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Damon Albarn, cantante de Blur, durante su concierto en BarcelonaEFE

¿Ha ganado Blur a Oasis al final de todo?

Tras suspenderse por la lluvia el concierto en el recinto del Primavera Sound, la Riviera acogió a orillas del Manzanares a los londinenses

¿Y si Oasis fue el típico alumno popular de instituto americano y Blur el empollón burlado que treinta años después acabó contemplando el ocaso del efímero ídolo desde las alturas? Hay una famosa fotografía de 1996, durante un partido de fútbol benéfico, en la que Liam Gallagher, el cantante de Oasis, se encara, pendenciero, con Damon Albarn, el líder de Blur, que aguanta la bravata con prudencia a juzgar por los rostros de ambos.

Eran los tiempos del éxito máximo de los Gallagher, que además iban por ahí diciendo que eran la mejor banda de la historia, fanfarroneando y provocando (sobre todo Liam, a quien su hermano Noel más bien seguía el paso), mientras Albarn y los suyos parecía que se iban quedando atrás al mismo tiempo que Liam y su flequillo de Los Beatles se llevaban a Patsy Kensit, la reina del baile.

Pero ahora parece que los tiempos de instituto pasaron y que Oasis se quedó en su gloria juvenil y Blur fue a la universidad y se graduó e incluso se doctoró y empezó a trabajar y a hacerse mayor y a labrarse un nombre que supera al que tuvieron en la adolescencia, incluso al que tuvieron en la adolescencia sus rivales que no lo fueron tanto. La prensa que aprovechó una chiquillada, una travesura de niños para convertir un día de clase en el combate entre Ali y Foreman o entre Warhol y Basquiat.

Treinta años después Blur continúa como el primer día, sumando la nostalgia a un exultante casi regreso, mientras Oasis, a fuerza de peleas (de Liam, mayormente) se ha convertido en el chisme amarillo que dejó para siempre Don't Look Back in Anger.