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Los dos Ferrari, el de Leclerc y el de Sainz, en un momento de la carrera en HungríaEFE

De Ferrari a Alpine, del desastre al desorden

Las dos escuderías de los pilotos españoles en Fórmula 1 demostraron en Hungría, y a modo de resumen de este Mundial, sus grandes problemas

Pocas veces una carrera deja cosas tan claras como la vista este domingo en Hungría. El Gran Premio que estaba destinado a regalar un doblete a Ferrari con el que coger impulso para el segundo tramo de la temporada acabó siendo un fiasco monumental para la escudería de italiana, ahogada en sus errores continuos reflejados en dos que empiezan a ser ya muy característicos: las paradas en boxes y la estrategia.

Si hay una palabra que defina lo hecho por Ferrari en Hungaroring es desastre. Fue un tremendo desastre lo que hizo la escudería italiana en Hungría, un circuito que les venía bien y en el que se las prometían felices con el segundo puesto de Sainz y el tercero de Leclerc en la clasificación. También vieron el doblete en la primera parte de la carrera pero el despropósito tenía que llegar.

Comenzó con una parada horrenda de Sainz en el momento en el que el español luchaba por ser primero. Perdiendo un segundo más en boxes de lo normal Carlos quedó sin opciones y el cuarto puesto refleja el desastre de Ferrari. Y es que esa posición fuera del podio fue la mejor de los italianos, toda vez que con Leclerc la liaron más. Si a Sainz le condenan los fallos en las paradas -el segundo paso por boxes fue aún más calamitoso- al monegasco le 'vendieron' con una estrategia suicida.

Ferrari está descolocado, nervioso, a remolque. Luchando por el triunfo Leclerc le pusieron los neumáticos duros que ya se había visto en otros monoplazas -el de Fernando Alonso por ejemplo- que era una opción inviable para querer sumar posiciones. Sin embargo Ferrari mandó a su mejor piloto, al que le dieron los galones para luchar por el Mundial, con unas ruedas que el propio piloto declaró que le provocaban que el coche fuera inconducible. No solo se quedó lejos de disputar la victoria, sino que vio a Verstappen adelantarle dos veces (daba igual que el neerlandés hiciera un trompo y perdiera tiempo) y se limitó a ir viendo como todos le iban recortando tiempo. En el colmo de la paciencia, Ferrari mandó otra vez a boxes a Leclerc en una señal de reconocer el desastre que habían cometido.

Los fallos de Ferrari han dejado a Leclerc prácticamente sin opciones de Mundial, a 80 puntos ya de Verstappen, y han bajado a Sainz a la quinta posición de la clasificación general, superado por Russell. Ferrari ha sido superado por Mercedes en este último Gran Premio -y en el anterior- y no se puede aquí excusar con problemas en el coche o lances de la carrera. Se debe únicamente al plano puramente deportivo, al de decisiones muy equivocadas.

Alpine y la falta de compañerismo

Si Ferrari da un clinic de cómo perder un Mundial, Alpine -la otra escudería con piloto español- da el perfecto ejemplo de como el escaso compañerismo da demasiados problemas. Todos los que vieron la carrera en Hungría se quedaron asombrados de la actitud de un Esteban Ocon que se centró más en amargar la carrera a su compañero Fernando Alonso que en hacer la suya propia. Expertos en F1, y comentaristas de varios países, seguían una vez acabada la carrera sin creer lo visto: mientras Ocon apenas se defendía ante pilotos rivales -le pasaron con suma facilidad desde Hamilton a Vettel pasando por Ricciardo- con Alonso sacaba la garra que puede provocar un cisma en Alpine.

Se podría decir que en la escudería francesa reina el desorden porque es inentendible que un piloto frene de forma tan continua y en distintas partes de una carrera a su compañero de equipo. Fue algo repetitivo, por lo que nadie en Alpine paró esta actitud. La cámara on board de Fernando -la que tiene integrada en su coche- mostró a la perfección las feas jugadas de un Ocon que parece haber olvidado que si alguna vez ganó una carrera (precisamente en Hungría) fue por la generosidad y trabajo de su compañero de equipo.

El cabreo de Alonso fue notorio cuando en las primeras curvas Ocon se dedicó a cerrarle mientras abría la puerta al resto de pilotos. El francés llevó al muro a Fernando, que tuvo que frenar para evitar la colisión. En la imagen de la cámara del coche de Ocon se ve claramente: el francés mira continuamente a Alonso, se centra en él, y a su izquierda le van adelantando pilotos. En ese tramo inicial de carrera en Hungría le cerró en cada curva, movimientos inentendibles para cualquiera. «Nunca en la vida he visto una defensa como la de Esteban hoy», dijo Alonso por radio y no precisamente en un tono positivo. Si los dos pilotos de Alpine terminaron la carrera (octavo y noveno) fue porque Fernando fue más generoso, levantó el pie y evitó el choque. Lo mismo pasó ya en el ecuador de la carrera, cuando otra vez Ocon se centró en un cara a cara con Alonso, cerrándole las puertas en cada curva y regalando a Ricciardo, que llegaba por detrás, dos posiciones. Nadie entendía nada.

El Alpine de Esteban Ocon, haciendo parada en boxesAFP

Y esto además de ser una preocupante conducción de Ocon, que volvió a ser más lento que Alonso, es también un problema de Alpine, que no ha puesto orden en su equipo. Toda escudería debe tener claro las consignas que da a sus pilotos y aunque para ellos Ocon sea su gran baza vieron como todos que su actitud en Hungría no fue la correcta. Urge una conversación, una reunión entre equipo y pilotos que explique que entre compañeros no se pueden hacer acciones de este tipo. Y, sobre todo, que no es normal que un piloto sea más agresivo con su compañero que con el resto de la parrilla. Alpine debe sentarse con Ocon y explicarle cómo hacer las cosas bien.