Sale a la venta la ‘Mona Lisa de Oriente Medio’, el retrato de una momia egipcia que inspiró a Oscar Wilde
Oscar Wilde se inspiró en el retrato mortuorio de una dama egipcia pintada hace 2000 años para su novela 'El retrato de Dorian Gray'
El origen de la tabla pintada ya invita a la cautela. Se trata de un retrato funerario del Antiguo Egipto. En concreto, de época ptolomeica, lo que se evidencia en los rasgos helenizados de la mujer retratada.
En algún momento se ubicó en el interior de un sarcófago que contenía una momia egipcia. El retrato lo descubrió en 1888 el célebre egiptólogo británico Flinders Petrie en un yacimiento cercano a El Cairo.
Se desconoce la identidad de la mujer, aunque se sabe que tiene al menos 2000 años de antigüedad.
Pese a su antigüedad, la pintura conserva la vivacidad de sus tonos, la maestría del pintor, reflejada en el juego de sombras faciales, la representación del maquillaje, la transmisión de la mirada nostálgica y de una expresión serena y regia.
Destaca, en particular, la pericia a la hora de representar los bucles del peinado de la mujer, peinado que bien podría ser el de cualquier mujer de alta sociedad del París de la belle époque.
La belleza de la pintura, y de la mujer retratada le han valido el sobrenombre de «Mona Lisa de Oriente Medio».
En definitiva, la tablilla, clasificada como Retrato L, es una absoluta obra maestra de una modernidad inquietante que se adelantó un milenio y medio a los grandes retratistas florentinos del Renacimiento italiano.
Sin embargo, la relevancia del Retrato L se debe, sobre todo, a que fue la fuente de inspiración de Oscar Wilde para su gran novela El retrato de Dorian Gray.
Ahora, el Retrato L se exhibe en la galería londinense de Frieze. Una oportunidad única para admirarlo, ya que la tablilla está la venta y superará fácilmente el millón de dólares, informó el diario británico The Times.
Informa el diario que existen únicamente de los 67 retratos de momias egipcias desenterrados por Petrie, el Retrato L es el de mayor calidad y el mejor conservado.
Según apunta The Times, Wilde vio el retrato en el Egyptian Hall de Londres y generaría en él un chispazo del que nacería El retrato de Dorian Gray.
¿Qué vio el escritor irlandés en la tablilla? El argumento de la novela –una revisión del mito de Fausto y Mefistófeles– tal vez ayude a aclararlo. El gran tema de El retrato de Dorian Gray es la fugacidad de la vida y de la belleza.
Dorian Gray, un joven perteneciente a la alta sociedad británica, llama la atención del artista Basil Hallward. Cautivado por la belleza del joven, el artista lo retrata en un cuadro que deja sin palabras al joven Gray.
La pintura lleva a Dorian Gray a comprender que su belleza y juventud no son eternas y empieza a albergar el deseo de permanecer eternamente joven y que sea el retrato el que envejezca.
Tras un suceso trágico resultado de su inmoralidad, vicios y culpas, Dorian Gray se encierra una noche en su cuarto con el retrato. Al salir de su letargo observa en el retrato una arruga en su rostro que antes no estaba. Su retrato en el cuadro había empezado a envejecer mientras él permanecería siempre joven.
La belleza de la «Mona Lisa de Oriente Medio» llevó a Oscar Wilde a especular por la mujer retratada, el origen de su belleza y la fugacidad de la vida.