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Entrevista | Director de 'Luzia' en el Circo del Sol

Finzi Pasca: «En cada espectáculo tratamos de ir más allá y profundizar en los elementos»

Daniele Finzi Pasca dirige el espectáculo Luzia del Circo del Sol, la primera vez que el mítico circo vuelve a Madrid tras la pandemia. Un espectáculo itinerante que no deja de ilusionar al público que va a verlo. El dramaturgo, director, coreógrafo y actor suizo se encarga de dirigir esta función llena de luz y agua cuyo tema principal es México.

Finzi Pasca siempre ha estado relacionado con el mundo del arte. Ha tenido una vida increíble, desde trabajar de voluntario en la India junto a la Madre Teresa de Calcuta hasta ser director de dos obras del mayor espectáculo circense del mundo. En su currículo se encuentra el haber sido creador de varias compañías de teatro, autor de numerosas obras de teatro, escritor de varios libros y maestro de ceremonias de hasta tres olimpiadas.

Ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Sochi 2014Wikipedia

A lo largo de su vida, ha obtenido numerosos premios y reconocimientos del mundo del teatro: 3 nominaciones en Broadway, el Montréal English Critics Circle Award, el Anello Hans Reinhart, el más alto reconocimiento en el ámbito del teatro en Suiza. Su figura como dramaturgo dentro del teatro y del circo está muy considerada.

¿Cuáles fueron sus primeros pasos como dramaturgo dentro del mundo del circo?

–Me embarqué en este mundo muy joven, encaminado a la gimnástica. Primero soñé con ser gimnasta olímpico, luego me encontré con la acrobacia y con todo lo que fue después mi mundo: descubrí el teatro, junté una compañía que todavía sigo dirigiendo tras 40 años, con los mismos amigos. De repente, un día estoy en Montreal, actuando en un solo cuando recibí una llamada del Circo del Sol. Empecé un nuevo viaje con ellos, en el que aprendí mucho y al que llevé un poco de mi forma de pensar en el teatro: la acrobacia y el espectáculo en un sentido general. Con mi primera creación (dentro del Circo del Sol), Corteo tuve un aprendizaje maravilloso.

¿Cómo se puso en contacto con el Circo del Sol?

–Había un interés de ellos sobre lo que habían visto en mi espectáculo. Les gustó como trabajaba este lenguaje del teatro hecho con acróbatas en una escala mucho más pequeña. No acróbatas que hacen teatro, sino como una mezcla, muchos de los intérpretes de mis espectáculos se expresan con el cuerpo, pero lo hacen de una manera muy cercana al mundo de los actores.

¿Qué diferencias hay entre trabajar en algo tan enorme respecto a otros proyectos más pequeños?

–La enormidad de ciertas ceremonias es algo difícil de explicar. He dirigido ceremonias olímpicas, como La clausura de Sochi, pero también sigo con mis espectáculos, con las cosas chiquitas. Ambos mundos son complicados: hacer proyectos monumentales y convertirlo en algo sencillo es tan complejo como hacer un monólogo con un actor sin casi nada alrededor. Los grados de complejidad que se mueven entre estos mundos, tan distintos y a la vez tan cercanos, como son los del teatro, te permiten adquirir una atención especial por los detalles.

¿Qué nuevas aportaciones se puede ver en Luzia respecto a otros espectáculos?

–El director y su equipo de creación son como cocineros. Tenemos una forma muy distinguida de tratar los alimentos, los olores que utilizamos, los sabores, la tradición de la que venimos. Entonces, si alguien que ya haya visto Corteo, vuelve al circo a ver Luzia, seguramente va a entender que los creadores son los mismos en ambas obras. En cada espectáculo tratamos de ir más allá, de profundizar en los elementos, de crear sorpresas novedosas en este mundo imaginario, de renovar la fórmula de como contar una nueva historia y también de trabajar en aspectos más técnicos y acrobáticos. El público siempre espera que se dé un pasito más de lo que ya se ha visto anteriormente.

