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Los Sex Pistols junto al artista Thomas Dellert (en el centro, de rosa) en 1978

¿Hubieran atacado los viejos grupos punk la cultura 'woke'?

The Clash o Sex Pistols, sobre todo, se mostraron contra el poder o las costumbres que actualmente detenta la ideología de la cancelación

Los Sex Pistols le cantaron a finales de los 70 a la reina de Inglaterra su propio God Save the Queen. Su primera estrofa decía: «Dios salve a la reina/ Al régimen fascista./Hicieron de ti un idiota/ Una bomba H potencial...». No hace mucho Johnny Rotten, el cantante, dijo sobre aquel efímero tiempo con los Pistols que sus compañeros no le entendían. Es posible que casi nadie «entendiera» el punk porque en realidad no había nada que entender. Era simplemente una protesta musical de composición sencilla, casi desnuda. Como el eslogan de una manifestación, pero con melodía.

Originalmente el punk se dirigió contra el poder, el conservadurismo, el racismo, la moral o las tradiciones. «No hay futuro», cantaba Rotten en su nihilismo voceras como parte de la esencia filosófica del punk, que después de su prehistoria con la banda a la que también perteneció Steve Jones o Sid Vicious (juntados por obra de Malcolm McLaren) empezó a ramificarse. Del nihilismo imposible de mantener poco más allá de lo que duraron los Sex Pistols (con permiso de los anteriores, más duraderos, mejores y también prefabricados The Clash), empezó a crecer el árbol donde surgieron grupos impensables en este sentido como U2, que en su principio, estética y musicalmente, se inspiraron en el punk, aunque luego nunca lo parecieron.

Es casi imposible no creer en nada siempre. Como el Bazárov de Padres e Hijos e igual que este personaje de Turguénev, sin una ideología clara, pero con un deseo de romper, el carácter, el impulso, se va atenuando como se atenuó Johnny Rotten para convertirse en John Lydon y hablar de sus emociones en su banda inmediatamente posterior, Public Image Ltd. Lo difícil ya estaba hecho y ya no volvió a suceder. El objetivo ya estaba marcado y por ese camino continuaron los «protestones» del punk y del postpunk. Nada nuevo en la mirilla que había pintado God Save the Queen o Anarchy in the UK. Una UK monárquica y conservadora y Thatcheriana que creó el telón de fondo.

Pero, ¿qué hubiera pasado con el punk de nacer en 2023? ¿Se hubiera dirigido del mismo modo contra el rey Carlos III, por ejemplo, o hubiera puesto sus miras, su protesta, en el nuevo poder, en el nuevo conservadurismo, en la nueva moral o en las futuras «tradiciones» de la (sub)cultura woke? No parece esto último muy posible viendo como la mayoría de aquellos punks o (casi) punks de finales de los setenta y principios de los ochenta se muestran complacientes y hasta portavoces de la nueva hegemonía en los veinte del XXI. Claro que, en realidad, nunca nadie hizo canciones como los Sex Pistols porque nadie, ni siquiera los Sex Pistols, quiso nunca hacerlas.

'God Save the Woke'

Aquello fue como un exabrupto, el nihilismo original y embrutecido del que hablaba Turguénev y que en ese tiempo fue el germen de la revolución rusa y de otras revoluciones como espejo. Eso fue hace un siglo, pero cincuenta años más tarde ya no había revoluciones que hacer salvo los sucedáneos estéticos del punk que nada hicieron por unos supuestos afanes que al final solo eran (y fueron) el camino de la riqueza (contra la que cantaban) y de la fama. La fama que sí consiguieron los Sex Pistols (no la riqueza), los únicos y genuinos punks imaginables que gritarían un God Save the Woke, cuando hasta los NOFX que se despiden ahora después de 40 años siguen apuntando en la misma dirección que en los setenta, con lo que ha cambiado el cuento.