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Rafa Sánchez, de La Unión, en su concierto de Atardeceres Larios en Málaga

Rafa Sánchez, de La Unión, en su concierto de Atardeceres Larios en Málaga

Rafa Sánchez, de La Unión: «Nadie quería 'Lobo Hombre en París' y fue número uno once semanas»

«Sigo pensando en La Unión con nostalgia», afirma en una entrevista única con El Debate quien triunfó en los 80 con su pop rock de nueva ola y, 40 años después, sigue haciéndolo en solitario

Rafa Sánchez (61 años) tenía veintipocos años cuando el grupo musical que lideraba, La Unión, se convirtió en número uno en nuestro país. Desde mediados de los ochenta, canciones como Lobo-hombre en París le granjearon fama, dinero, aduladores y, lo más importante, un gusto imparable por la música que no le ha abandonado en estos cuarenta años.

Hoy, Rafa Sánchez continúa su carrera en solitario, y es una de las nuevas incorporaciones (junto a José Mercé, Los Rebeldes o Mikel Erentxun) del ciclo de conciertos experienciales Atardeceres Larios. Tras su concierto en Málaga nos reunimos con él para hablar de música, pero también de placeres, cultura y nostalgia.

–Eres uno de «los nuevos» en los Atardeceres Larios. ¿Cómo has acabado cantando en Málaga?

–La propuesta llegó por los cauces normales: a través de mi mánager. Viendo el elenco de los artistas que ya lo habían hecho en años pasados (¡y en este!), quise que figurara mi nombre también.

–¿Este concierto forma parte de tu gira Biografía, en la que repasas canciones y cuentas anécdotas de tu vida?

–Exacto. Es un relato de cómo ha ido cambiando mi vida desde que empecé con La Unión, con canciones de aquella época, y también las mías como solista. Y voy contando historias para que comprendáis cuáles son las claves que me han ido moviendo canción a canción y año tras año.

–¿Eres de esos a los que a veces les pesa un poco que le pidan siempre canciones del pasado? ¿O vives agradecido por poder cantarlas una y otra vez?

–Solo ver las caras de la gente cuando suenan los primeros acordes de esas canciones... No solo no me sienta mal, sino que me siento muy orgulloso de ser uno de sus compositores. Me gusta ser y asumo mi alter ego de 'lobo-hombre', aunque aquellos años fueron una auténtica locura.

–No sólo es un himno de la música en España, sino que es un himno intergeneracional...

–Por supuesto, pero los que tienen la culpa son la primera generación que las escucharon. Pero de tanto reproducirla en casa, los hijos acabaron compartiendo esa música... y ahora ya los nietos. Es fantástico poder hacer ese cruce de generaciones. A mí me parece genial; incluso en las nuevas canciones que estoy haciendo estoy intentando captar a un público más joven que el típico de mi quinta.

–¿Cuesta atraer a las generaciones más jóvenes?

–Mucho. En mis conciertos suele haber gente mayor de 30... Aunque de repente ves a gente que ha conocido La Unión a través de sus padres, y te emocionas. Con «Rafa Sánchez» pasa lo mismo, es difícil que haya gente menor de 30. Es algo que también percibo en redes: un rapero que ha salido hace tres meses, de repente tiene 500.000 seguidores, y yo, que llevo casi 40 años en la música, tengo 50.000.

Un rapero que ha salido hace tres meses tiene 500.000 seguidores, y yo, que llevo 40 años en la música, tengo 50.000

–¿Eso es un hándicap a la hora de componer nuevos temas? ¿O no lo es para ti, que llevas cuatro décadas haciéndolo?

–Con La Unión era un trabajo de equipo. Trabajábamos en los ensayos, adaptando el tempo al tipo de canción que queríamos, porque no teníamos batería. pues si queríamos una balada poníamos un tempo. Yo hacía las melodías y luego, desde que Íñigo Zabala dejó la banda, hice también las letras del 99,9 % de los temas editados con La Unión.

–¿No es difícil no dejarse llevar y hacer siempre lo mismo cuando lo que haces funciona? ¿Innovar es una necesidad?

