Elvis Presley y las razones por las que es casi imposible hacer un filme que no desmerezca su mito
No se sabe si Baz Lurhmann lo va a conseguir con 'Elvis', pero nos atrevemos a mostrar algunos obstáculos que deberían saltarse para lograrlo
MadridActualizada 13:28
Si tuvo que llegar Sam Raimi, el conocido director de películas de terror, mayormente (que había dado muestras de su versatilidad con interesantes filmes de otros géneros), para hacer la primera versión cinematográfica de Spiderman a la altura del personaje, quizá tenga que llegar otro inclasificable como Baz Lurhmann para dar con la tecla de Elvis en 8 milímetros. Si lo consigue o no es una tarea que dilucidarán nuestros compañeros de cine. Aquí «solo» nos atrevemos a dar algunas claves de la leyenda de Memphis que quizá deberían estar en la obra del particular director australiano para conseguir el objetivo.
La belleza de Elvis
La belleza de Elvis es un gran problema. En True Romance el protagonista es un apasionado de Elvis. Habla constantemente de él. Lleva las gafas de sol de su última época y, sobre todo, habla con él en su interior. En una escena dice que si en el mundo desapareciesen todas las mujeres y tuviese que acostarse con un hombre lo haría con Elvis. Es casi imposible encontrar un actor con un rostro que no desmerezca al de Elvis. Al contrario es más fácil y resulta mejor. Joaquin Phoenix es más atractivo (o no lo es menos) que Johnny Cash y ese problema no existió, por ejemplo, para lograr un biopic sobresaliente como Walk the Line.
Su forma de moverse
Otro gran problema. Nunca nadie se ha movido como Elvis y nunca nadie lo podrá hacer, como nunca nadie podrá cantar, por ejemplo, como Freddie Mercury. En Bohemian Rhapsody esto lo resolvieron utilizando la voz del propio Freddy para redondear una estupenda película. Como Johnny Cash apenas se movía, Joaquin Phoenix pudo imitar con acierto los gestos del cantante de Arkansas. Pero ¿cómo imitar los bailes únicos de Elvis sin que parezcan un intento mediocre?
El sonido y el sentimiento
Fue Sam Phillips, el propietario de Sun Records (el mítico estudio donde también grabaron sus primeros discos Jerry Lee Lewis, Johnny Cash o Carl Perkins), quien dijo que si pudiera encontrar a un blanco que tuviera un sonido negro y un sentimiento negro «podría hacer mil millones de dólares». Otro problema más. Si el exótico y particular rostro de Elvis era el resultado de un padre con antepasados escoceses y alemanes, una madre con orígenes franceses e irlandeses, y hasta el de una tatarabuela india cheroqui, no es una simple cuestión de inventarse un abolengo, sino de que el mismo, como los anteriores apartados, tenga verosimilitud en la pantalla.
La «locura pop»
Y de sus características personales a su efecto exterior. La «locura pop» de aquellos 50 es tan difícil de recrear como la propia figura, estética e íntima de quien la provocaba. No fue lo mismo que con Frank Sinatra o Los Beatles, aunque se le pareciese. Elvis estaba prohibido de cintura para abajo hasta que no tuvieron más remedio que mostrarlo de cuerpo entero. El pobre Ed Sullivan (a quien Elvis y los Beatles hicieron mucho más rico a pesar de sus objeciones), el presentador de televisión más famoso de la época, tuvo que lidiar con todo ese cambio como la imagen de unos Estados Unidos que se transformaban.
El camino alternativo
Si Clarence Worley, el protagonista de True Romance, fan absoluto de Elvis Presley, fuera real, abominaría de una película sobre su ídolo por la imposibilidad de reflejar el sentido verdadero, en todas sus facetas y visiones, del cantante de Tupelo. Todo un reto que sin embargo el cine ha demostrado que es posible encontrando un camino alternativo, como el de asaltar con éxito una fortaleza inexpugnable gracias a un ingenio que nadie se esperaba.
Escuchar noticias
Es una funcionalidad para los miembros de Mi Debate. Regístrate ahora, no tiene ningún coste.