Carlos Sainz saca la magia y consigue su segunda pole consecutiva en el circuito maldito de Verstappen

Carlos Sainz va muy en serio. Quiere demostrar, con hechos, por qué Ferrari debería confiar en él para ser el primer piloto de la escudería italiana. El piloto madrileño ha sacado a relucir su gen competitivo y ha conseguido la pole en Singapur, su segunda consecutiva después de la conseguida en Monza hace dos semanas.

Detrás de Sainz saldrán George Russell y Charles Leclerc. Esto supone un pequeño revés para Fernando Alonso, que venía con las expectativas muy altas y sabía que tenía una buena oportunidad para salir primero. Sin embargo, el asturiano aflojó un poco en el último intento y se tendrá que conformar con el séptimo puesto.

Ha sido una sesión de clasificación muy emocionante. Los pilotos sabían que en un circuito como el de Marina Bay podía pasar cualquier cosa. El trazado asiático te obliga a no perder la concentración y un mínimo error te puede dejar en la puzolana.

Y el bombazo en Singapur tuvo lugar en la Q2. Max Verstappen venía avisando que en las calles de Singapur su Red Bull iba a tener problemas. Y así fue. El piloto neerlandés no consiguió pasar el corte y, en la carrera del domingo, se verá obligado a remontar en su circuito maldito, donde nunca ha ganado y donde adelantar es algo prácticamente imposible. Por eso, salir lo más adelante posible es algo obligatorio.

En Q2 los pilotos empezaron a apretar los dientes para marcar un buen tiempo que les diera garantías y, de esa forma, evitar un sufrimiento innecesario. Pero en los últimos minutos todo se agitó más de la cuenta y, con las prisas, los grandes pilotos cometieron una serie de errores.

Como venía siendo habitual, la Q1 en Singapur no sorprendió a nadie. En esta ronda de clasificación, todos los pilotos suelen aprovechar para calentar neumáticos, ajustar algunos aspectos del coche y no se ven grandes registros.

Es decir, la igualdad y la calma responden claramente a lo que sucedió en Marina Bay. Sin embargo, en los últimos instantes, Lance Stroll se fue largo en la recta de meta, se estampó contra el muro y la FIA sacó la bandera roja y decidió interrumpir la sesión porque el coche del piloto canadiense había quedado destrozado.