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La artista Sandra Gamarra en su exposición Pinacoteca migrante de la Bienal de VeneciaEFE

Sandra Gamarra, la artista peruana a favor de la leyenda negra que representa a España en la Bienal de Venecia

Es la primera artista no española responsable del pabellón patrio, con un presupuesto público de medio millón de euros, en la gran muestra de arte contemporáneo

Sandra Gamarra, artista peruana «multidisciplinar», lleva más de 20 años viviendo en España. Ha pasado 1 desde que fue seleccionada para representar a España en la Bienal de Venecia, la primera artista no española en hacerlo, con criterios poco claros, o mas bien clarísimos, a tenor de su currículum, completamente acorde a los postulados «artísticos» del presente, entre cuyas características se encuentran el revisionismo y la idea de un colonialismo español que nunca existió, pero para los responsables de la elección de Gamarra debe de ser que sí.

Toda su obra se basa en analizar las formas del arte y en las «herencias coloniales», una «especialización» poco idónea para un arte español no colonialista, pero ya se sabe que las autoridades compran el mensaje de la leyenda negra (con el ministro Urtasun y su irrespetuosa «Hispanidad colonialista» a la cabeza) y por lo tanto también compran el mensaje de Gamarra al módico presupuesto público de 400.000 euros, que Acción Cultural Española y la Agencia Española de Cooperación Internacional, organismos dependientes del Ministerio de Asuntos Exteriores ya dijeron en su día que era escaso y que probablemente s aumentaría.

Casi medio millón de euros para hablar mal de España (una peruana en representación de los españoles) a través del «arte». El director de la Agencia Española de Cooperación Internacional, unos de los promotores del proyecto, Santiago Herrero, dijo sin tapujos que el mismo proyecto representa a la sociedad española actual. Una sociedad española, según Herrero, que apoya la idea del colonialismo, y por lo tanto de la descolonización, cuestiona el concepto de Hispanidad, habla de colectivismo, de quitar «el bicho monoteísta» o del arte contemporáneo como una noción occidental.

No se sabe muy bien en qué sociedad vive Herrero si cree que estos mimbres se identifican con la sociedad actual o, mejor, la sociedad actual se identifica con estos mimbres. Ideología pura en el arte al golpe de dinero público. Y no solo ideología de pensamiento, sino de forma. Gamarra no utiliza el óleo o el lienzo porque lo suyo es «desafiar». Nada de representaciones tradicionales. Textos mezclados con vídeos y formatos digitales para (de) mostrar la violencia cultural que figura en su caletre. No es la primera vez que esta en la Bienal, pues ya representó a su país de origen, Perú, en 2009.

Buen gobierno, exposición en Madrid de 2021, fue uno de sus últimos hitos, donde hablaba de racismo y restitución, que es lo que se espera (no se puede esperar otra cosa) de su obra en esta Bienal de Venecia: cinco salas que la peruana (que estudió en la Facultad de Arte de la Pontificia Universidad Católica de Perú y se doctoró en Castilla-La Mancha y fue becaria de la española Fundación Carolina) ha titulado «Tierra Virgen», «Gabinete de la extinción», «Gabinete de Racismo ilustrado», «Máscaras Mestizas», «Retablo de la Naturaleza Moribunda» y «Jardín Migrante»: lo colonial y lo inclusivo.

Todo lo contrario a la idea de España a su gran creación, la Hispanidad, el hito que cambió el mundo y al que el Gobierno apunta ya sin miramientos con una exposición sectaria en la que la artista escogida no pretende mostrar nada (razón fundamental de la existencia de una exposición), en sus propias palabras, sino «quitar la venda de los ojos» (el adoctrinamiento) que para muchos en realidad es ponerla.