–Cuando estás en un grupo estás obligado a tener en cuenta la opinión de los otros componentes, pero ahora que voy en solitario me puedo permitir ciertos lujos. Y de hecho, la última canción que he editado, que se llama Excitante, tiene un contenido sexual bastante explícito y ha habido un montón de seguidores que se han echado las manos a la cabeza. Pero yo quería salirme de mi esfera de confort, incluso me apetece equivocarme. Así que pido perdón a los que no les haya gustado, pero creo que es algo vital intentar buscar otras maneras y otros caminos.

–Porque ¿estás componiendo? ¿Vas a sacar nuevo álbum pronto?

–Sí, si no se tuerce la cosa, ya que de repente ahora fabricar vinilos lleva mucho tiempo y quiero sacarlo en cd y en vinilo, espero que este próximo otoño vea la luz mi próximo disco, que se llama Sólo para adultos. Es una radiografía del mundo en que vivimos, pero a través de los ojos de alguien ya maduro.

Cuando estás en un grupo estás obligado a tener en cuenta la opinión de los otros componentes, pero en solitario me puedo permitir ciertos lujos

–¿Tú eras adulto con 18 años?

–Legalmente sí era un adulto, pero yo ahora que pienso y que he echado una mirada retrospectiva a toda mi vida y mi carrera, creo que he estado bastante loco y a veces también pienso en manos de quién me he dejado a mí mismo. Como te digo, eran años muy locos.

–¿Cómo fue acumular tanta fama y generar ese fenómeno en tan poco tiempo? Porque fue muy repentino...

–Fue muy repentino y sorprendente. Movíamos las canciones, especialmente Lobo-hombre en París, por discográficas independientes y no le veía ningún futuro. Los primeros sorprendidos fuimos nosotros: fuimos número uno durante once semanas seguidas. Con cifras así se te da la vuelta la cabeza, pero para bien o para mal, nuestro segundo álbum no funcionó tanto y nos hizo poner los pies en la tierra. Y yo creo que aunque en el momento fue un poco decepcionante, creo que a la larga no nos vino bastante bien.

Los primeros sorprendidos fuimos nosotros: con 'lobo-hombre en París' fuimos número uno durante once semanas

–¿Fue un punto de salvación? ¿Crees que han cambiado las cosas, lo que se entiende como 'normal' cuando se alcanzan ciertas cotas de fama cuando se es muy joven?

–Es posible. Yo creo que al final ese tipo de manifestaciones que tienes al principio son una muestra de tus inseguridades. Una vez que ya te planteas que puede ser una forma de vida y que lo importante es que todas las cosas que hagas, tanto grabaciones como directos, sean excepcionales, repiensas tu actitud.

–Igual que Ketama y Antonio Carmona o Mikel Erentxun y Duncan Dhu, ¿tú has empezado a reivindicar a Rafa Sánchez más allá de La Unión?

–Sí, obviamente. Aunque considero «de La Unión» como mi segundo apellido, porque estoy muy orgulloso del trabajo que he hecho con ellos. Pero también creo que hoy por hoy Rafa Sánchez, en uno o dos años, dejará de tener que llevar el apellido para saber de quién se trata. ¡O eso espero! Pase lo que pase, La Unión va a seguir conmigo en el escenario.

–Además de con orgullo, ¿piensas a veces en La Unión con cierta nostalgia?

–Por supuesto que hay nostalgia. han sido 36 años en los que he pasado, tanto con Mario como con Luis, más tiempo que con mis hermanos biológicos. Me he vuelto mejor persona con ellos y creo que también me he vuelto mejor músico. Entonces, no solo los dos últimos años, que fueron un poco eléctricos y desagradables. El resto tengo unos recuerdos buenos y malos, pero todos con el tiempo se han transformado en por lo menos graciosos. Entonces, si no tengo nostalgia, cuando hablo de la Unión.

Tras 36 años con La Unión me he vuelto mejor persona y también mejor músico

–Tú dices que perteneces a «la vieja industria». ¿Crees que hoy sigue habiendo espacio para el rock o está cada vez más arrinconado?

