Diez citas musicales para aliviarse de la canícula

Los más curiosos y exigentes deberán viajar a los centros exclusivos de Bayreuth, Pésaro, Salzburgo, Aix-en-Provence, Glyndebourne, Lucerna, Tanglewood y por ahí… A los que no les quede otra que permanecer en su santa casa o aledaños, y aunque la presente oferta no sea como para tirar cohetes (dado lo conformista y trillado de las programaciones) habrá que decirles que siempre aparece un roto para un descosido. Aquí van solo diez propuestas, con las que quizá logren disfrutar espantando el tedio de estos días ganados para el solaz.

Bychkov, garantía de excelencia para el ‘Tristán’ en la Colina Verde

Con la presencia de Semyon Bychkov en su legendario foso, Bayreuth parece recuperar ahora la talla indiscutible de un profundo, auténtico director, conocedor del compositor al que esta cita se propone honrar y servir en cada nueva edición, para la función inaugural. Vistos los delirios que se gasta la bisnieta Katharina, posiblemente más interesada en profanar que en reivindicar la memoria de su pariente (el gran coloso de la ópera romántica junto a Giuseppe Verdi) nada bueno puede esperarse, en principio, de la nueva producción de Tristán e Isolda que ofrecerá Thorleifur Örn Arnarsson.

El joven director de escena islandés hará su debut en la Colina Verde después de ofrecer, sobre todo, mucho teatro en los recintos de ciudades alemanes y de su propio país. La incógnita se desvelará en una esperada cita inaugural que seguramente hará correr ríos de tinta. Porque ya se sabe, a mayor escándalo se considera que el «triunfo» ha sido siempre más relevante.

Bychkov tendrá bajo su responsabilidad musical un reparto correcto, en el que el tenor Andreas Schager, el Tristán de referencia estos días, repetirá inauguración después de su destacado Parsifal del año anterior. Debuta Camilla Nylund como Isolda, una magnífica soprano, conocida en España desde que Zubin Mehta la dirigiese en aquellas recordadas funciones de Salomé durante la mejor etapa valenciana. Y se ha incluido a los sólidos Günther Groissböck como Marke y Ekaterina Gubanova en el rol de Brangäne. Si la cosa se pone imposible, queda cerrar los ojos: la sublime partitura wagneriana, servida por la rutilante orquesta de Bayreuth bajo la guía de Bychkov, gran reecreador de la misma, siempre nos reconciliará con los mayores logros del ser humano. De ese modo se podrá seguir, por ejemplo, en la retransmisión prevista por RNE.

Italia elige a un tenor asturiano para recordar a Puccini

Un español que no resulta profeta en su tierra, estos días, parece ser el tenor Alejandro Roy, más reclamado en el extranjero. Acaba de obtener un enorme éxito en Limoges (Francia) con una de sus máximas recreaciones, el Canio de «I Pagliacci», que pocos intérpretes de su cuerda pueden permitirse el lujo de cantar hoy como lo hace él, recordando a los grandes de otra época. Y más adelante volverá a ser el príncipe Calaf en las funciones de Turandot que ha programado el Teatro de la Ópera Nacional de Praga. Aunque antes le aguarda otro compromiso de singular relevancia.

En plenas conmemoraciones por el centenario de la desaparición de Giacomo Puccini, el último gran autor operístico entre los italianos, resulta que el Festival de Torre del Lago, es decir, el lugar predilecto del autor mientras vivió, donde cada verano se le rinde homenaje (este año con mayores argumentos), ha programado, entre otros títulos, una producción de Tosca debida a la experiencia del exquisito Pier Luigi Pizzi, encargado de programar el certamen en esta ocasión. El prestigioso director italiano ha escogido a Alejandro Roy (quien curiosamente apenas pisa los grandes teatros líricos españoles) como protagonista masculino. Frente a la Tosca de la ascendente soprano Erika Grimaldi y el Scarpia del sólido barítono Dalibor Jenis, el tenor asturiano propondrá ahora, en la misma casa donde reposa Puccini, su Mario Cavaradossi.