¿Se intenta supera el límite en cada actuación?

–Siempre hay un continuo trabajo de perfeccionamiento, de ser un poquito mejor, de exceder nuestros límites un poquito más.

¿Por qué se escogió México como tema principal y por qué dieron tanta importancia a la luz y el agua?

–El porqué no existe. Las ideas que me vienen llegan de repente. Yo en México viví muchos años, diez años de mi vida, con mi compañía y con varios mexicanos. Creo que mi forma de hablar en español suena muy mexicana porque fue ahí donde lo viví y lo aprendí. Es un mundo muy emblemático para mí, es una tierra donde sus tradiciones indígenas siguen vigentes. Lograron no dejarse sumergir totalmente por nosotros (los europeos) que llegamos y los conquistamos, desgraciadamente. En México permanece una profunda integridad sobre su forma de pensar, de contar las historias, de interpretar el universo y la vida cotidiana de los diferentes mundos indígenas. México es un continente, no es solo un país. Entrar en esto, en sus colores, en la parte más mágica e íntima de México, fue muy especial. Además, en cuanto dejé la idea sobre la mesa fue inmediatamente aceptada. Fue muy lindo trabajar en esto.

¿Qué le diría a un espectador que quisiera ver su espectáculo?

–Que se diese prisa porque las entradas están casi todas vendidas. ¡Corran a comprar unos boletos antes de que se acaben!

¿Cuáles son sus proyectos futuros?

–Mi futuro está mucho en el mundo de la ópera lírica. Tengo varios proyectos con mi compañía y en breves nos iremos de gira por España: llegaremos a Madrid alrededor del 2 de marzo. Cuando se termine Luzia llegamos nosotros. Hay tantas cosas que uno está haciendo y que es mejor no decir, porque después de tanto tiempo donde todo fue tan frágil, ahora los proyectos, los tratamos como burbujitas de sabor, las dejamos ahí, bien protegidas. La próxima vez que nos veamos hablaremos de estos proyectos.

¿Sabría explicar el éxito del Circo del Sol?

–Es una pregunta que trataron de responder muchos otros productores y que también trataron de copiar para intentar obtener este mismo éxito y no lo lograron. ¿Por qué? Porque hay una química particular, porque hay una filosofía por detrás, porque hay unas ganas honestas de hacer algo sobresaliente en cada número. Y creo que el público lo sabe. Sabe que nunca paramos, que tratamos siempre de ir más. Esto hace que se cree una fidelidad muy grande con la gente que sigue viniendo, una y otra vez, porque sabe que probablemente los volvamos a sorprender. En mi caso, porque mis espectáculos están llenos de una cierta nostalgia y de una fiesta interna muy loca, llena de pasión y creo que esto es la clave del éxito de esta aventura. Pero honestamente, tratar de entender por qué funciona así, poder entender o copiar el éxito del Circo del Sol no se ha logrado hasta la fecha. Explicación hay, pero es mejor dejarla en secreto (dice entre risas).

La situación de la pandemia fue bastante dura para todos. ¿Cómo la vivió usted?

–Bastante no creo que sea un calificativo exacto. El mundo se paró, ¡nuestro mundo! Imagínate tener acróbatas ensayando en un departamento, músicos, técnicos... Fue muy, muy, muy duro. También porque no fue durante un tiempo determinado: la cuarentena continuaba cada vez más y más. Nosotros decíamos al principio: «de aquí a un mes todo va a empezar, de aquí a dos meses, de aquí a un año». Fue increíble también, lo que lograron en Montreal, lo que hicieron para lograr levantar todo esto, porque las máquinas eran demasiado chiquitas, teatralmente hablando, para volver a levantar todo esto. Fue verdaderamente un trabajo absolutamente increíble. Yo creo que muchos estaban convencidos de que el circo nunca regresaría, pero regresó. Y aquí estamos y yo también.