El Pisarro expoliado por los nazis podría ser devuelto a la familia propietaria por una ley «ideológica»
El tribunal federal de apelaciones de California sentenció en enero que el Estado español era el legítimo propietario de Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia de Camille Pissarro
Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia de Camille Pissarro tuvo que ser vendido a la fuerza por su propietaria, Lilly Cassirer Neubauer, a los nazis. Un episodio famoso del expolio. Tras casi dos décadas de batalla judicial entre el Museo Thyssen y la familia de Cassirer, un tribunal federal de apelaciones de California sentenció, el pasado mes de enero, que España es el legítimo propietario del cuadro.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Cassirer reclamó judicialmente el cuadro y en 1958 el Gobierno federal alemán la reconoció como su propietaria legal y le entregó 120.000 marcos como compensación.
En todo este tiempo la pintura cambió de manos varias veces hasta que en 1976 el barón Heinrich Thyssen-Bornemisza compró la obra en Nueva York. Posteriormente, en 1993, el Estado español adquirió la Colección Thyssen-Bornemisza, compuesta por 775 obras, entre ellas la de Pissarro, por 263 millones de euros.
Fue en 2005 cuando comenzó la disputa legal en California que terminó en una derrota que ahora podría ser un triunfo, incluso después de la apelación que se desestimó para confirmar la titularidad del museo español.
Esta semana el gobernador de California, Gavin Newsom, ha aprobado una nueva ley que introduce excepciones a la disposición legal californiana, quid de la sentencia, que posibilita que, en algunos casos las legislaciones de gobiernos extranjeros sustituyan a las estatales.
Esas excepciones se refieren a cuando la propiedad en cuestión fue «adquirida como resultado de una persecución política», según publica Artnews. Por esto el Gobierno de California, en palabras de su responsable, ha afirmado que se tiene el "imperativo moral y legal· de devolver las obras expoliadas a las familias.
Los Angeles Times publicó que «se trataba de una oportunidad única para corregir una injusticia histórica y asegurarnos de que algo así no vuelva a suceder», el mismo parecer que el de una magistrada californiana que dijo que España debería haber devuelto el cuadro a la familia Cassirer, a pesar de existir una sentencia firme.
Una opinión que se corresponde con la del ministro Urtasun, quien, a propósito del caso, dijo que respetaba la decisión de los tribunales, pero que «si me hubiera tenido que ocupar yo del expediente lo hubiera hecho de otra manera»: la presión mediática y ideología irrumpiendo en el poder independiente de los tribunales.