Entrevista a Luis Rodríguez, guitarrista de León Benavente
«León Benavente va a su corriente, nuestras canciones cuestionan lo que nos rodea»
El Debate entrevista a Luis Rodríguez, guitarrista de León Benavente, con motivo del nuevo disco del grupo de rock, Nueva sinfonía sobre el caos
Vuelve León Benavente con su disco Nueva sinfonía sobre el caos. El grupo de Abraham Boba, Luis Rodríguez –con el que hablamos en esta entrevista–, Eduardo Baos, César Verdú y, en este álbum, Martí Perarnau IV constituyen probablemente la banda de rock más genuina del panorama musical español.
León Benavente suena distinto, sobre el escenario se ven distintos y su actitud es distinta. ¿Qué les pasa a León Benavente?
En esta conversación con El Debate, el guitarrista Luis Rodríguez explica que huyen de la etiqueta de grupo indie con el que se les ha definido y afirma que en este nuevo álbum —donde experimentan más que nunca con la electrónica— reivindican el derecho a romper con las dinámicas hiperproductivas que revientan a las personas, las convierten en objetos de usar y tirar. En definitiva, reivindican el derecho de las personas a detenerse y a no hacer nada.
–León Benavente llega con Nueva sinfonía sobre el Caos, ¿qué significa el título?
–Lo primero que hay que aclarar es que toda la parte lírica es competencia de Abraham, del cantante. El título viene un poco por un mundo en el que vivimos donde no hay demasiado orden, todo está un poco patas arriba.
Veníamos del anterior disco, que salió en la época pospandémica, un tiempo extraño, y entonces nos parecía bonito jugar con esa idea de lo caótico, de tratar de ordenarlo.
Hay una cosa muy importante que nos gusta hacer que es no cerrar mucho los conceptos, en el sentido de no darle un sentido único. Eso pasa con muchas canciones que hacemos, que no son canciones cerradas, sino que tiene varias lecturas. Siempre nos gusta dejar un poco abierta esa reflexión. Va un poco por ahí.
–Este disco suena más electrónico, ¿es la evolución natural del sonido de León Benavente?
–Sí. Si echamos la vista atrás vemos que ya lo comenzamos a hacer en el segundo y en el tercer disco, comenzamos a coquetear y a incorporar elementos más propios de la electrónica que de un grupo de rock.
Es algo que siempre nos gustó mucho y en este disco creo que lo hemos conseguido tanto por todo el trabajo que hemos hecho antes como, sobre todo, por la inclusión por primera vez de un quinto miembro que es el productor Martí Perarnau IV, una persona que admiramos mucho. Tenemos mucha relación personal con él, pero nunca habíamos trabajado juntos y nos gustaba mucho su visión de la electrónica. Él está muy metido en toda esta historia y supo llevarnos a un sitio al que nosotros tal vez no hubiésemos logrado llegar.
Un sitio donde convive tanto el rock, entendiendo rock como lo que somos, somos una banda de rock, pero con elementos electrónicos que nos lleva mucho más cerca de donde queríamos estar que en otras ocasiones.
–Se les ha etiquetado de grupo indie. ¿Esa etiqueta sigue siendo válida?
–Yo creo que ya no. El indie al principio hacía referencia a la forma que tenías de trabajar, que eras independiente, no había nadie que te decía lo que tenías que hacer, en contraposición a otras bandas, otros estilos, en los que sí había una especie de control por parte de discográficas o de quien fuese.
Nosotros siempre fuimos muy libres, siempre hicimos lo que quisimos. Esa etiqueta (indie) derivó luego en un estilo de música, el tipo de música indie. Nosotros no creo que seamos ni hayamos sido nunca indies. Yo creo que tenemos más bien que ver con un grupo más de rock que otra cosa, pero creo que esa etiqueta ya está un poco obsoleta en los tiempos que corren.
–En este disco León Benavente se ha liberado de las ataduras de las grandes discográficas, ¿qué mensaje encierra ese movimiento?
–Más que un mensaje es consecuencia de una característica que es clara y recurrente en León Benavente que es tratar de movernos, en el sentido más amplio de la palabra, desde la búsqueda de nuevas formas de hacer canciones, cambiar de instrumentos, y una cosa que no habíamos probado era autogestionarnos, y ahora mismo es en el punto en el que estamos.
Quiero aclarar que en la parte artística nunca tuvimos ningún tipo de injerencia por parte de nadie, porque era algo que poníamos sobre la mesa como condición fundamental. O sea, que en la parte artística nadie nos ha condicionado nunca. Pero nunca nos habíamos autoproducido y estamos descubriendo que requiere, obviamente, un trabajo extra. Pero estamos muy contentos. Era algo que nunca habíamos hecho y que nos apetecía probar.
