Diez años sin Peret, el español símbolo de la rumba catalana del que los separatistas se quieren apropiar
La Plataforma para la Defensa de la Rumba Catalana continúa con su latoso y sectario propósito de crear su propia identidad con la de los demás
«No alteraremos el legado que nos dejó Pere Pubill Calaf, Peret, creador o, más bien, impulsor de la rumba catalana. Queremos exportar esta parte de nuestra cultura a todo el mundo para que obtenga el reconocimiento que merece. Y que se recuerde como lo que es, nuestra rumba catalana, la de todos». Esto defiende y con estas palabras la inefable Plataforma para la Defensa de la Rumba Catalana, que el año pasado denunció que el Gobierno obstaculizaba que la rumba catalana fuera catalana y solo catalana.
Traicionar su legado
Dicha plataforma se reunió el pasado julio con un sonriente ministro Urtasun, después de que, en el mismo mes, el diputado de ERC Francesc-Marc Álvaro Vidal hiciera una encendida defensa en catalán de la rumba como propia en la Comisión de Cultura del Congreso, cuyo presidente, Gerardo Pisarello, también sonriente y solícito, saludaba la iniciativa. Diez años sin Peret, principal exponente de este género musical del que los separatistas, traicionando su legado, pretenden apropiarse, como de tantas cosas.
Si lo han intentado (y algunos lo siguen intentando) con Cervantes y la gran obra de las letras españolas, ¿qué no van a intentar con Peret y su música? Y todo esto a pesar de que el cantante de Mataró, Pedro Pubill Calaf, que se hacía llamar Pedro y no Pere, como se refieren a él los separatistas. Se llamaba a sí mismo «el hermano Pedro» cuando se convirtió a la iglesia evangelista.
«Español toda la vida»
Cuando le preguntaron si era nacionalista, dijo: "Yo crecí en el barrio de las putas de Palma de Mallorca (...) No creo ni en política ni en religiones (...) He sido un español toda la vida. También he sido catalán y gitano, y payo, y hasta un poco francés, de Marsella. Soy todo eso. ¿Es que tengo que ser una sola cosa? Pero ya se sabe que para los separatistas solo se puede ser una cosa. La rumba de Peret tiene que ser catalana y solo catalana: «Nuestra determinación es firme y no cederemos, por mucha presión que se nos ejerza, a renegar de nuestra identidad», afirmaron los rumbosos separatistas.
Pero Peret y su rumba es un símbolo español (y catalán también, por supuesto, pero español), además de por todo lo citado, porque así lo ha sido siempre. Reconocido por todos, reconocido por él mismo y por sus canciones cantadas en español y cantadas y bailadas por todos los españoles. Peret representó a España en Eurovisión y entonaba el «Borriquito como tú, tururú, que no sabes ni la u...» o el «Canta y sé feliz». Esto mismo quizá cabría recomendárselo a lo separatistas, pero ellos parecen preferir identificarse con lo de otros en vez de ser felices.
«Yo soy la rumba»
Ni siquiera han querido, porque no les interesa, recordar que una vez Peret dijo que era tan catalán como andaluz igual que español toda la vida. Le intentaron apretar las tuercas con aquel estribillo de «Cataluña tiene poder...» y respondió que también había cantado «Madrid tiene poder...» y «Sevilla tiene poder...». Pero a los separatistas les da igual. Quieren que Peret y su rumba, «Yo soy la rumba», dijo, sin declaración de origen alguna, sea solo catalana, pero la cosa ya se toma un poco como un chiste, como se lo tomaba Peret cuando intentaban arramblar con él (ahora siguen erre que erre) para convertirlo en un mito local y no el universal que es.