Carlos Rodríguez se hace mayor en el Tour y se consagra como la gran esperanza del ciclismo español
El Tour de Francia no ha podido empezar mejor para los aficionados al ciclismo. Las etapas en el País Vasco fueron todo un éxito y solo el aperitivo de lo que estaba por llegar en los Pirineos. Las dos primeras etapas de montaña de la ronda gala tuvieron emoción y propiciaron una lucha sin cuartel entre los dos grandes favoritos a enfundarse el maillot amarillo en París: Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar.
Al mismo tiempo, los primeros compases de la Grande Boucle han podido ser decepcionantes para ese tipo de espectador que se engancha a la carrera al calor de algún corredor español con opciones de victoria. En la primera etapa se iba al suelo la principal baza del país, Enric Mas, y se retiraba lesionado. Para colmo, Mikel Landa no termina de encontrar sensaciones y sus opciones en la clasificación general ya son casi nulas.
Pero este Tour de Francia puede dejar una grata sorpresa. La edición de 2023 puede ser la que presente al gran público a Carlos Rodríguez, un ciclista de 22 años que ya suena con fuerza en el mundillo y que está llamado a ser la esperanza española en los próximos años.
El corredor del Ineos debuta en la prueba más importante del calendario y en las primeras etapas de montaña ha dejado muy buenas sensaciones. En el Marie Blanque, mientras que el supuesto líder de su equipo, Egan Bernal, perdía el ritmo de los favoritos a las primeras de cambio, el de Almuñécar supo soldarse a la rueda de Vingegaard y Pogacar antes de que ambos dinamitasen por completo la carrera.
24 horas más tarde, las laderas del Tourmalet y el inhumano ritmo impuesto por el Jumbo fueron demasiado para él, pero no se desentendió de la etapa. Carlos Rodríguez demostró madurez, buscó una pedalada cómoda y acabó sacando tiempo a otros de los nombres propios del Tour como son David Gaudu, Adam Yates o Romain Bardet.
Así, con muchos kilómetros por delante, el español del Ineos rueda cuarto en la general a tres minutos y medio del líder Jonas Vingegaard, pero a menos de dos minutos de un Jai Hindley que es tercero gracias a su escapada triunfal en la jornada del Marie Blanque.
Un objetivo realista
Solo un cúmulo de calamidades permitiría a Carlos Rodríguez soñar con la gloria del maillot amarillo. El nivel que están demostrando Vingegaard y Tadej Pogacar parece inalcanzable para el resto de corredores y el duelo entre ambos por el triunfo final parece inevitable.
Pero hay otro objetivo en la mente del «resto», ese por el que pretendían luchar Enric Mas y también Mikel Landa: el podio de París. Acabar tercero en una edición como esta puede considerarse una auténtica gesta y Carlos Rodríguez está en disposición de poder lograrlo. El español ha demostrado tener piernas en este primer envite montañoso y sabe que el «líder» de su equipo ya no luchará por la general al haber perdido casi trece minutos con la cabeza en la primera semana.
Así, los grandes gregarios del Ineos podrían ser una pieza fundamental en su lucha por el podio. Ciclistas de la talla de Jonathan Castroviejo, Daniel Felipe Martínez o el propio Bernal, podrían trabajar para él y arroparlo en caso de debilidad en alguno de los puertos que quedan por delante, algo que ya hicieron en la subida final a Cauterets en la sexta etapa.
Carlos Rodríguez solo tiene 22 años, toda una carrera por delante, y una oportunidad de oro para codearse y aprender con los mejores del pelotón. A la sombra del duelo entre Vingegaard y Pogacar se puede estar forjando el próximo gran campeón español.