–Creo los tipos de música, el rock, el pop, al final son todo un poco lo mismo. Simplemente, esas definiciones sirven para crear tribus. El reguetón tiene una base de bolero y de bachata, el rock puede ser country con otro tipo de sonidos, el pop está por todas partes... Para mí, la distinción es entre buena o mala música, o incluso diría que diferencio entre la que me gusta o no me gusta, que es como se mueven hoy los tiempos, ¿no? Like or dislike.

–Igual que el rock, especialmente el sonido que llegó a España en los 80, era una búsqueda de libertad y de ruptura con lo anterior, ¿crees que el reguetón cumple un poco hoy esa función de altavoz de los tiempos?

–Por supuesto. La labor de los artistas es justo ir adelantando los tiempos que vienen. A mitad de nuestra carrera, en La Unión cantábamos en Más y más: «Haz conmigo lo que quieras, nena», cuando hasta ese momento era el hombre el que había tenido el papel de llevar la iniciativa. Pero todo estaba cambiando y empezaba a estar bien visto que las chicas expresaran su deseo.

Rafa Sánchez, de La Unión, en su concierto de Atardeceres Larios en Málaga

Rafa Sánchez, de La Unión, en su concierto de Atardeceres Larios en Málaga

–¿Crees que si hubieras nacido ahora serías reguetonero?

–Yo he nacido cada día, y la próxima canción que voy a lanzar es un reguetón que se llama Apariencias, que estrenaré a mediados de julio. De hecho, el fenómeno reguetón a mí me enorgullece. No me gusta todo lo que se hace, pero sí he visto que aparte de pincharse en castellano en las pistas de Londres, de repente creo que ha llenado de orgullo a una música que estaba un poco defenestrada. ¡Todo lo latino ha renacido! Hoy hay colaboraciones hasta de Justin Bieber con Fonsi. El mundo anglo, que ha sido siempre muy cerrado, está mirando también, aunque sea a veces de reojo, al mundo latino, y eso me llena de orgullo.

El fenómeno reguetón a mí me enorgullece

–En una época en la que imperaba la hegemonía de lo anglosajón, ¿era difícil para vosotros cantar en español?

–Muy difícil. De hecho, se dio un fenómeno en México llamado «rock en tu idioma», porque se daba por hecho que el rock tenía que ser en inglés y que en español sólo había música melódica. Pero llegamos nosotros, Soda Stereo, Mecano, Hombres G... Y la gente entendió que el rock no tiene un solo idioma.

–¿Qué opinas de la música como «fenómeno de consumo»?

–Creo que siempre hay un cierto equilibrio. Obviamente, cuando cuando se editaban los discos de vinilo, yo recuerdo consumir el álbum entero, leerme las portadas y los libretos. Ahora todo es consumo rápido, pero a mí un verano me parece incluso mucho para una sola canción. Hay algo bueno en esto: tenemos a golpe de clic todas las canciones que se han hecho hasta el momento. Y eso, por necesidad, tiene que cambiar la escena.

–¿Qué disco o vinilo recuerdas haber salido corriendo a comprar en tu juventud?

Reggatta de Blanc, de Police (1979). La verdad es que ya venía escuchando el reggae de Bob Marley y de repente esa apuesta que hizo Police con tres instrumentos me pareció brutal. Fue el primer disco que me compré con mi dinero, porque antes no tenía mucho, y menos para comprarme discos...

–¿Qué escuchas ahora, a quién le sigues la pista?

–Me gustan mucho grupos como Coldplay y Maroon 5, pero luego también creo que están surgiendo este verano un montón de canciones que me gustan muchísimo. Hay uno por ahí de Jarvis, está el que me parece buenísima, súper, con muy buena onda, aunque la letra sea un poco triste de todo. De repente no me acuerdo el nombre. Es que hay veces que me pongo listas de reproducción y sé qué canción me gusta, pero no sé ni quién la hace, ni cómo se llama ni nada. Si escucho eso cuando hago gimnasia o cuando estoy así, relajado, pues me pongo una playlist de lo que vayan saliendo. Algunas cosas me gustan y otras no.

–¿Cuál es el último concierto al que has ido?

–Voy a pocas salas, pero Simple Minds me encantó. Ha sido siempre una banda que me ha gustado mucho y verlos en directo con ese sonido tan contundente que tiene ciertas bandas inglesas o me lo pasé fenomenal.

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