David Alonso, la nueva estrella del motociclismo que se persigna con agua bendita antes de las carreras
El joven piloto colombiano sigue deslumbrando al mundo del motociclismo. Gana su 10 GP en 16 carreras y se proclama campeón de Moto3 a falta de cuatro grandes premios
El gen ganador de Marc Márquez, el elemento clave que puede definir el camino hacia su séptimo Mundial
el mundo del motociclismo puede estar ante el nacimiento de una nueva superestrella. Su nombre es David Alonso, tiene 18 años recién cumplidos y es hispano-colombiano. Aunque nació en Madrid, corre bajo la bandera de Colombia (en juniors lo hizo con la de España), país nativo de su madre Marcela. De esta manera, se ha convertido en el primer piloto de la historia de nacionalidad colombiana en ser campeón del Campeonato del Mundo de Motociclismo.
David ha ganado la competición de forma aplastante, con 10 de 16 grandes premios ganados. Ha sido tal su dominio que se ha proclamado ganador de la competición a falta de cuatro grandes premios. Tras su victoria el pasado domingo en el GP de Japón ha sellado su triunfo de forma matemática.
Tenía claro que un campeón debe ganar, ganandoTras proclamarse campeón de Moto3
«Tenía claro que un campeón debe ganar, ganando y, aunque no ha sido nada fácil, he peleado como siempre en las últimas vueltas para conseguirlo», comenta Alonso, que celebró el título con dos banderas, la española y la colombiana, colgadas del mismo mástil y que se divirtió, en la pista de Motegi (Japón) con la minimoto que estrenó con tan solo 6 años.
Más tarde, a los 11 llegaría a la escuela de Aspar, descubierto por el también excampeón (y desde entonces tutor) Nico Terol para convertirse, con 18 años y 164 días, en el tercer campeón más joven de la historia de la competición por detrás de Izan Guevara y Pedro Acosta.
La carrera que consumó la gloria
Como bien comenta David, no fue nada fácil cerrar el triunfo en suelo japonés, y es que sus rivales, pese a la diferencia prácticamente insalvable en la tabla, no quisieron ponerle el triunfo en bandeja de plata.
La carrera fue comandada siempre, siempre, por un fabuloso Adrián Fernández, que, con su Honda, quiso hacer honor a correr en el circuito de su marca. Alonso estuvo siempre en sexta posición hasta que, faltando nueve vueltas, «me dije, no toca llevar esto a Australia, venga, David, trata de ganarlo aquí y proclámate campeón como se proclaman los campeones, ganando».
Dicho y hecho. A falta de nueve vueltas, superó al japonés Ryusel Yamanaka (5º); a falta de ocho, pasó a Ángel Piqueras (4º); a falta de siete tuvo que luchar mucho y bien para pasar a Daniel Holgado (3º), uno de sus rivales por el título; a falta de seis, superó al otro, Iván Ortola (2º) y, a falta de cuatro vueltas, dio cuenta del otro protagonista del día, un gran Adrián Fernández (1º), que acabó tercero tras el piloto neerlandés Collin Veijer.
Y, a partir de ahí, un montón de gritos de felicidad, un montón de fotos, paseo con la minimoto, nº 1 en su cúpula, palo con las dos banderas y, sobre todo, paseo por el pit lane donde todos los campeones del mundo, desde Marc Márquez hasta 'Pecco' Bagnaia –vigente campeón de MotoGP–, le felicitaron.
Reza a Dios antes de las carreras
En su rutina de calentamiento antes de las carreras, siempre reza como creyente que es y se persigna con agua bendita para que Dios le proteja durante las carreras, pues al final el motociclismo no deja de ser un deporte de riesgo. «No sé si soy realmente consciente de la situación ni si estoy preparado para ello. Es el sueño que siempre he querido desde pequeño y ahora lo tengo ahí delante», comentó tras ser campeón del mundo.