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Representación de la ópera anticatólica 'Sancta Susanna' en StuttgartÓpera Estatal de Estuttgart

Una ópera blasfema en Alemania provoca náuseas y vómitos entre el público

La ópera era una sucesión de ataques a religiosas católicas con desnudos, sexo explícito, sangre real y una burla a la eucaristía representada como un acto de canibalismo

La representación blasfema de una ópera anticatólica en la Ópera Estatal de Stuttgart ha causado desmayos, mareos y episodios de shock ante la violencia de las escenas representadas.

Hasta 18 personas tuvieron que recibir algún tipo de ayuda médica en mitad de la representación debido a mareos, náuseas, ansiedad y vómitos.

La función que se representaba era la ópera Sancta Susanna, del compositor alemán luterano Paul Hindemith, escrita en 1921.

La ópera es ya en sí provocativa y fue objeto de una agria polémica en su momento. Narra la historia de una monja llamada Susana que, en un momento dado, empieza a experimentar un irrefrenable impulso sexual.

El libreto original ya está plagado de ataques a la Iglesia católica y a la vida religiosa, pero es que el montaje dirigido por la coreógrafa Florentina Holzinger, según informa InfoCatólica, quiso radicalizar aún más el texto con aportaciones propias incluyendo elementos de la ideología queer y feminismo radical.

La representación, planteada, en realidad, como una sucesión de ‘performance’, incluyó durante sus tres horas de duración sin descanso escenas de sexo explícito violento con sangre real, mujeres desnudas, continuas referencias blasfemas y una parodia definida como «extrema» de la comunión donde supuestamente se cortaba un trozo de piel de una actriz y se cocinaba mientras se simulaba un acto litúrgico con elementos de canibalismo.

En otra escena, se representó una orgía en la que los actores y actrices desnudos ejecutaban una danza lasciva sobre una mesa que simulaba un altar mientras entonaban el Kyrie Eleison.

La ópera incluye también mofas al Papa o incluso a Jesucristo, además de una sucesión de escenas sádicas y brutales, y la parodia de la liturgia católica como una sucesión de actos de magia.

Lejos de disculparse por el montaje insultante, la coreógrafa ha mostrado su satisfacción por el impacto ocasionado en el público y ha expresado con orgullo que esta ópera es su «primer enfrentamiento explícito con la Iglesia».

La Ópera Estatal de Stuttgart, por su parte, también ha respaldado a la coreógrafa y se ha negado a retirar la función, y reivindicó el derecho de los creadores a tratar de provocar desagrado y reacciones negativas al público.