El delirio indigenista toma posesión del Thyssen y convierte el Palacio de Villahermosa en una selva 'woke'
Nebulosa de la calabaza y Omi: Templo de Yemoja, son las instalaciones inmersivas de la artista Tabita Rezaire, artista multidisciplinar y activista que explora las intersecciones entre tecnología, espiritualidad, decolonización y sanación, según el museo
El Palacio de los duques de Villahermosa fue construido en el XVIII. Es la mansión neoclásica donde el duque de Angulema residió al llegar a Madrid en 1823 al mando de los Cien Mil Hijos de San Luis. Un placa en la fachada de la Carrera de San Jerónimo recuerda que en sus estancias Franz Liszt, genio absoluto de la música, tocó el piano.
Después fue sede de un banco que quebró y antes que Museo Thyssen-Bornemisza fue Museo del Prado hasta 1992, cuando el ofrecimiento del edificio por parte de Madrid al barón Thyssen fue clave en que su colección se quedara en la capital española. El arquitecto Rafael Moneo fue el encargado de su remodelación como pinacoteca.
Desde entonces han pasado más de tres décadas y los tiempos han cambiado. Uno puede seguir paseando por las salas ilustres y lujosas que guardan tan impresionantes tesoros artísticos, pero también puede toparse, por ejemplo, con la selva inmersiva que representan las instalaciones (uno de los nuevos géneros que llaman artísticos) de la artista Tabita Rezaire: Nebulosa de la calabaza y Omi: Templo de Yemoja.
La primera «busca conectar al espectador con las prácticas no occidentales borradas por la colonización» a través de una experiencia sensorial que quiere conectar al ser humano con la naturaleza, mientras denuncia la contaminación de la acción humana producida por la colonización.
En cuanto a Omi: Templo de Yemoja, se trata de otra muestra sensorial dedicada a la diosa del mismo nombre, perteneciente a la religión yoruba africana, donde se supone que el quid está en la relación entre la biología y la espiritualidad a través del agua.
Tabita Rezaire mayormente utiliza viejos ritos indígenas no occidentales que mezcla con lo digital para «reconstruir identidades», se supone que destruidas por Occidente y la colonización. Wokismo en estado puro, una selva conceptual de indigenismo y revisionismo a partir del 8 de octubre (hasta el 12 de enro de 2025) entre las paredes nobles del bello Palacio dieciochesco de los duques de Villahermosa. Como si unos niños se hubieran puesto a jugar a Jumanji (o a algo peor) en tan elegante mansión.