La magia de Rembrandt: así iluminó 'La ronda de noche' con una luz que no parece de este mundo
Un equipo investigador de la Universidad de Ámsterdam desvela el misterio de cómo logró el pintor neerlandés iluminar su cuadro de un modo que parece imposible
Algunos de los misterios más grades e insondables que afectan a las realidades humanas se encuentran en el ámbito de la creación artística.
Valgan un par de ejemplos: ¿qué encierra la sonrisa en la frontera entre lo real y lo sobrehumano de la Gioconda de Da Vinci? ¿Cómo construyó Velázquez la composición imposible de Las Meninas? ¿Qué verdad oculta el inquietante reflejo de la Esfera de M.C. Escher?
En ese orden de incógnitas se encuentra también la brillante luz, fantasmagórica, casi irreal –como si no perteneciera a este mundo– de La ronda de noche de Rembrandt, custodiada en el Museo Nacional de Ámsterdam.
El óleo, pintado entre 1639 y 1642, representa a una ronda militar neerlandesa aunque, curiosamente, la escena no se desarrolla de noche, si no de día en un interior. El error del nombre se produjo por las defectuosas restauraciones de la obra a lo largo de los años, que ocultaron sus colores luminosos originales bajo capas de barniz que la oscurecieron.
Con todo, lo más destacable de La ronda de noche de Rembrandt es su uso de la luz, ese rayo de sol que se introduce por algún tragaluz o claraboya y que ilumina con una intensidad casi divina a los principales protagonistas de la escena: el capitán Frans Banninck Cocq y al teniente Willem van Ruytenburch.
La gran pregunta es, ¿cómo obtuvo Rembrandt ese color dorado brillante que llena de luz el cuadro?
La Universidad de Ámsterdam, tras un estudio pormenorizado publicado en la revista Heritage Science, y recogido también por la revista Historia de National Geographic, parece haber dado con la respuesta.
Según los resultados del estudio, Rembrandt habría desarrollado sus propios pigmentos mediante la experimentación con elementos químicos que le permitiera obtener colores hasta ahora nunca empleados, como el dorado que da a La ronda de noche su particular luz.
La investigación de la Universidad de Ámsterdam, que dio comienzo en 2019, consistió en el empleo de métodos digitales no invasivos como rayos X, espectroscopia y microscopía, detalla Historia National Geographic.
Los resultados revelan restos de sulfuro de arsénico y azufre, lo que apuntó al empleo por parte del pintor neerlandés de rejalgar o oropimente, empleados, el primero, para los colores rojos y, el segundo, para los amarillos.
Dichos materiales habrían sido alterados por el propio pintor, obteniendo sustancias muy poco comunes y que únicamente se pueden desarrollar por métodos artificiales.
La particular luz dorada de La ronda de noche en los colores rojo y amarillo sería el resultado de la mezcla de dichas sustancias obtenidas a partir del rejalgar y el oropimente con plomo, estaño y bermellón.