La deriva de la selección española de baloncesto y el peligro de no clasificarse al Eurobasket
Cuatro derrotas seguidas de la selección, las cuatro por derrumbes del equipo en el último cuarto del partido
Ricky y Rudy acuñan a la nueva generación del baloncesto para volver a ser una España campeona
El comienzo de la fase de clasificación rumbo al Eurobasket de 2025, que se disputará en Chipre, Finlandia, Polonia y Letonia, ha traído las peores noticias para España. Dos derrotas en los dos primeros partidos, ante Letonia y Bélgica, que prolongan la crisis y abren dudas sobre la posibilidad de no clasificarse incluso a la cita europea del año que viene.
España no falla a un Eurobasket desde 1957 y quedarse sin billete, cuando además defiende título, el conquistado hace dos años en Berlín, sería una catástrofe. Tras la decepción del pasado Mundial, con la selección cayendo en segunda ronda tras perder ante Letonia y Canadá, estas nuevas derrotas agravan la crisis y abren preguntas sobre la nueva camada de jugadores.
Tras la generación dorada, España se encuentra ahora falta de talento en el baloncesto. Tan solo hay dos jugadores en la NBA, aunque uno de ellos, Usman Garuba, no ha disputado siquiera ni un minuto esta temporada. Las estrellas del pasado, que dieron tantos títulos y alegrías, se han retirado en su mayoría. Ricky Rubio y Rudy Fernández son los resquicios que quedaban en esta convocatoria de los días gloriosos.
Sin embargo, una inoportuna lesión apartó a Rudy de estos partidos y Ricky llegaba obviamente falto de ritmo, tras muchos meses sin jugar. Los jugadores NBA no podían ser llamados al estar concentrados en sus equipos y otros jugadores como Willy Hernangómez o Lorenzo Brown no fueron llamados a esta convocatoria. Eso dejó al equipo dirigido por Sergio Scariolo falto de talento y con mucha expectativa y carga emocional por detrás, la esperanza de repetir un papel semejante al de los últimos torneos y continuar el legado de los Gasol, Navarro, Calderón y compañía.
Y es que España no está jugando únicamente contra sus rivales, sino contra las expectativas. Presos de su pasado glorioso, el gran público sigue demandando ver a una selección campeona cuando actualmente faltan referentes y talentos que se puedan echar el equipo a la espalda. En la derrota de España ante Bélgica, el combinado nacional se quedó en unos pobres 53 puntos...que constituyen la menor anotación de la selección en una década. Hay que remontarse al Mundial 2014, en la derrota 52-65 ante Francia, para encontrar un precedente similar.
Precisamente en ese partido ante los belgas, la selección española sufrió un desplome en la segunda parte que empieza a hacerse familiar. Los de Scariolo se fueron al descanso con siete puntos de ventaja, pero el parcial en los dos últimos cuartos fue de 39-27. En el partido que supuso la eliminación del Mundial, ante Canadá el pasado mes de septiembre, España ganaba de 12 a falta de un cuarto...solo para encajar un 27-12 de parcial en los últimos diez minutos. Y contra Letonia, también en el Mundial, España ganaba de 11 entrando al último cuarto, cuando encajó un 27-11 de parcial.
También contra la selección báltica, en el duelo de Zaragoza de hace unos días que supuso el pistoletazo de salida hacia el Eurobasket, España entró empatada al último cuarto y acabó perdiendo el encuentro. Cuatro derrotas seguidas, las cuatro derivadas del mal hacer en los últimos minutos de partido. No es una casualidad.
El clutch time en baloncesto hace referencia al momento de un partido en el que hay cinco puntos o menos de diferencia en el marcador dentro de los últimos cinco minutos del último cuarto (o suplementarios). Todas las estadísticas que suceden dentro de esos márgenes del marcador, son contabilizadas como clutch. Allí, cuando el balón quema y la presión es máxima, se necesitan jugadores que agarren el partido y lo hagan suyo, que domen al rival y transmitan calma y serenidad. España, o no los tiene, o no los está encontrando, jugadores capaces de asumir responsabilidades ahí. Y desde esa incomparecencia se explican los derrumbes emocionales y baloncestísticos.
¿Peligra el Eurobasket?
Todavía queda más de la mitad de la fase de clasificación. Son seis jornadas, por lo que quedan cuatro, repartidas en dos ventanas. La siguiente es en noviembre y para la última hay que irse a febrero de 2025. Muchas cosas pueden cambiar.
Se clasifican tres por grupo, conformando las 24 que disputarán el torneo final. Los anfitriones también disputan la clasificación, pero tienen su plaza asegurada. Por tanto, los grupos en los que estén, si quedan últimos el tercero no se clasificará. Es el caso de España, que comparte grupo con Letonia, anfitriona, además de Eslovaquia y Bélgica. La selección se volverá a enfrentar a ellas, dependiendo de sí misma para asegurar su pase a la fase final.
Pase lo que pase, lo que está claro es que España debe asumir, cuanto antes, su nueva realidad. Lejos de tener a referentes mundiales sobre los que edificar, la selección debe empezar a poner los cimientos de los próximos años en base al juego en equipo y a una creencia inquebrantable en el grupo. De esa manera, se cortaría la sangría de los últimos cuartos...y se podría volver a soñar.