Luka Modric, un niño de la guerra que empezó como pastor y acabó siendo capitán del Real Madrid

Luka Modric será hoy, por primera vez, capitán del Real Madrid desde el inicio. La lesión de Karim Benzema le hará saltar al césped con el brazalete de capitán por primera vez. El croata ya había lucido el brazalete en Elche y San Sebastián, pero este martes lo hará desde el inicio, por primera vez, a los 36 años. Las salidas de Ramos y Varane le colocaron en el podio de capitanes.

El centrocampista croata fue una apuesta de José Mourinho. Llegó en el verano de 2012 tras unas duras negociaciones con el Totthenham. Tuvo un complicado periodo de adaptación , pero hoy es la referencia absoluta del juego del equipo blanco. Acumula diez años como madridista en los que ha disputado más de 400 partidos y ha anotado 28 goles. 

El ‘10’ se ha convertido en uno de los emblemas del club merengue, donde lo ha ganado todo: cuatro Champions, cuatro Mundiales de Clubes, tres Supercopas de Europa, dos Ligas, una Copa del Rey y tres Supercopas de España. A título individual, el mundo del fútbol se rindió ante él en 2018 cuando ganó el Balón de Oro y también el premio The Best.

Un prodigio del fútbol que descartaron por bajito

Pocos hubieran vaticinado que aquel niño pequeño y excesivamente tímido, que durante un tiempo fue pastor de cabras y más tarde refugiado de la guerra que desmembró Yugoslavia, se convertiría en uno de los mejores jugadores del mundo. Esa ha sido la vida de Luka Modric, una vida marcada por la superación, el talento y la humildad, cualidad que lleva por bandera.

Nació en 1985 y a los cinco años ya pastoreaba cabras en un monte con lobos. Al año siguiente perdió a una de las personas más importantes de su vida: su abuelo Luka, que fue asesinado por paramilitares serbios y de de quien recibió su nombre.

A este niño de la guerra cuyas raíces datan de una remota aldea de los escarpados montes de Velebit lo rechazó algún club cuando era un niño por su baja estatura, algo que, lejos de amedrentarle, hizo que trabajara su destreza para paliar su desventaja física.

Una dura infancia marcada por la guerra

Su familia tuvo que dejar su lugar de origen una vez que los paramilitares quemaran su casa. En la ciudad costera de Zadar, concretamente en los aparcamientos, Modric comenzó a jugar al fútbol, a veces con bombardeos cercanos, y esa entereza ha marcado su carácter en sus posteriores destinos en Zagreb, Mostar, Londres o Madrid.

Esas dificultades, unidas también a los problemas económicos de su familia marcaron su vida y forjaron un carácter basado en la resistencia física y mental. Una fortaleza que le hace marcarse como meta el poder jugar en el nuevo Bernabéu y retirarse de blanco. En el club saben de sus deseos y harán todo lo posible por cumplirlos.