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La sierra de Guadarrama pintada por SorollaMinisterio de Cultura

Subir al monte tras los pasos de Sorolla: el secreto cultural que oculta la sierra de Madrid

El pueblo de Cercedilla oculta un tesoro cultural que la puede situar en el mapa como referente mundial

Joaquín Sorolla quedará por siempre vinculado a su Valencia natal, a la que dedicó sus cuadros más importantes donde retrató su mar, sus playas, sus gentes y, sobre todo, su luz.

A Sorolla se le conoce como el pintor de la luz, del Mediterráneo, el principal exponente del impresionismo en España, cuyo interés temático por la cotidianidad, por las costumbres de España y el folclore de sus pueblos lo sitúan como un artista de particular originalidad y modernidad.

La figura y obra de Sorolla también está estrechamente relacionada con Madrid. En la capital de España vivió durante gran parte de su vida en el maravilloso palacete de Chamberí, cuyo jardín, pensado y diseñado por él, ejerció en su creatividad un papel similar al que el ejerció en Monet los jardines y estanques de Giverny.

Su antigua casa es ahora el Museo Sorolla de Madrid, galería de referencia para conocer la obra del pintor valenciano, ahora en inmerso en un ambicioso plan de restauración y ampliación que se alargará hasta 2026.

Con motivo del centenario de la muerte de Sorolla se han organizado grandes exposiciones por toda España y en el extranjero, que han tenido la feliz consecuencia de que el gran público a nivel internacional redescubra la obra de este genial pintor impresionista que, sin embargo, no suele ubicarse con los grandes impresionistas. Eso está cambiando y Sorolla es cada vez un artista más demandado.

En este momento, y aprovechando las obras en el Museo Sorolla, las Galerías de las Colecciones Reales de Madrid acoge una de las exposiciones más importantes sobre la obra de Sorolla: Sorolla, cien años de modernidad.

Sin embargo, en el mapa de los lugares vinculados a Sorolla suele pasar desapercibido un lugar que ha sido capital en la vida del pintor: el pueblo madrileño de Cercedilla, situado en las faldas de la Sierra de Guadarrama.

Allí, en la llamada Casa Coliti (ahora también Casa Sorolla) –donde anteriormente, cosas del destino, había residido también Juan Ramón Jiménez–, un hotelito de alta montaña con maravillosas vistas al valle de la Fuenfría, solía veranear Sorolla en compañía de su familia.

El lugar, aunque situado en las antípodas espirituales y culturales del Mediterráneo que tanto amaba, era un lugar ideal para la familia Sorolla: la hija del pintor, Elena, encontró en el aire sano y seco de la sierra madrileña el lugar idóneo para recuperarse de la tuberculosis que la afectaba.

Pero es que, además, Sorolla descubrió en los pinares, valles y montañas del Guadarrama un paisaje de belleza exuberante, luz irreal y misticismo embaucador que supo plasmar con su habitual maestría en su pintura.

En el año 1920 Sorolla sufrió una hemiplejía, dicen que como consecuencia de la intoxicación por cadmio resultado de la composición de algunas de sus pinturas, que le obligó a abandonar la pintura.

En 1923 fallecía Sorolla en ese hotelito de Cercedilla, situando así a este pequeño pueblo madrileño en la ruta de uno de los pintores más célebres que ha dado España y cada vez más reconocido y reivindicado a nivel internacional.