¿Es «puro arte» la canción de Residente y Silvia Pérez Cruz en el Museo del Prado como dice Urtasun?
Cualquiera diría que Ernest Urtasun está hablando de tauromaquia, pero no
Cualquiera diría que Ernest Urtasun está hablando de tauromaquia. Pero no. Esta refiriéndose a la canción de Residente y Silvia Pérez Cruz y al vídeo del mismo tema grabado en el Museo del Prado. En un ministro más activista político que gobernante siempre son noticia sus referencias únicas a la cultura:
Urtasun hace política incluso cuando solo habla de cultura, fiel a sus principios de Groucho. No se trata de criticar los gustos del ministro, sino de ponerlos en este caso sobre la pantalla. «Puro arte» puede resultar una expresión ciertamente exagerada para la entidad real de este vídeo y esta canción.
Se podría decir sin riesgo que el poemita más (aparentemente) sencillo de Federico García Lorca tiene más «puro arte» (si es que se va a suponer que esta expresión no proviene de un profano en la más elemental cuestión artística) en la más leve asonancia que cualquier «verso» de esta canción.
La canción es buenísima, pero con un escenario así, es otro nivel
Tampoco es que sea una obra deleznable, no hay que exagerar como hace Urtasun al revés, pero la apología de la performance (las mujeres con los ojos velados) es sospechosa en el artefacto que nos presenta el ministro como una cumbre del arte nuevo: «La canción es buenísima, pero con un escenario así, es otro nivel».
Es decir, a Urtasun la canción le parece «buenísima», quizá un superlativo menor que «puro arte», a lo que añade la adversativa de que el escenario la hace mejor. ¿Cabría pensar que sin ese escenario la canción en realidad no sería «buenísima» para Urtasun? «El hábito no hace el monje», dice el refrán que tampoco debe de conocer el ministro.
Tampoco hay que dar vueltas sobre un simple tuit, pero estas pequeñas declaraciones de intenciones sirven, una vez más, para no perder de vista las opiniones del político colocado para ideologizar la cultura, y del mismo modo adocenarla.
Ernest Urtasun podría haber escrito con la prudencia que se le presupone al gobernante que esta canción tan ostentosa e inane (sin perjuicio de la bella voz de Silvia Pérez Cruz) le gusta, o incluso simplemente no decir nada. Pero no. La ha calificado de «puro arte», del mismo modo confundido que dijo que medio lustro son 25 años o del mismo modo sectario que dijo que la Hispanidad es colonialismo.