Vuelven los rusos, el enorme Dostoievski por partida doble

El apartado operístico del rey de los festivales europeos refleja de algún modo el desconcierto en el que se halla el sector: ni ofrece una de esas certeras apuestas por las que un aficionado estaría dispuesto a empeñar el reloj del abuelo si fuese preciso ni, vinculado seguramente a lo anterior, abundan en el cartel esas personalidades extraordinarias (cada vez más escasas) que inviten a desplazarse.

Rascando, ahora, por aquí y por allá reaparece entre la vasta oferta austríaca una de las óperas que pertenecieron durante bastante tiempo ocultas de Mieczyslaw Weinberg, el autor de La pasajera (obra que a estas alturas ya se ha paseado por medio mundo, incluida España, certificando su éxito internacional). Salzburgo propone una nueva producción de este título casi ignoto, concebido a finales de los 80, otra vez con la colaboración sustancial de Alexander Medvedev, autor del libreto basado en una de las cumbres literarias del genial Dostoievski. Pasa el tiempo y afortunadamente van cediendo algunas miopías: el extraordinario legado cultural ruso no debiera ocultarse bajo el peso de la siempre detestable censura, ni tan siquiera por los delirios de un sátrapa.

De otra gema de este escritor, su novela El jugador, surgió una nueva ópera homónima, esta debida al talento de Sergei Prokofiev, que también se dará en el certamen austriaco con una magnífica protagonista, una de las auténticas estrellas de estos días, la soprano Asmik Grigorian, con puesta en escena de Peter Sellars.

La presencia española en la cita se resume casi toda en la participación de Jordi Savall, que al frente de su agrupación ofrecerá varias de las sinfonías de Beethoven, y de la joven y exquisita violinista andaluza María Dueñas, invitada a tocar el popular Concierto de Max Bruch.

Pésaro recupera una de las obras mayores de su autor fetiche

Muy lejano, cada vez más, queda el Pésaro ideal de los gloriosos 80 y aún primeros 90, cuando se produjo el auténtico renacimiento rossiniano, gracias a una reunión de talentos inolvidables: Abbado, Ronconi, Horne, Ramey, Caballé, Araiza, Cuberli, Gasdia, Merrit,... El certamen aún mantiene su fascinación por esa suerte de resistencia a dejar que el impulso de su inspirador, el autor de «El Barbero de Sevilla», se pierda definitivamente: en España, por ejemplo, desde la desaparición de Alberto Zedda (que se marchó sin dejarnos auténticos herederos a su inalcanzable altura), ya se ve que cada día se programa menos, y cuando se hace, la calidad deja bastante que desear.

Por supuesto, por estos lares, no hay quien se atreva a proponer, como es debido, sus grandes hitos como Ermione o Guillaume Tell (aunque algo parece que se está cociendo en Bilbao a propósito de esta última obra maestra). Sin repartos de esos que hacen sacudirse de envidia a quienes no pueden llegar a todas partes, el máximo interés de esta convocatoria adriática se centra, esta vez, en la recuperación de una de las obras citadas, Ermione, que exige de un equipo vocal de extraordinarios cantantes para hacerle justicia y poder revelarla como la joya que es, un título de una modernidad apabullante, en el que Rossini, sin dejar de ser nunca él mismo, vuelve la vista hacia modelos clásicos para terminar proyectándose en un futuro insospechado: su protagonista posee auténticas conexiones con Medea, Norma y hasta las dos Electras. Veremos qué puede dar de sí Anastasia Bartoli en su debut en este tremendo rol, que en los últimos tiempos solo ha logrado dominar la norteamericana Angela Meade. Juan Diego Flórez se ha reservado el interesante papel de Oreste: inteligentemente, y a pesar de sus últimas, decepcionantes elecciones en el repertorio, no se atreve con Pirro.

Por Pésaro, en otros cometidos, se dejarán caer varios cantantes jóvenes españoles, entre los más interesantes de la nueva cosecha: el barítono Carlos Pachón, la soprano Sara Blanch y el bajo Alejandro Baliñas.

