El sueño americano de Mike Miller, uno de los mejores jugadores de High School de la historia
Después de ser una estrella colegial, pasó dos años en la Universidad de Florida, donde fue su mejor anotador, y fue elegido 'rookie' del año y más tarde mejor 'sexto hombre' en la NBA
Mike Miller cumple 42 años. El jugador más famoso de la historia de la escuela Mitchell, en Dakota del Sur, es el mejor jugador de la historia del Estado y uno de los mejores jugadores de High School en toda la historia de Estados Unidos. Gary Munsen era el entrenador de Mitchell que entrenó a Miller y a sus dos hermanos mayores. Fue la primera esposa de Munsen, Cheri, quien advirtió sobre las posibilidades de Mike. Le dijo a su marido: «Es un niño Miller y no vas a creerte lo bueno que es».
Pensé que si un niño con diez años podía hacer eso, algún día sería un fuera de serie
Durante una práctica de tiro en la escuela primaria Eugene Field, ahora llamada Abbott House, Munsen vio por primera vez a Miller y quedó impresionado de inmediato con el joven jugador. Pero tenía un ejercicio específico para ver exactamente hasta qué punto llegaban sus habilidades.
«Le dije que subiera a la parte superior de la zona, que fuera hacia la derecha, cruzara y luego lanzase un gancho con la mano izquierda». Y eso hizo. Mike Miller se movió sobre la pista y lanzó el gancho con la izquierda. «La pelota dio en el tablero y encestó. Pensé que si un niño con diez años podía hacer eso, algún día sería un fuera de serie. Pero supongo que no creía que sería tan grande».
«Skinny»
Mike Miller comenzó a jugar con los Kernels en octavo grado, a los trece años, pero en su primera temporada no jugó ningún partido. Medía 1,85 y pesaba 47 kilos. Antes de comenzar la temporada fue a un campamento de verano. Salió a jugar y anotó dos triples. Alguien gritó: «¡Flaco!», y ese, 'Skinny', fue su apodo para siempre.
Fue el verano anterior al segundo año cuando Mike creció hasta los dos metros. En los últimos partidos de la temporada anterior ya era el segundo o tercer jugador de banquillo, y en su segundo año fue el primero. Uno de los jugadores titulares se lesionó el tobillo y Miller saltó al campo de inicio en su lugar y anotó 33 puntos. Aquella primera gran actuación y las posteriores le sirvieron para ser seleccionado en el primer equipo del Estado. Y desde allí casi hasta el cielo.
Desde entonces Miller se convirtió en la sensación de la escuela secundaria. Un fenómeno que promedió cifras dobles cada temporada, desde su segundo año hasta su último año, y jugó en casi todas las posiciones en la cancha.
Munsen dijo que Miller podría haber sido un jugador egoísta debido a su talento, pero aseguró que nunca lo fue. Puso como ejemplo el partido de semifinal estatal contra Pierre en su tercer año donde Miller puso 11 tapones, capturó 17 rebotes y solo anotó 4 puntos. Aquel partido Munsen lo calificó como uno de los mejores de la historia de Miller, y los once bloqueos aún se mantienen como un récord de su categoría.
Número cinco en el Draft
Los entrenadores de baloncesto de todo el país visitaban el Corn Palace de Mitchell para ver a Miller durante su tercer año. Los nombres más importantes fueron el entrenador de Kentucky, Tubby Smith; el entrenador de Florida, Billy Donovan, y Roy Williams de Kansas. Todos querían ver al prodigio que ya medía 2,07 metros.
Más de 25 años después, Miller aún conserva los récords escolares de más puntos en un partido (54), más puntos en una temporada (689), más puntos en una carrera (1.743), más rebotes en una temporada (317) y más rebotes en una carrera (826).
Luego de una gloriosa carrera colegial, escogió la Universidad de Florida de Billy Donovan, equipo al que lideró en anotación los dos años que fue parte de él, y al que llevó a la final de la NCAA, que perdió frente a Michigan State. En el año 2000 fue elegido con el número cinco en el Draft de la NBA (en cuya sala verde estuvo Munsen como acompañante especial), donde pasó diecisiete años, ganó el premio al mejor novato del año y el de mejor sexto hombre, más de 90 millones de dólares en salarios (casi 80 millones de euros), además de dos anillos de campeón con Miami.