José Luis Perales rompe a llorar tras despedirse para siempre de los escenarios
Tras recibir una ovación de más de cinco minutos, caminó despacito con las manos en los bolsillos, dirigió una última mirada al público y se marchó
José Luis Perales ha acariciado su guitarra y ha roto a llorar tras interpretar Me iré calladamente: la canción con la que ha terminado el concierto en el Antel Arena de Montevideo y su carrera en los escenarios para siempre.
Después de toda una vida cantando y componiendo algunas de las canciones más famosas de la música española, el cantautor ofreció en Montevideo el último show de la gira y de su carrera.
Dos horas de emoción
Fueron dos horas de repaso a los cantos imprescindibles del cancionero de Perales: Un velero llamado libertad, Celos de mi guitarra o Me llamas, en un clima de sentido agradecimiento por parte de un entregado público.
La gira Baladas para una bienvenida ha echado el telón a una carrera llena de éxitos y bonhomía. Con Celos de mi guitarra, Perales echó la vista atrás: «Corría el año 1973 cuando nació una canción que se coló en vuestras casas por mucho tiempo. Son casi 50 años de eso, pero espero que la recordéis todavía», dijo con la voz quebrada un artista al que las lágrimas le visitaron a lo largo de la noche, cada vez que alguien desde la platea le vitoreaba.
Consciente de tanto cariño, el cantautor les dijo desde el escenario que eran «una gente bastante especial, bastante generosa» y que, «por eso, había elegido Montevideo para el adiós a las tablas».
«Ha sido un año difícil para todos, pero tener la oportunidad de esta gira, que es la última, de terminar en este lugar ha sido especial. Lo llevaré en mi corazón», continuó.
El compositor que «no quería ser cantante» y que era «feliz escribiendo para alguien que no sabía» desgranó durante unos 120 minutos sus grandes éxitos, como Le llamaban loca, Por qué te vas o Creo en ti: temas que se hicieron famosos en la voz de otros artistas.
Y se marchó entre lágrimas
Pese al agotamiento de una gira que le ha llevado por varios países, Perales ofreció una voz sin fisuras y una sonrisa agradecida que no se desdibujó en toda la noche.
Melodía perdida, Ella y él y Que canten los niños también sonaron en la parte final del recital, en el que no faltaron como bises Un velero llamado libertad, Y cómo es él y Te quiero.
Precisamente dedicó un verso de esta canción al público que no quería despedirse de su ídolo: «Os quiero como la tierra al sol»; y dijo adiós para siempre con su tema Me iré calladamente. Y, tras recibir una ovación de más de cinco minutos, caminó despacito con las manos en los bolsillos, dirigió una última mirada al público y se marchó.