Plácido Domingo y Saioa Hernández reunidos en casa de Romeo y Julieta

Hace un par de veranos la participación de Plácido Domingo en la célebre Arena de Verona se saldó con un cierto escándalo, después de unas no muy afortunadas funciones de Turandot, que dirigió allí musicalmente. Pero la organización no está dispuesta a prescindir de una leyenda, y este año, cuando se cumplen 55 de su debut en la casa, el artista regresa otra temporada más, esta vez para cantar.

Seguramente le habría gustado poder ofrecer esta «Noche española» en su patria madrileña, y en el Teatro de la Zarzuela, donde tantas veces se presentó en el pasado hasta que hace cuatros se impuso el veto del gobierno. Así que gracias a las autoridades, esas personas que el otro día ovacionaron espontáneamente al tenor cuando se apercibieron de su presencia en el palco del coliseo de Jovellanos, durante una representación de Doña Francisquita, si quieren volver a escuchar a uno de sus ídolos, tendrán que peregrinar hasta Italia, donde Domingo siempre es bienvenido… como en Austria, Alemania, Francia, Latinoamérica, …

Fiel a su principios durante toda la vida, otra vez se dispone a reivindicar a los compositores de su país con un programa de zarzuela en el que también actuarán la estupenda soprano madrileña Saioa Hernández, el tenor mexicano Arturo Chacón Cruz, el director valenciano Jordi Bernácer y la compañía de baile que en su día fundó Antonio Gades.

Y en España….

Los grandes divos prefieren las playas a los teatros españoles

Una pareja postinera se dejará caer por una de las más recientes citas estivales, pensada sobre todo para el turismo de lujo que se aloja en el conocido hotel balear y turistas sin agobios de ninguna clase. En Cap Rocat van a reunir a la pareja triunfadora de la aún reciente clausura de la pasada temporada lírica londinense, donde cantaron juntos Andrea Chènier. El tenor alemán Jonas Kaufmann, que últimamente parece más interesado por ofrecer conciertos en instalaciones hoteleras que en exhibirse en los teatros españoles (se borró sin excusas de la Adriana Lecouvreur del Liceo), y la soprano Sondra Radvanovsky ofrecerán un exiguo programa de ópera, bajo la solvente batuta de Marco Armiliato. No es que vayan a esforzarse demasiado, si se mantiene lo que ya se ha anunciado: un aria por cabeza, un par de dúos y a correr; salvo que luego lo compensen con otro «concierto» durante las propinas, como solía hacer Leo Nucci. No parece que aquí vaya a a ocurrir algo similar: lo importante parecen las fotos, la cena posterior y quién sabe… Pero lo cierto es que este enclave playero para adinerados es el único lugar capaz de atraer en España, ahora mismo, a dos de los divos más reclamados de la ópera en estos días.

Festival de Verano del Escorial. Piotr Beczala, concierto. 3 de agosto

El gran Piotr Beczala le salva los muebles a un mediocre Escorial

El otrora Festival Internacional de El Escorial ha quedado reducido a una cita irrelevante, un batiburrillo de contenidos sin coherencia alguna, cajón de sastre en el que cabe casi cualquier cosa. Qué pena que Madrid, que aspira a codearse con las grandes ciudades europeas en su oferta cultural, no acabe de entender que en verano no se puede tumbar a la bartola, como un turista más, renunciando a ofrecer un festival de música de contrastada calidad internacional.

En medio de las actividades programadas esta vez, aparece un breve oasis, la presencia en un concierto con la Orquesta de la Comunidad, bajo la batuta del siempre eficaz Oliver Díaz, de uno de los verdaderos divos de hoy, Piotr Beczala. El tenor polaco suele mostrarse siempre generoso y entregado, y si viene en la magnífica forma que se pudo apreciar cuando se presentó en Madrid con Halka, la visita al auditorio de San Lorenzo, con todos los inconvenientes de estos últimos años (no tiene ni una cafetería) resultará imprescindible. Pocos son los tenores actuales capaces de evocar las maneras de los más grandes de otras generaciones, con su directa capacidad de comunicación para generar emociones verdaderas, sin trucos ni zarandajas. Beczala es uno de estos elegidos.

