Coetzee entrega a la Caja de las Letras su legado: «Cervantes es el escritor al que más venero»
El autor sudafricano, que publica sus obras primero en español, es el primer galardonado vivo con el Nobel de Literatura que entra en la cámara acorazada del Instituto Cervantes
En la caja número 915 de la Caja de las Letras del Instituto Cervantes ha sido depositada el legado del premio Nobel de Literatura John Maxwell Coetzee (Ciudad del Cabo, 1940). Se trata del manuscrito que contiene el diálogo entre el premio Nobel de Literatura y su traductora al español, Mariana Dimópulos: «El depósito podrá abrirse el día de mi muerte», ha indicado el escritor sudafricano en español durante el acto celebrado este viernes en la cámara acorazada de la institución donde se custodian y se atesoran objetos relacionados con la ciencia, las artes y las letras donados por personajes insignes de la cultura hispánica.
El acto, realizado en colaboración con el Museo del Prado, donde el escritor se encuentra realizando una residencia artística dentro del programa «Escribir el Prado», ha sido inaugurado por el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero: «Nos encontramos aquí, en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes para recibir el legado de uno de los grandes escritores de la literatura universal, de la literatura contemporánea», ha expresado.
En su intervención también ha querido agradecer con cariño la presencia de Javier Solana, presidente del patronato del Museo del Prado: «La existencia de una institución como el Instituto Cervantes se debe a Javier Solana y a personas como él».
Para García Montero, Coetzee es uno «de los grandes escritores de la literatura universal, de la literatura contemporánea» por lo que en ese sentido es un «honor recibir un depósito de una persona a la que se le admira y nos invita siempre a reflexionar». La Caja de las Letras recibe un legado muy «especial» que deja una «novedad, una pregunta y una responsabilidad», ha indicado el director de la institución.
«Novedad, pregunta y responsabilidad»
Una novedad ya que es la primera vez que el Instituto recibe un legado que no es de una de las lenguas maternas de nuestra cultura porque Coetzee escribe en inglés. Sin embargo, desde hace años –y así lo lleva realizando con sus últimas obras– el escritor decidió que sus libros se publiquen antes en español que en inglés. Esta razón, «además de la unánime admiración por su obra lo que nos lleva a recibir hoy su legado», ha indicado García Montero.
El premio Nobel de Literatura sudafricano reconoció recientemente en una de sus conferencias, dentro del marco del proyecto «Escribir el Prado», que había perdido el «combate» que entabló contra el idioma inglés, del que se ha declarado desilusionado, al intentar que su última novela, que se publicó primero en español, fuera traducida a otros idiomas desde su versión en castellano.
En este sentido, también se ha destacado su posición crítica ante la idea del «surglobal, una idea concebida desde el hemisferio norte que es el que decide lo que se acaba leyéndose en el mundo». Y se aplaude el valor con el que Coetzee se enfrenta a una «visión del mundo impuesta por el inglés», un idioma que el propio escritor sudafricano ha calificado de «idioma imperialista global».
Con el volumen que cierra su trilogía de Jesús –La muerte de Jesús– Coetzee va más allá. El texto original fue escrito en español y junto a su traductora Mariana Dimópulos, no dudo en adaptar el inglés a los requerimientos de la versión en español; pidiendo además a sus otras editoriales que considerasen el texto español como el original a partir del cual deberían hacerse las demás traducciones. «Y esta es la pregunta que nos deja su legado», ha continuado versando el director del Instituto Cervantes.
«¿Cuál debe ser nuestra relación con nuestro propio idioma?», se ha preguntado y ha subrayado la labor y el objetivo de la institución que es «evitar cualquier tipo de dominio, imperialismo y soberbia que tenga que ver en la relación con nuestras palabras». Esta pregunta nos lleva a la responsabilidad: la de ser críticos con nuestra lengua y su posición en el mundo.
También han querido acompañar al escritor en su entrega Andrés Úbeda, el subdirector del museo y Valerie Miles, directora de la revista Granta en español.
Para finalizar, el premio Nobel de Literatura ha pronunciado unas breves palabras en español donde ha comenzado bromeando: «Cuando el Museo del Prado me invitó a pasar un mes en Madrid, no me imaginé que acabaría mi visita en la cámara acorazada del Banco». Sin embargo, con gran ilusión y honor reconoció y agradeció encontrarse «rodeado de los recuerdos de grandes escritores de la tradición española».
Para finalizar, el escritor ha querido destacar que el hecho de «guardar un recuerdo» suyo en la cámara acorazada del Instituto Cervantes en en cierto modo «asociar mi nombre con el de Miguel de Cervantes, padre y madre de todos los novelistas y al escritor que más venero».
El autor sudafricano, una de las principales voces de la literatura universal, publica desde 2018 primero en español antes que en inglés —su lengua materna—, en una decisión personal que justifica como «un gesto» que parte de un «distanciamiento de un idioma en cuya visión del mundo no creo». Multigalardonado además con dos premios Booker, CNA de las Letras Sudafricanas, Jerusalem o Reino de Redonda, es autor de obras como En medio de ninguna parte (2003), Esperando a los bárbaros (2004), Vida y época de Michel K. (2006), Verano (2009), La infancia de Jesús (2013), Siete cuentos morales (2018) –con la que inauguró su obra literaria en español– o El polaco (2022).