–Si algo caracteriza a León Benavente es la complejidad y profundidad de las letras de sus canciones. En una sociedad caracterizada por la superficialidad, la inmediatez, los eslóganes facilones y los problemas de comprensión…, ¿va León Benavente a contracorriente?
–No sabría decirte. Lo que sí sé es que León Benavente va a su corriente. Las letras de León Benavente desde el principio siempre fueron unas letras caracterizadas por cuestionar lo que nos rodea.
¿Qué pasa? Que hay muchas formas de hacerlo, y aquí ya entramos en el oficio y en la impronta personal de cada uno, en este caso de Abraham que, desde mi punto de vista, escribe muy bien y, además, no solo escribe muy bien, sino que escribe para él y para nosotros tres, porque él siempre comenta que en un escenario es importante que los cuatro estemos identificados con ese tipo de letras.
Intuyo que no solo vamos a contracorriente en ese sentido, sino también en el hecho de pensar en los discos como conceptos. Sin ser un disco conceptual nosotros venimos de una generación o de un momento en el que la música no la escuchábamos con canciones sueltas. Te cogías un disco y escuchabas el disco, y te quedaba el poso de toda la obra. ¿Podríamos decir que vamos a contracorriente? Puede ser, no lo sé, no sabría.
–El primer tema del disco, Úsame/Tírame, deja frases como «mírame, dime lo que ves en mí, qué te puedo ofrecer, qué lugar ocupo aquí: úsame, tírame»; «haz como que me quieres de verdad, haz que me sienta deseado». Al igual que la palabra mágica del título del disco, «caos», transmite una profunda desesperanza… Dicen: «Me cansé del humor, de ser optimista y de esta canción».
–En primer lugar, siempre decimos que es un poco extraño descontextualizar los versos de una canción, sacándolos de la propia canción. Es un poco raro hablar de detalles y de concretos. Pero bueno, está claro el tono por dónde va la canción. Cada uno siempre puede darle su propio enfoque, pero claramente aquí estamos hablando de un momento en el que todo es como muy fugaz, todo tiene que durar muy poco, tiene que ser muy corto para consumirlo rápido y que siga otra vez volviendo la máquina de hacer, de crear. Nosotros no estamos muy de acuerdo con esta cosa. Pero bueno, más que desesperación yo creo que es otra foto, otra crónica de lo que está pasando.
–Ese primer tema redunda en la idea del materialismo extremo, del usar y tirar, pero es que el siguiente tema, Nada, vuelve a incidir en lo mismo. Un tema que encierra además una crítica total a la sociedad individualista de hoy nada más empezar: «Hoy no quiero hacer nada. Me cansé de ver noticias todas ellas sesgadas. Me cansé de ver películas, series y a la gente que conozco a través de una pantalla».
–Esa es una de las formas de verlo. Yo, por ejemplo, lo que veo es un canto a reivindicar el derecho a parar y a salirte de esta especie de inercia hiperproductiva que parece que si lo que haces no sirve para algo, pues es algo malo.
En un extracto de una entrevista Fernando Fernán Gómez decía: ‘yo estoy muy capacitado para no hacer nada’. Parece una frase de Perogrullo, pero también es una declaración de principios, de decir: ‘no pasa nada porque no estemos produciendo y no estemos siendo útiles todo el rato’. Yo creo que va un poco por ahí, pero bueno, mira, a ti ya te había sugerido la letra otra cosa, y a mí eso hace que crea que las canciones son mejores cuando tienen varios enfoques.
–Dicen en Nada: «Me cansé de ese ensayo filosófico que leo ávidamente desde hace una semana». Por curiosidad, ¿de qué ensayo filosófico se trata?
–¿Te quieres creer que no tengo ni idea? Más que los concretos son las ideas. Es el adiposo que te genera el tener que hacer cosas todo el rato. Cuando veo gente que va de vacaciones y más que vacaciones parece una yincana agotadora... Es una deriva social que nos pasa a todos, pero yo no estoy muy de acuerdo. Reivindicamos el derecho a no hacer nada, de parar y decir: ahí quietos.
–En La aventura habla alguien que parece estar de vuelta de todo, con frases lapidarias como «Hay una bomba en tu sala de estar y hay un vacío que has de llenar. Todo parece un sueño. Todo parece un mal sueño» que transmiten el sentir de muchas personas en una sociedad hedonista, narcisista, del que se regodea en verse en el espejo y que solo busca el placer inmediato.
–Y añadiría también el refrendo de los demás, porque mucha gente abre su Instagram y tiene ahí una vida que realmente no es. La cosa esta del aparentar y… ¡Uf! A mí eso me da bastante pereza. Pero bueno, será que soy un señor ya de cierta edad.