años después gracias a le exposición 'Los españoles en Nápoles - El Renacimiento meridional' y a la pintura La Virgen del pez de Raffaello Sanzio, una de las obras maestras por las que los artistas españoles emprendían el largo viaje. Esta pieza vuelve después de mucho tiempo a las salas del Museo Capodimonte gracias a esta exposición.

«Se trata de una gran operación identitaria que exalta nuestras raíces históricas», ha celebrado el ministro de Cultura italiano, Gennaro Sangiuliano, durante la presentación de la muestra en la que también se encontraba el embajador de España en Italia, Miguel Ángel Fernández-Palacio, y el director de El Museo del Prado, Miguel Falomir Faus.

«Las cuatro águilas del Renacimiento»

Durante el acto de presentación se destacó varias veces que Nápoles fue y es la ciudad más española de Italia. Un legado que se prolongó por más de dos siglos de dominio español y un pasado del que todavía presumen los mismo napolitanos. Esta exposición reforzará, aún más, los lazos históricos entre el arte español y el italiano de esa época. Un ejemplo claro de este vínculo son «las cuatro águilas del Renacimiento», cuatro artistas capitales que forjaron su carrera en Italia y asentaron la base del Renacimiento Español: Bartolomé Ordóñez, Diego de Siloé, Pedro de Machuca y Alonso de Berruguete.

Grabado de Nápoles de 1727

Grabado de Nápoles de 1727Wikipedia

«Por lo que dice, narra o pinta, Nápoles lo supera todo: la orilla, la bahía, el golfo, el Vesubio, la ciudad, la campiña, los castillos, los paseos… Pido disculpas a todos aquellos a quienes la vista de Nápoles les hace perder los sentidos», decía Goethe de Nápoles.

Una ciudad que, además de por su belleza y por su luz, destaca por su importancia estratégica e histórica. Se la conoce en gran medida por su pasado en la Corona de Aragón, por la larga pugna entre los Reyes Católicos y Carlos VIII de Francia, la pérdida de la corona española del territorio con el Tratado de Utrecht y el Reino de las Dos Sicilias de la que fue capital.

El periodo español, que duró más de dos siglos, se puede ver reflejado en muchas obras, como la Adoración de los Magos pintado por Marco Cardisio en 1520 y en el que aparecía el monarca Fernando II y su nieto en Belén.

'La Virgen del Pez'

Sagrada Familia con Rafael, Tobías y San Jerónimo, o Virgen del pez

Sagrada Familia con Rafael, Tobías y San Jerónimo, o Virgen del pez de Raffaello SanzioWikipedia

La Virgen del Pez fue la única tela pintada por el de Urbino para una parroquia napolitana en 1512. En el lienzo se muestra a la Virgen sentada en un trono sosteniendo al Niño en su regazo, acompañada a su derecha por San Jerónimo, que está leyendo la Biblia (que él mismo tradujo al latín): a los pies del santo se encuentra el león (poder, fuerza, dignidad y realeza). A la izquierda de la imagen se observa al Arcángel Rafael con Tobías, que sostiene el pez que sanará la ceguera de su padre.

Durante el acto hubo un pequeño cruce de declaraciones por parte del gobernador de la región de Campania, Vincenzo de Luca, que se refirió a este periodo como «aquellos años de dominación hispánica», y el ministro de Cultura italiano, que puntualizó las palabras del gobernador: «No uso el término dominación sino integración, porque quienes estudiaron las instituciones jurídicas de aquel tiempo saben el peso de Nápoles en la monarquía española. Más que dominación fue una integración, casi una monarquía con una doble cabeza, en Madrid y Nápoles».

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