¿Quién es Karol G y por qué ha sido capaz de llenar cuatro veces el Bernabéu?

¿Qué artista es capaz de llenar cuatro veces el Santiago Bernabéu? Si se ponen, es posible que, ahora mismo, por ejemplo, Bruce Springsteen, Taylor Swift o Coldplay, pero lo cierto es que no se han puesto... o no son capaces de hacerlo. Lo de Karol G se puede considerar una gesta, en principio casi incomprensible para un número de gente notable. Un misterio.

Todo el mundo conoce a Taylor Swift, a Bruce Springsteen e incluso a Coldplay. AC/DC lleno dos veces La Cartuja de Sevilla este año, 120.000 espectadores. ¿Lo harían una tercera? No parece posible a pesar de la fiebre por las viejas estrellas. U2 sigue llenando en sus giras. Paul McCartney está a punto de iniciar la suya que también le llevará a España. Dos actuaciones en España, en el Wizink Center de Madrid, menos de 40.000 espectadores entre ambos conciertos.

Junto a Bad Bunny o Daddy Yankee

Karol G es de Colombia y reúne todos los ingredientes de la actual música reguetonera latina: melodías facilonas, letras vulgares, temas a medio camino entre el amor y el sexo y, sobre todo, una imagen de «empoderamiento» que encandila a las mujeres, mayormente. Hay una suerte de conexión fan- festivo-identitaria entre la de Medellín y sus seguidores convertida en fiebre en Suramérica que se ha extendido al resto de América y a Europa.

Desde que concursó en Factor X y consiguió su primer contrato, empezó haciéndose un nombre apareciendo junto a los artistas más famosos del reguetón y el pop urbano latinoamericano. Bad Bunny, Daddy Yankee, Nicky Minaj, Nicky Jam o J Balvin fueron los trampolines para presentarse en solitario convertida en una estrella popular casi desde el principio. El Latin Grammy al mejor artista nuevo la subió al pedestal desde el que alcanzó millones de reproducciones en todas las plataformas. La siembra estaba hecha y una de sus muchas y abundantes cosechas son las cuatro noches en en el estadio Santiago Bernabéu.

Cas más un hito social que musical. Aunque sus canciones son celebradas en directo con una pasión que ya quisieran para sí muchos artistas. Es el triunfo de lo banal, que llega a las masas, frente a lo especial, que se queda en un público menor. Temas que son himnos para sus fans donde se habla del desamor y de las mujeres con pegadizos ritmos que enganchan, que atrapan sin remisión, adornados con la estética colorida de La Bichota, el sobrenombre que define a la todopoderosa reguetonera justiciera y simpática del feminismo. Ella misma llama «las bichotas» a sus fans y ellas se deshacen de histeria al escucharla mientras, por ejemplo, también les pide que «perreen».

Curioso «empoderamiento» el que habla también de «likes» y con frecuencia de «culos» o de «culitos», de «papis» y demás términos mezclados con el «spanglish» más puro, si es que se puede decir así. La música es puro ritmo de organillo, no hace falta más, ni una batería, ni una guitarra, ni un bajo. Pero da igual, o no. La voz es siempre la misma. No hay altos, ni bajos, solo esa distorsión habitual, unida a esa «desvocalización» que camufla los defectos.

Carolina Giraldo

El espectáculo involucra a los espectadores, más bien las espectadoras («familia», llama al público), al estilo que la Pantoja involucraba e sus tiempos a las suyas, sacando a escena a Paquirrín o a Chabelita. La gloria de la simpleza y el talento justo para sostenerse (salvo el de congregar a su alrededor a millones de personas) y el de Carolina Giraldo, su verdadero nombre, que es sorprendente y realmente mastodóntico en la medianía que quizá quedaría desenmascarada más allá del secreto del éxito.