Don Juan feminista y la Yoncheva en zarzuela

Peralada suponía en épocas pasadas una apuesta segura para disfrutar de buena ópera, aunque al aire libre, con sus contratiempos y acústicas no siempre idóneas. Ya en en estos últimos tiempos, calcando más o menos lo que proponían el Real o Liceo, su personalidad había quedado un tanto diluida. Ahora parece que están empeñados en obras que asegurarán un renovado esplendor. Ojalá podamos apreciarlo pronto. Mientras tanto, se abonan a la ópera de cámara con una de esas producciones para un público muy reducido, una obra de estreno de la compositora Helena Cánovas, Don Juan no existe, que seguramente servirá para saldar cuentas con la idea del eterno seductor y lanzar nuevas cargas de profundidad contra ese denominado «heteropatriarcado» en el que algunos aprecian el origen de todos lo males presentes. La misma obra se anuncia, además, para la próxima temporada de los Teatros del Canal madrileños, aunque Boadella no era demasiado partidario, veremos…

El certamen ampurdanés, a falta de poder reunirlos en un título lírico completo, ofrece también un interesante recital (lástima de una orquesta) con la temperamental soprano búlgara Sonia Yoncheva y el elegante tenor jerezano Ismael Jordi, una estupenda combinación para un programa íntegro de zarzuela junto al pianista todoterreno Rubén Fernández Aguirre. Que la Yoncheva, artista de gran renombre internacional, continúe apostando por el género ibérico debiera hacer pensar a las autoridades sobre su auténtico potencial como objeto de promoción exterior, pero no parece que estén por la labor.

Las grandes pasiones también son para el verano

Los festivales de música españoles no se caracterizan ni por su personalidad ni por su ambición artística, y en casi todos ellos se echa en falta la ópera de altos vuelos, el único espectáculo que mueve realmente al melómano viajero desde los tiempos de Charles Burney o Stendhal. No se puede aspirar a codearse con las grandes citas europeas si se renuncia a ofrecer como parte esencial de la programación, en una misma cita, tres o cuatro títulos líricos capaces de concitar auténtica expectación entre los aficionados. Por eso algunos deciden darles la espalda buscando en otras tierras lo que aquí se les niega.

En ese sentido, las modestas apuestas líricas que se ofrecen no tienen gancho, y muchas veces resultan casi el producto de una mentalidad provinciana. En Santander quedan para el recuerdo algunas propuestas de interés, que parecen ya definitivamente ancladas en un pasado remoto, como aquellos «Pagliacci» con Roberto Alagna en plenitud.

Ahora todo parece fiarse a un par de orquestas de cierto renombre, de esas que se embarcan en «bolos» veraniegos con los que a veces ni siquiera parecen demasiado comprometidos, a juzgar por los resultados: como si lo importante fuese recaudar haciendo un poco de turismo.

Pero separando el grano de la paja, por la capital cántabra (con visita, también, a la cercana Quincena Donostiarra) pasará ahora un magnífico director, el gurú bachiano Maasaki Suzuki, al frente de su renombrado Bach Collegium, para ofrecer la trascendental Pasión según san Juan del cantor de Santo Tomás. Palabras mayores que se agradecen incluso en esta época estival, porque cualquier tiempo resulta propicio para aproximarse a un monumento de la historia de la cultura occidental, en todo tiempo enriquecedor.

Schubertiade. Malyn Byström, obras de Duparc, Poulenc, Berg… 28 de agosto

La intensa Malin Byström se deja caer por Vilabertrán

La Schubertiade de Vilabertrán ofrece un enclave perfecto de recogimiento y belleza para adentrarse en los secretos de la llamada canción culta, y de ese modo se ha convertido con el tiempo en un lugar de referencia para intérpretes de primer nivel internacional, en el que es preciso presentarse más temprano que tarde. Esta vez se podrá asistir al debut allí de una de las sopranos más interesantes de todo el circuito, como pudieron comprobar quienes asistieran a su conmovedora actuación en La Espera de Schönberg que se ofreció en la última temporada del Teatro Real madrileño. La sueca Malyn Byström ofrecerá, además, uno de los programas más atractivos de la presente cita musical, un fascinante y variado viaje a través de las creaciones más íntimas de compositores franceses (Duparc, Poulenc, Chaminade…) y alemanes (Berg y Weill). Con ella comparecerá el pianista Magnus Svensson.